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Las nuevas banderas de Joaquín Lavín: ¿Es posible darse vuelta la chaqueta en Chile?

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 9 segundos

Cambiar de opinión política, darse vuelta la chaqueta es un fenómeno que NO es desconocido en Chile.

Todos pueden en algún momento de su vida irse de algún partido y por diferentes intereses. Hay algunos que han cambiado de religión al encontrar en ese lugar un nicho para juntar votos. Todos conocen el ejemplo del senador Moreira, ese que pidió el raspado de la olla para financiar su campaña.

No cuesta caro cambiar o irse para el otro lado, no se pagan costos.

Al interior de los partidos políticos chilenos siempre han existido diferencias. Muchos han logrado convivir con ellas y otros han optado el camino de fraccionarse para dar forma a nuevas orgánicas y desde allí construir alianzas con aquellos a los que abandonaron.




A mediados de los años sesenta se comenzaron a construir ideas y propuestas que nacen al amparo de los momentos políticos que suceden en el mundo pero especialmente en América Latina, Chile no fue ajeno en aquel fenómeno. Muchos recordarán por ejemplo el nacimiento de MAPU o la Izquierda Cristiana que se sumaron con todos sus esfuerzos al proyecto de la Unidad Popular. En aquel tiempo sus dirigentes eran jóvenes motivados por cambiar el mundo hacer salir de la pobreza a millones de latinoamericanos.

La derecha chilena en menor medida también ha sufrido crisis, pero se han diferenciado por la mirada diferente de la aplicación de sistema capitalista. Hacer como se cambia para que todo siga igual. Un claro ejemplo es el surgimiento del PDC que tiene su matriz en la Falange Nacional. En las elecciones de 1958 aparece Eduardo Frei, demócrata cristiano vencido por Jorge Alessandri abanderado de la derecha.

La izquierda tampoco estaba a ajena a esas vicisitudes. Con un poco de memoria se puede recordar el nacimiento la Unión Socialista Popular USOPO encabezada por Raúl Ampuero, que apoyaron la candidatura de Ibáñez. Salvador Allende en esos momentos un naciente líder socialista no se sumó a ellos. Los tiempos siguientes los volvieron a encontrar en el Congreso.

Nadie se salva de estos asuntos.

Poco conocida es la fracción que al interior del Partido Comunista naciera bajo la opinión del senador Pérez Cotapos a quien se le conoció como el pekinista, pues en el existía una particular adhesión de la revolución de Mao. China era en esos años muy diferente a la de ahora. La gran revolución cultural pretendía la separación de cualquier vestigio de capitalismo, aunque también en su interior cohabitaban diferentes visiones.

En Chile surge entonces el Partido Comunista Revolucionario que también se desarrolló en los sectores industriales, estudiantiles y en el mundo mapuche. Debe destacarse que fueron los primeros en comenzar con las corridas de cerco, que era volver a nuestro pueblo originario sus tierras. Posteriormente lo hace el MIR junto a su frente campesino el MCR.

No ajeno a este asunto está el partido socialista, en el que siempre han existido diferentes fracciones. Basta recordar a los míticos ELENOS donde muchos de sus militantes murieron aportando a los intentos revolucionaros en Bolivia en los años de los hermanos Peredo. La resistente memoria debe llevar al connotado Congreso de Chillán que posteriormente vuelve a la normalidad ideológica el de La Serena justamente donde Salvador Allende vuelve a recuperar con su conocida habilidad política prepararse para la campaña de 1970.

Detalle no mejor era el enorme mundo obrero explotado y pobre donde el referente de la clase obrera era la CUT, muy diferente a la de ahora que ha optado por el camino de los pactos y negociaciones, pero eso son otros asunto.

Entre el reformismo y la revolución fueron las alternativas de los años sesenta. Lo que posibilita el surgimiento del MIR donde concluyen algunos grupos también de izquierda, entre ellos la Vanguardia Revolucionaria Marxista. Sus dirigentes de aquellos años son parte de la memoria con que la resistencia popular se enfrentó a la dictadura militar, pagando un elevado costo de vidas humanas entre sus filas.

