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ONU, COVID-19 y derechos humanos: alerta a la vigilancia digital

Esta mañana, el Consejo de Derechos Humanos sostuvo su primera conversación informal virtual con Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, sobre las implicaciones de la crisis COVID-19 en los derechos humanos en todo el mundo.

 

Muchos entre los miembros del Consejo de Derechos Humanos llamaron lo que estamos viviendo «el mayor desafío de nuestra generación».

La crisis de COVID-19 ha arrojado inesperadamente a la comunidad mundial hacia aguas desconocidas: la interrupción de las sociedades y las economías está afectando a todos los rincones del mundo.

La crisis también ha sido una lupa para una serie de cuestiones de derechos humanos y ha obligado a las sociedades a realizar intercambios insoportables entre salvar vidas y medios de subsistencia, y entre la salud, por un lado, y la privacidad, la libertad de movimiento y el derecho a reuniones pacíficas, por el otro.

En su discurso ante el Consejo, Michelle Bachelet, Alto Comisionado por los Derechos Humanos, enfatizó que “nadie debe quedarse atrás en el esfuerzo de apoyar a los más afectados por la pandemia de COVID-19 y que las estrategias de salida deben idearse cuidadosamente para garantizar que las sociedades y las personas se recuperen. La solidaridad mundial es necesaria para combatir eficazmente esta epidemia mundial, e insto a todos a trabajar juntos para promover un enfoque fuerte, multilateral, cooperativo y global. La pandemia está exponiendo el impacto dañino de las desigualdades en todas las sociedades, mientras que la universalidad de la amenaza del virus proporciona el argumento más convincente para el acceso universal y asequible a la atención médica. Deben tomarse amplias medidas económicas y sociales en todos los países para disminuir las crisis de la epidemia y minimizar el crecimiento de las desigualdades”.




Los oradores pidieron soluciones multilaterales que respetaran el estado de derecho, así como la igualdad de género y los principios humanitarios. Al advertir sobre el impacto de las medidas coercitivas unilaterales en la capacidad sanitaria nacional, los oradores señalaron que cerca del 25 por ciento de la población mundial se vio afectada por las sanciones.

También, otro tema muy actual, el uso de tecnologías de vigilancia digital, ha sido mencionado antes el Consejo. Este debe cumplir con el derecho internacional y la pandemia no debe marcar el comienzo de una nueva era de vigilancia digital. “Las restricciones relacionadas con COVID-19 no deben exacerbar las violaciones de derechos preexistentes, y las respuestas a la pandemia deben ser proporcionales, con plazos, transparentes y revisadas periódicamente. En consecuencia, los parlamentos, los medios de comunicación y la sociedad civil deberían poder desempeñar su papel”, se pronunció antes el Consejo “virtual”.

“La crisis de COVID-19 es lo que algunos llamaron un cisne negro. Ha llegado inesperadamente a la comunidad global”, declara Elisabeth Tichy-Fisslberger, Presidenta Del Consejo De Derechos Humanos.

“Esta crisis es casi definible como un experimento social a gran escala, pero con un tremendo impacto en los derechos humanos. La solidaridad que presenció, independientemente de las posiciones ideológicas o políticas habituales, le dio esperanza. Lo que está en juego son las vidas humanas y los medios de subsistencia, especialmente los de las poblaciones más vulnerables”, recordó Tichy-Fisslberger. “Si bien algunos de los temas discutidos hoy tendrían que abordarse a corto plazo, se debe tener en cuenta sus consecuencias a largo plazo. Puede existir el riesgo de ver que las medidas de emergencia a corto plazo se conviertan en un elemento vital, cuando en realidad no deberían”, concluyó la presidente, en referencia a la vigilancia digital.

 

Por Elena Rusca (en Ginebra)

 

 



El Clarín de Chile

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  • La humanidad sobreviviente de esta pandemia seguitá utilizando el control digital para asegurarse que sus billetes no pasen a manos de los "otros" y no "me armen motines" ni "revoluciones de color" que molesten al capitalismo galopante de la cual forma parte la ONU y sus "riquísimas comisiones".como la de los DDHH.Si se logra un cambio ,que no se ve por ahora , diremos , "VIVA" y podríamos inventar una humanidad diferente.El palabrerío actual no promete nada.

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