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17.00 horas: No se ganado nada, pero la calle funciona.

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Ese discurso de que los dos millones de manifestantes en la Plaza Baquedano no se lo puede arrogar ningún partido, que tampoco están las organizaciones sociales es sencillamente subirse por el chorro y no entender ni comprender el país en que viven. En fin así es la derecha.

 

Una Nueva Constitución. La derecha NO quiere.

 

Aún en las precarias condiciones los demócratas condenaron la Constitución del 80 y a sus principales gestores, entre ellos Jaime Guzmán un ex dirigente nacional de Patria y Libertad, que llamó durante el gobierno popular a colocar bombas y destruir puentes.

 

La mejor evidencia del pacto FF.AA Concertación es antes que nada la mantención del modelo y la estructura institucional que favorece justamente al modelo heredado desde la dictadura. Los que fueron a negociar el traspaso de La Moneda a los civiles en Madrid, aceptaron absolutamente todas las condiciones que los militares establecieron. Pinochet impuso que ningún uniformado sería llevado frente a un tribunal para responder por sus crímenes.




 

Sabemos que todo aquello se cae cuando Baltazar Garzón logra la captura de Pinochet en Londres. Es público que es a esa tenacidad y consecuencia de justicia que todo el mundo se haya enterado que junto con ser un general criminal era también un ladrón, y que sus discursos de guerra tenían el sentido del enriquecimiento de su familia y sus cercanos.

 

Nada que envidiar los militares chilenos a otros uniformados gorilas que se repartían países con empresas bananeras norteamericanas. Ambos idénticos, la misma música.

 

La derecha defiende y se resiste a una nueva Constitución y los millones de chilenos que protestan en todas las calles de Chile exigen justamente un nuevo instrumento constitucional, por lo tanto si hay sectores de la sociedad chilena que pueden ufanarse haber sido parte de ese viernes de victoria.

 

No + AFP está desde hace mucho tiempo clamando por un nuevo sistema previsional que supere las pensiones miserables que reciben millones de hombres y mujeres que trabajaron por años. Pensionarse ahora es haber trabajado en los años sesenta y setenta cuando la pobreza era aún mayor en los mismos lugares donde viven actualmente los hijos y los nietos de aquellos trabajadores.

 

Educación de calidad y gratuita. La derecha NO la quiere.

 

La dictadura barrió con la educación pública y la llevó al mercado segregándola, convirtiéndola en un sistema que margina, empobrece y endeuda. Criminal fue junto a la herencia de la dictadura el proceso educativo. Hacer participar a los bancos lo posibilitara Ricardo Lagos convirtiendo un derecho fundamental en un asalto para millones de jóvenes que de manera muy legitima, aspiran a dar pasos en un nuevo modelo que posibilite más movilidad social. A la derecha no le interesa la educación pública de calidad.

 

La derecha es la dueña de sus colegios ricos y bien mantenidos. En esos lugares se va traspasando de familia en familia los actores defensores del modelo injusto que se hace fundamental alterar. Y a cuenta de inventario, los hijos de casi todos los ministros de la concertación y la nueva mayoría no asisten a la educación pública. Mejor explicación no hay.

 

La precariedad en que se encuentra la salud pública es ya inaceptable. Años de espera para tratamientos, falta de insumos, débiles e insuficientes estructuras, falta de hospitales, dejan al desnudo que el modelo optó por proyectos que lucran con un derecho indispensable. Dejaron las compuertas al lucho en la salud para generarle mayores beneficios a los grupos duelos de las clínicas que trabajan con las Isapres. Macabro juego que controla la derecha.

 

Un país que compra ciencia y tecnología está condenado a seguir en el subdesarrollo. A la derecha no le interesa realmente la ciencia, es más rentable para ellos seguir siendo activos actores del monocultivo, y vamos cargando palas con materias primas. Vamos cepillando los recursos naturales mientras generen ganancia. El lucro para la derecha es apellido paterno y materno.

 

Guaidó, el héroe del imperialismo yanqui y sus seguidores tuvo la supina idea de manifestar que los millones de chilenos en la calle exigiendo respuestas concretas a las urgencias, eran financiados por Maduro. Piñera nada dijo ni menos su vocera. Allí es derecha que hace uso maniqueo para sus intereses y cuando no lo son los abandona.

 

Dura derrota a Piñera que Venezuela sea parte del Consejo de DD.HH en la ONU. El Ministro Rivera llamó a toda la puertas buscando el voto en contra y perdió. Guaidó ese oscuro personaje ligado al narcotráfico, que incluso algunos progresistas con aspiraciones presidenciales le han prestado sus altares.

 

No es la Sofofa ni la Cpc los que mayores compromisos tengan con el país. El país a escala humana que al se aspira está en la antípodas de los Kast/Piñera y otros.

 

Justamente estos millones de envalentonados dejaron en mitad de la tormenta a los que se conformaban con algunos pesos más para el salario mínimo. La calle dejó al descubierto una dirigencia sindical corrupta, negociadora, débil y entreguista como la CUT.

 

Nada es nuevo lo que se dice, estas demandas vienen desde hace muchos años. Chile se ha convertido en un país donde el acomodo y la granjerías dejaron un forado en una clase política precaria y mendicante, a la cual justamente hoy, no se le puede regalar el esfuerzo de los que se lanzaron con dignidad al ELUDE con el cual se coloca en la mesa de este tiempo la férrea voluntad de cambio profundo.

 

La derecha pierde una batalla y se la ganaron en la calle y desde todas las esquinas. La derecha pierde también sus próximas elecciones pero eso será posible con la férrea voluntad de que existe la certeza de una dura derrota al modelo, ese es finalmente la batalla de todas las batallas comenzar a sentar las bases de un nuevo modelo.

 

No se ganado nada. Pero la calle funciona.

 

Todavía hay que arrancarle de sus manos el agua que descaradamente roban para beneficio personal postergando a los que también la necesitan. Se debe redactar un nuevo Código de Agua. La derecha no quiere.

 

Los trabajadores de la salud, los profesores, NO +AFP, los sindicatos de pescadores, las juntas de vecinos, los cabildos, allí están los interlocutores válidos para colocar fechas a las propuestas que todo el mundo conoce.

 

La derecha cambia su discurso porque sabe se le está cayendo lo que siempre ha negado. Nunca ha querido hacer más amplios los derechos de las personas, no cambiar el modelo, ni menos una nueva constitución, ellos no la quieren la calle SI,

 

 

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