Chile al Día

Condenan al coronel y exalcalde de Providencia Cristián Labbé a tres años de prisión por torturas a estudiante en Panguipulli

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Foto: Agencia UNO

El ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Temuco, Valdivia, Puerto Montt y Coyhaique, Álvaro Mesa Latorre, condenó al coronel de Ejército en retiro Cristián Labbé Galilea, como autor del delito de aplicación de tormentos de Harry Edwards Cohen Vera, iícito perpetrado en noviembre de 1973 en la ciudad de Panguipulli, región de Los Ríos.

 

En el fallo, el ministro Mesa condenó al exoficial del Ejercito a la pena efectiva de tres años y a las accesorias legales correspondientes a la suspensión de cargo u oficio público durante el tiempo de la condena. Además, el magistrado condenó al Fisco de Chile a pagar una indemnización de 30.000.000 (treinta millones de pesos) a Cohen Vera, por concepto de daño moral producto los apremios ilegítimos sufridos en su persona.

 

 

En la etapa de investigación, el ministro en vista logró establecer que en los meses de octubre a noviembre de 1973 el ejército en campaña comandado por el General de Brigada Nilo Floody Buxton, se tomó el control de la ciudad de Panguipulli, realizando un intenso operativo militar el cual fue calificado por la prensa de la época como la llamada “operación peineta”, la que se realizó en la zona cordillerana comprendida entre Concepción y Valdivia, y cuyo objetivo era la captura de personas opositoras al régimen militar.

 

En este mismo sentido, la llamada “operación peineta” fue plasmada por diferentes medios de prensa de la época, entre ellos, un reportaje realizado por el aquel entonces  periodista Eduardo Hunter, quien en su labor de corresponsal de la revista VEA se unió al contingente militar y vestido con ropa de camuflaje se encargó de precisar en su reportaje “viaje al frente” no solamente los lugares que vía aérea  eran rastreados por  militares, sino que además tanto la oficialidad al mando de aquellos, entre ellos un teniente de nombre Cristian Labbé Galilea; como las detenciones e interrogatorios a los cuales eran sometidos los “miristas arrepentidos”, como en aquel reportaje se les llamaba a las personas opositores al régimen, los cuales eran principalmente campesinos del sector.
 
 
Harry Edwards Cohen Vera, entonces de 26 años, viajó a la localidad de Futrono a visitar a unos familiares a quienes esporádicamente ayudada en la compra y venta del negocio familiar. “Encontrándose ya en la casa de sus familiares, irrumpió en aquel domicilio un grupo indeterminado de militares “boinas negras” los cuales procedieron a allanar el lugar y a detener a don Harry Cohen Vera conjuntamente con don Jaime Rozas González, los cuales fueron inmediatamente trasladados hasta el retén de Carabineros de Futrono, lugar donde permanecieron aquella noche para posteriormente ser conducidos por personal militar, hasta un helicóptero que se encontraba posado en la plaza de la ciudad, momento en que se pudo percatar además de la presencia de otras personas en calidad de detenidas”, señala el fallo.
 
 
 
En el helicóptero, emprendieron vuelo a  una zona a la que posteriormente se enteraron correspondía a la de Panguipulli, agrega el fallo. “En el vuelo,se les amenazó con lanzarlos al lago Riñihue pero posteriormente aterrizaron un lugar al que reconocen como una escuela ubicada en la ciudad de Panguipulli, lugar donde él junto a otras 3 detenidos fueron interrogados por quien resultó ser aquel periodista de la revista Vea, el cual les consultó, entre otras, por las actividades de un conocido revolucionario de la zona. Que en este mismo sentido, el aludido reportaje hace precisamente referencia al rastreo realizado en la zona de Futrono destacando la presencia de 4 detenidos y mencionando como uno de ellos el nombre de Juan Rosales, mientras que a un tercero como a “un individuo joven y flaco… el cual manifiesta que se encontraba de visita en la casa de una tía” (descripción física de la época de don Harry Cohen Vera)”.
 
 
 
Harry Cohen Vera al ingresar al recinto que albergaba prisioneros políticos en la ciudad de Panguipulli, pudo observar la presencia de otros detenidos de carácter político con quienes fue encarcelado en una habitación y custodiados por un efectivo militar armado. En estas condiciones y transcurridos dos días, escuchó el ruido de helicópteros que despegaban y aterrizaban en la ciudad, cuando en un momento determinado se percata que la puerta de la habitación es abierta con violencia divisando en ese momento un “enorme militar”, teniente de la época de nombre Cristian Labbé Galilea, fuertemente armado y con ropa de camuflaje quien bajo improperios le ordena que bajara su vista, al mismo instante en que lo amenaza, con una arma blanca (corvo), que le cortaría el cuello. Que en forma posterior y por el carcelero del lugar se entera de la identidad de este oficial, quien le señala el apellido y le manifiesta que “era hijo de un connotado militar”.
 
 
Agrega el fallo que “transcurridos dos días del episodio descrito precedentemente, la víctima fue retirada de su celda con los ojos vendados y con un saco a modo de capucha sobre la cabeza, amarrado de pies y manos, siendo transportado en un camión hacia un lugar que aparentemente pudiera corresponder a una bodega. Que en estas circunstancias fue colgado con las manos atadas a la espalda, permitiéndole apoyarse sólo con la punta de sus dedos al suelo. Que en ese momento es interrogado por 3 militares, respecto de los cuales pudo identificar la voz de aquel oficial corpulento descrito en el punto precedente, quien en forma burlesca realizaba reiterados alcances a su origen semita. Que en dicho interrogatorio conectaron electrodos en su tobillo y muñecas, los cuales en forma sistemática producían descargas eléctricas cada vez más intensas, al mismo tiempo en que era interrogado”.
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  1. Coronel Labbé, digno representante de nuestras gloriosas y nunca vencidas fuerzas armadas, totalmente valientes y firmes con el supuesto enemigo colgado con los brazos en la espalda ( de la misma manera que lo hicieron con mi cuñado y 4 otros cabros de las Juventudes Comunistas y posteriormente asesinados) y electrocutados de apoquito para que revelaran los terribles secretos de los dirigentes de los trabajadores que apoyaban un gobierno legitimamente elegido en la «democracia» chilena. Chile y los chilenos jamás olvidan el «sacrificio» de estos militares para combatir a otros chilenos desarmados, cada 19 de Septiembre, día de las Glorias de Nuestras Fuerzas Armadas, cuando los vemos desfilar rompiendo el piso con sus pasos de gansos adquiridos e imitados a los Prusianos y al ejército de esos nobles Nazis de Hitler. Coronel Labbé, lo que usted y los otros honorables militares a través de Chile hicieron, fué solamente la representación moral y ética de los perros cancerberos de una minoría que es dueña de Chile, por lo tanto, no se sienta mal por esos añitos que le tocan en la cárcel, ya que es el resultado de una labor encargada y bien ejecutada siguiendo el juramento de defender a su Chile en contra de los chilenos o en contra de cualquiera que pone en peligro la legitimidad de los dueños minoritarios de Chile de poseerlo.

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