Columnistas

Mensaje abierto a un enviador de cartas llamado Husein Rezuc

Oiga Don Husein Rezuc, vocero de la Fundación Islámica de Chile, como usted, yo también estoy en contra de la prepotencia e intervencionismo jamás desinteresado de los Estados Unidos en otros países. Me refiero a su carta abierta publicada en Opinión Sur, en la cual usted declara:

 

Sólo bastaron cinco semanas para que el nuevo gobierno de Estados Unidos dirigido por el señor Biden, bombardeara Siria. Pero esta vez y a diferencia de su predecesor estas bombas son inclusivas, con igualdad de género y sin discriminación”.

 

¿Puede usted repudiar una acción deleznable del actual Presidente de USA y por debajo pisotear valores y principios éticos y humanos que han sido y son valores universalmente consagrados aquí en Chile y en toda sociedad democrática y civilizada, tales como la inclusividad, la igualdad de género y la no discriminación?

 

No sé si usted se habrá dado por enterado, pero durante su estada en este país tercermundista llamado Chile, esos valores que usted degrada son valores transversales para nuestra cultura; occidentalizada, mestiza, híbrida o todas las anteriores, llámele usted como quiera. Pero ubíquese. Mi abuelita decía, “al país que fueres haz lo que vieres”. Y cuánta razón tenía mi abuela, ¿no le perece?

 

¿Qué opinaría usted si yo, para condenar el intervencionismo norteamericano, pero viviendo en calidad de extranjera en Siria, recurriera al uso de un lenguaje que interviene con desprecio en los valores culturales de la Siria que me acoge, por ejemplo, contra los valores musulmanes o del islam?




  

Don Husein Rezuc, le escribo para informarle que los valores que usted desprecia, como lo son la inclusión, la igualdad de género y la no discriminación, acá en Chile son parte de nuestra vida. Si bien nos queda camino aún por recorrer como país para que estos valores se consoliden en la convivencia en un 100%, yo quería contarle que estos valores son Objetivos de Aprendizajes Transversales (OAT) para nuestro sistema nacional de educación, valores que se educan desde la más temprana preparatoria e incluso desde prebásica.

 

Si su país se caracteriza por «rechazar la intervención extranjera», déjeme preguntarle si su odiosidad en contra de esos valores nuestros –inclusión, igualdad de género y no discriminación- ¿puede o no ser asumida por alguien que lea sus integrismos como intervencionismo suyo en valores que aquí en este país que lo acoge son parte de nuestro ADN ético y valórico?

 

Por de pronto, obvio que aquí en Chile existe gente que piensa igual que usted (pero es el 10%). Sin embargo, déjeme hacerle otra pregunta: ¿En sus escritos no subyace acaso algo de esas formas “culturales” que en ciertos países teocráticos son lo más natural que se den para los hombres, como por ejemplo, el usar a la mujer como esclava personal, o secuestrar y violar a mujeres y niñas en una guerra civil, entendiendo estas acciones nada más que como “capturas heroicas de trofeos de guerra” que se amparan incluso en el cielo y en el credo?

 

Para ponerlo en contexto, y para que tenga usted un poco más de cuidado con lo que dice en sus cartas, le dejo aquí algunos apuntes; ojALÁ lo hagan meditar:

 

Es cierto que la actual administración de gobierno en Siria no es pro extremismo islámico, y no estoy de acuerdo con la postura de USA en su contra; no obstante, en el curso de la guerra civil que flagela a este noble  pueblo llamado Siria “se han comprobado torturas, asesinatos, fusilamientos, violaciones y saqueos perpetrados tanto por el bando gubernamental de Bashar al-Asad como por el bando rebelde apoyado por Estados Unidos y Arabia Saudí, llegando a ser estos crímenes de una violencia extrema”.

Las víctimas predilectas en estas guerras fraticidas en Siria son las niñas (menores de edad) y las mujeres; insisto, “La violencia sexual contra las mujeres en Siria es un arma de guerra la que aplican ambos bandos”, lo cual te habla de un patrón cultural respecto de cómo se ve y cómo se trata a la mujer entre los hombres de esa tierra. Al respecto, Sarah Leah Whitson, directora de Human Right Watch para Oriente Medio, denuncia que «La violencia sexual durante las detenciones es una de las armas más usuales y más horribles del Ejército sirio y las fuerzas de seguridad del gobierno”, y “la emplean regularmente para humillar y degradar a las detenidas con total impunidad». «Las agresiones no se limitan a centros de detención, ya que las fuerzas gubernamentales y la milicia progubernamental ‘shabiha’ han llevado a cabo agresiones sexuales contra mujeres y niñas (niñas, ¡¡niñas!!) en casas y barrios residenciales». “Tras las mujeres, las niñas en particular son los que reciben torturas peores”.

