Columnistas

En marzo y todo el año vamos con todo por una Nueva Constitución p’al pueblo. Si no pa’qué…

El mes de marzo viene combativo. Las fuerzas populares desplegadas en las calles y en los territorios, haremos una demostración de fuerza para dejar claro que queremos subvertir este nefasto orden neoliberal.

 

 

Ya Chile no quiere más de lo mismo, quiere, necesita y exige cambios verdaderos. No más migajas, no más engaños y traiciones.

 

Porque DERECHO a la vivienda, a una salud y una educación públicas, gratuitas y de calidad, son DERECHOS HUMANOS básicos; así como unas pensiones que, efectivamente, garanticen una vejez digna después de toda una vida de esfuerzo y trabajo.

 

¡Urge sin demora que se garantice el inalienable y sagrado Derecho Humano al AGUA! Porque sabemos que en Chile, la falta de agua potable para miles y miles de compatriotas es a causa del saqueo del vital líquido. También estamos claros que la sequía esta íntimamente ligada al saqueo. El modelo forestal y de la gran agro industria despoja el agua a las comunidades.

 

Como muchas otras cosas más, también es imperativo poner fin a las inaceptables zonas de sacrificio que están a todo lo largo y ancho de Chile y que son producto de este modelo de «desarrollo» insostenible.

 

Se trata también, de no seguir viviendo -o sobreviviendo- bajo el angustiante yugo del endeudamiento usurero de los bancos, robo con el cual se enriquecen los banqueros, ellos son los principales saqueadores, son verdaderos delincuentes de cuello blanco y corbata.

 

Aquí lo que esta en disputa es el modelo económico. El reclamo de estas justas demandas, así como la urgente y necesaria renacionalización del COBRE y el LITIO, apuntan directamente a las bases y pilares del modelo económico neoliberal, por esta razón es que el _statu quo_ de las élites ha decidido defender el sistema que le garantiza la reproducción de sus obscenos privilegios a través de la SISTEMÁTICA, GRAVE Y MASIVA violación de los Derechos Humanos y aplicando nuevamente el terrorismo de Estado, tal cual lo hicieron para derrocar al Presidente Salvador Allende e imponer, a sangre y fuego, bajo la doctrina del shock, este modelo económico y político ILEGÍTIMO, injusto y espurio.

 

La historia nos enseña que las transformaciones sociales favorables a las grandes mayorías se gestan en la calle, con la acción, la organización y la movilización. Los cambios se hacen legítimamente luchando contra todo orden social basado en la violencia sistemática y estructural de la injusticia*.

 

Por eso, en estos tiempos convulsos, en estos momentos importantísimos de nuestra historia, debemos ir con todo a cambiar todo lo que deba ser cambiado. Ni más ni menos que eso. No permitiremos más engaños y traiciones al Pueblo.

 

_La Batalla de Chile._

 

Para marzo y para todo el año en adelante, necesitamos coraje, organización, acción, pero, por sobre todo, UNIDAD y más Unidad para lograr un verdadero PROCESO CONSTITUYENTE, el que ya se viene tejiendo desde abajo.

 

Los objetivos populares son claros: una sociedad de justicia social con los derechos económicos y sociales garantizados en una nueva Constitución para un nuevo Chile.

 

TODAS, absolutamente TODAS las encuestas lo dicen. Más del 70% del Pueblo chileno quiere una nueva Constitución para terminar con la Constitución de Pinochet, que es la estructura misma del cuestionado modelo de desarrollo neoliberal.

 

¿Por qué debemos seguir obedeciendo, casi que por inercia, las reglas ilegítimas de un orden que nos niega y que nos está robando y violentando permanentemente?*

 

Desafiar a las autoridades corruptas y coludidas (las del 6%), es un deber moral, porque cuando las leyes no nos protegen ni garantizan las condiciones mínimas para la reproducción de una vida digna, el contrato y el pacto social desaparecen.

 

El pueblo, la gente, cada ciudadano y ciudadana, tenemos el legítimo derecho y el deber de aplicar la desobediencia civil, tenemos derecho a la justa rebelión. Sí, a la REBELIÓN, sin miedo a lo que eso es.

 

 

Aclaro, NO se trata una rebelión destructiva. Se trata de una que nace de la legítima rabia, de la alegre rebeldía, una revuelta que sea transformadora, creativa y constructiva. Una revuelta que sea capaz de REFUNDAR esta farsa de “República” («asunto del pueblo», según su origen etimológico), que lo que está es toda privatizada, ya que de pública, no le queda nada.

 

Toda esta cuestión no es necesariamente algo ideológico, se trata de justicia y de hacer una PATRIA PARA TODXS, la Patria digna y bella que debemos dejar a las próximas generaciones. Y este es nuestro imperativo histórico de entregarle a nuestras hijas e hijos, un Chile justo y sustentable para las próximas generaciones. Es incluso, un tema de supervivencia colectiva, la cual está amenazada por este modelo capitalista neoliberal que científicamente ha demostrado ser autodestructivo e inviable.

 

Por Pablo Sepúlveda Allende.

Fundación Latinoamericana Dr. Salvador Allende

 

 



El Clarín de Chile

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