El MIR también tuvo lo suyo. El MR2 por ejemplo encabezado por Ruiz Moscatelli y la VOP donde los hermanos Rivera Calderón llegan a la ejecución Pérez Zujovic  quien diera la orden de matar a los pobladores en la Pampa Irigoin de Puerto Montt.

No puede negarse que cambiar de opinión es una alternativa de unos o de varios al mismo tiempo.

Por estos tiempos aparece uno de los líderes JOAQUIN LAVIN, fundador de un partido que nace justamente para validar el criminal legado de la dictadura en el ámbito de los Derechos Humanos y sostener acérrimo del modelo neoliberal. La UDI constituye la esencia de como los grupos económicos que apropiaron a bajo costo de las empresas de Estado que les regaló la dictadura. Así es entendible luego el financiamiento irregular de la política.

JOAQUIN LAVIN es hasta el día de hoy quien será el candidato presidencial de la derecha por quien se hacen esfuerzos los sectores del empresariado al constatar el derrumbe de Piñera y de su gobierno que transita sin rumbo, pero no se trata solamente de los más ricos, también está siendo abandono por un sector de la derecha que da todo por perdido y que de antemano reconoce que el APRUEBO le dará el golpe final.

JOAQUIN LAVIN convertido a la socialdemocracia llama la atención en momentos de la profunda crisis al interior desde la extrema derecha hasta los piñeiranos. Alguno debe salvar los muebles en la mitad de incendio este asunto aún no es trascendental. La derecha debe instalar su derrota como si nada hubiera pasado. Sus intentos por cambiar el nuevo recorrido constitucional es sencillamente salir arrancando hacia adelante.

La UDI está obligada a defender la entelequia de Jaime Guzmán con su modelo excluyente y sectario al que siempre ha financiado la SOFOFA, CPC, y las tantas empresas que se han coludido para meter la mano en los bolsillos de los chilenos.

En la lucha para hacer que Chile sea sostenido por una Nueva Constitución votada por todos los chilenos, se debe recordar a CAMILO ESCALONA, quien dijera públicamente que los que levantaban las banderas de este proceso democrático eran fumadores de opio. Precaria opinión sencillamente porque no logró percibir que Chile tiene su antes y después del 18-0, y que sin aquellas batallas no hubiera sido posible. Lo firmado en 15 de noviembre donde no estuvieron los que trabajaron para que aquello sucediera es victoria de la calle.

Nuevamente ese segmento político se agarró a las tablas de su naufragio.

Desde la esquina de la derecha se instaló el asombro de lo sucedido a LAVIN. Nadie lo acusó de fumar nada, el sencillamente salió de su nicho donde ha vivido siempre y muy cómodo.

CAMILO ESCALONA también sufrió su propia metamorfosis política pero fue condenable. Pidió perdón a la derecha por haber sido parte de los que aportaron al odio durante el periodo 1970-1973 y que el golpe militar dejara a miles de viudas y huérfanos.

Pedir perdón a la derecha chilena es una actitud que está en el centro del negacionismo, algo así como olvidar que cada diciembre recordamos la Escuela Santa María de Iquique, o Ranquil, posiblemente porque fue más sencillo encontrar la puerta abierta de alguna embajada.

Siempre estarán naciendo nuevos referentes políticos y hombres que se cambian de vereda. Allá la derecha con sus fuegos para LAVIN y acá con ESCALONA, pero la diferencia radica en haber abandonado a Carlos Lorca, Ponce a otros tantos no deja espacio más que para la memoria. ESCALONA  milita en el partido de Salvador Allende.

APRUEBO…

 

Por Pablo Varas

 

 

 

 

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  1. Jaime Iturra says:

    Pienso que posible,como ejemplo entiendo que es de la idea de traer gente de los barrios populares a donde el es alcalde,personalmente nunca lo haría pero yo soy un chileno común

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