Brutalmente contrario a valores como la inclusión, la igualdad de género y la no discriminación, “Human Right Watch relata el caso de una mujer del barrio Karm al Zeitun de la ciudad de Homs, la cual explica cómo oyó a las fuerzas de seguridad y a las milicias de la «shabiha» violar a sus vecinas mientras ella se ocultaba en su casa. «Pude oír cómo una niña luchaba contra uno de ellos. Él la empujó y le pegó un tiro en la cabeza», dijo a HRW. «Tres niñas, la menor de 12 años, fueron violadas después”.

Tras sufrir estas vejaciones pocas son las mujeres que lo relatan públicamente ya que temen ser marginadas por su entorno, especialmente por sus maridos. ¡Amén!

Un estudio del Fondo de Población de la ONU reveló que “una de cada tres mujeres sufre violencia intrafamiliar en Siria”.

De acuerdo con Amnistía Internacional, las mujeres de países islámicos o musulmanes, lo que incluye a Siria (por más que sea una de la “más moderada” en términos religiosos integristas), han vivido bajo yugos de sometimiento patriarcal por milenios, siendo la violencia y el maltrato doméstico machista el pan de cada día,  y en nombre de Alá. Las mujeres sufren discriminación en la ley y en la práctica. Existen leyes que ponen a la mujer en una condición de dignidad claramente inferior a la de los hombres, y ello al amparo de la Ley de la Condición Personal.  Las mujeres y las niñas no están protegidas frente a la violencia intrafamiliar. Delitos violentos cometidos por hombres contra mujeres atenúan y absuelven su culpabilidad cuando los hombres invocan la prehistórica excusa del “honor” de la familia, por encima de la atrocidad que ejecuten estos hombres en contra de “sus esclavas” (y porque así Alá lo exige). Nada hay en el cerebro de estos hombres que toque o roce siquiera el manto de valores como lo son la inclusión, la igualdad de género y la no discriminación, sobre todo cuando se trata de respetar a niñas y a mujeres.

En resumen, por más que concite adhesiones la dictadura “no integrista” de Bashar al Asad en Siria, no son pocas las organizaciones y países que esperan que éste sea juzgado por delitos de lesa humanidad, en particular porque éste ha amparado formas de brutalidad inimaginables en contra de las mujeres, niñas, niños; aunque subráyese: sus opositores operan con esa misma lógica.

Es decir, hay países para cuyos habitantes -específicamente los hombres- es urgente que conozcan qué es, qué significa, cómo se viven valores tales como la inclusión, la igualdad de género y la no discriminación, en particular en lo referido a cómo los hombres en estos países ven y tratan a las mujeres, ¡y en el nombre de “Dios” (=Alá).

Cerrando, no tiene absolutamente nada que ver la prepotencia de Estados Unidos en contra de otros países con su repulsa mal disimulada en contra de valores universales como lo son la inclusión, la igualdad de género y la no discriminación.  Si aplicáramos aquí su lógica, los que más correrían peligro entonces en este país serían personas como usted, en su condición de extranjero. ¡Bienvenido a Chile, Don Husein Rezuc, pero por favor, no nos venga a inocular con integrismos prehistóricos. Ya tenemos suficiente con la pandemia.  Porque… ¿qué tiene que ver un bombardeo (repudiable) de Joe Biden en contra de un país extranjero con sus misóginos “valores”?

Con mi memoria clavada en todas esas mujeres y niñas citadas en esta carta, y con Samuel Paty en mi corazón  -el profesor que fue decapitado en Francia por enseñar caricaturas de Mahoma en clases el año pasado-, y contra toda misoginia, machismo y fanatismo integrista teocrático que quiera ampararse y camuflarse en Chile, le saludo muy cordialmente.

 

Por Micaela Huala

 



El Clarín de Chile

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