Columnistas

Carabineros y la necesidad de su disolución

Carabineros de Chile se ha visto envuelto en una serie sistemática de escándalos que van desde los millonarios fraudes al fisco hasta las apropiaciones en  la propia Mutual de sus funcionarios; es decir el dinero personal de sus integrantes.

En medio de la presente crisis ha actuado con singular violencia en contra de los ciudadanos. Resoluciones judiciales han determinado responsabilidades en oficiales y personal subalterno en estos hechos. Hace ya años que ningún general director termina normalmente su periodo al mando de la institución.

Hasta hace poco Carabineros era la entidad estatal que más confianza daba a los ciudadanos, todo el mundo pedía en los barrios más carabineros para la seguridad ciudadana.

¿Como se llegó al estado actual, donde Carabineros concita el mayor repudio ciudadano?

El ser existe en el tiempo, hay que hacer un poco de historia.




Carabineros se fundó el 27 de Abril de 1927 por el entonces ministro del Interior y de Guerra, el coronel Carlos Ibáñez del Campo, que era el hombre fuerte del débil gobierno de Emiliano Figueroa que muy pocos meses después sería reemplazado/derrocado por el propio Ibáñez.

Este coronel venía del ejército donde no era muy querido por sus pares. Por venir de la caballería le motejaban “el caballo”.

La seguridad pública estaba a cargo de varias policías, Ibáñez se reservaba para sí el mando personal de la unidad militar conocida como Carabineros. Era su guardia pretoriana. En esta dirección refundió todas las policías en Carabineros de Chile el que desde su fundación se definió legal y doctrinariamente como una fuerza “militar” destinada a cuidar el orden público interno del país. Es decir un ejército para operar fuera de las fronteras y otro para operar dentro.

Carabineros debutó en la vida actuando como un cruel ejército de ocupación para el general Ibáñez hasta el último día de su dictadura en Julio de 1931.

Este es el centro de gravedad de carabineros, una fuerza militar. Por ello se les puso en primera línea en el eventual conflicto con  Argentina en 1978.

Toda la doctrina es militar en Carabineros. Uniformes, saludos, grados y sobre todo algo que está en la médula de toda doctrina militar, al enemigo se le debe quebrar su voluntad de lucha, ya sea mediante su aniquilación física o de causarles tal terror que no tenga el valor de enfrentar nuevos combates.

Los ejércitos aniquilan; las policías resguardan derechos.

Carabineros fue fundado bajo doctrina  militar impartida por  oficiales alemanes que luego servirían gustosos en el tercer Reich de Adolfo Hitler.

En situaciones de normalidad carabineros actúa, respetuosa y ponderadamente. El problema aparece en situaciones de crisis política y con gobiernos torpes que sólo conjugan el verbo reprimir; allí aparece el ejército que carabineros lleva dentro y que es su definición más esencial.

Carabineros no se ha inhibido nunca a la hora de actuar como el más brutal de los ejércitos de ocupación: la matanza del Seguro Obrero, Puerto Montt., los degollados, ahora la escopeta enceguecedora de Piñera, etc…

Hagamos la comparación con la Policía de Investigaciones, sin ser, salvo los últimos 30 años, una fuerza de pulcritud inmaculada con los Derechos Humanos, no tiene ninguna masacre a su haber y son más antiguos que Carabineros. Se nota la doctrina  de policía francesa que les impregnó Benjamín Vicuña Mackenna.

El problema es que no se puede cuidar el orden público y los derechos ciudadanos con un  ejército. En un hogar debe haber normas, pero los padres no pueden garantizarlas con una ametralladora.

En los últimos 30 años la fuerza punitiva del Estado de Chile se impregnó de un concepto nuevo importado de la relación política y militar de los norteamericanos: que los uniformados no intervienen jamás en política y  esto se corresponde con no revisarles jamás el destino de los presupuestos públicos.

El presidente Piñera es el responsable inmediato del actuar de Carabineros por no haber solucionado políticamente la crisis  política chilena. Pero digamos también que el Estado chileno no tenía una policía uniformada para enfrentar una crisis política, solo disponía de ejércitos, uno con uniforme gris y otro con uniforme verde. La tormenta perfecta.

Hay que crear una nueva policía, Carabineros debe ser disuelto y los políticos asumir sus responsabilidades.

 

ROBERTO AVILA TOLEDO



El Clarín de Chile

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