Poder y Política

La importancia del debate en torno a la Convención Constituyente

Lo más pertinente han sido algunos emplazamientos políticos democráticos, tales como que sin libertad a los llamados presos políticos de la revuelta no hay convención, o las ideas lanzadas de comenzar con gesto de reparaciones históricas: declarar ilegítima la Constitución del 80 negando el pacto Lagos-Longueira y que la Machi Francisca Linconao presida la convención. También ha sido importante mostrar el perfil de cada uno de los «independientes no neutrales» varios con pasado concertacionista y denunciar los conflictos de intereses de algunos constituyentes. Esto ha sido principalmente, hasta el momento, en torno al tema del agua, es posible que el veto que esperaba la derecha funcione al revés, es decir para excluirlos cuando exista conflicto de interés, o que sería muy razonable y justo.
Hemos tenido una semana intensa en lo político después del duro golpe dado a la derecha y a los partidos políticos que se alinearon a su programa neoliberal. Los resultados de la elección de los constituyentes dejan ver la ruptura al duopolio político criticado por las fuerzas de izquierda más radicalizadas que se desprendieron de este proceso democrático.
Lo relevante es que aparecen fuerzas políticas de izquierda más progresista que logran instalarse como protagónicas y queda la posibilidad abierta para alcanzar un acuerdo más amplio y pluripartidista. Por lo visto, en estos días la concertación en su conjunto se estaría marginando de este proceso apostando a representar el centro, sacando cálculos, como siempre más próximos a la derecha. Cuando ganó la UP sin duda fue por el consenso pluripartidista, con Allende a la cabeza en aquella ocasión el Partido Socialista aparecía lejos del centro. Si esta lectura que hago del movimiento de la autodenominada centro izquierda el riesgo del veto que persigue la derecha sigue estando latente.
Por otra parte, el debate constituyente se ha encendido, por ejemplo, hay curiosidad en saber quiénes son los independientes que lograron conseguir un puesto, se respira un cierto triunfalismo popular que incluso los medios de prensa convencionales han hecho notar, esto debería ser una alarma para seguir en la pugna sin descanso a pesar de que veamos a la derecha derrotada, ya que no se dará por vencida y tiene viejos aliados.
Lo más pertinente han sido algunos emplazamientos políticos democráticos, tales como que sin libertad a los llamados presos políticos de la revuelta no hay convención, o las ideas lanzadas de comenzar con gesto de reparaciones históricas: declarar ilegítima la Constitución del 80 negando el pacto Lagos-Longueira y que la Machi Francisca Linconao presida la convención. También ha sido importante mostrar el perfil de cada uno de los «independientes no neutrales» varios con pasado concertacionista y denunciar los conflictos de intereses de algunos constituyentes. Esto ha sido principalmente, hasta el momento, en torno al tema del agua, es posible que el veto que esperaba la derecha funcione al revés, es decir para excluirlos cuando exista conflicto de interés, o que sería muy razonable y justo.
Insisto lo más importante de las elecciones constituyentes es que aparece la posibilidad para vencer a la fuerza duopolica de la posdictadura que se dio en la transición neoliberal. Desde esta perspectiva lo más importante es bloquear los residuos neoliberales que podrían intervenir en la redacción constitucional y en lograr asegurar la dignidad de los ciudadanos que se manifestaron con radicalidad desde octubre 2019.
Este espíritu de transformación política tiene pendiente un consenso mayoritario y la participación de los que aún no han vuelto a las urnas. Lamentablemente los candidatos presidenciales de la izquierda progresista destacan al interior de sus partidos, pero no son tan populares, ambos fueron maltratados por manifestantes en la Plaza de la Dignidad, todavía les queda tiempo para convertirse en representantes populares y las fuerzas a favor de la transformación social tienen que abrirse al encuentro ciudadano que podría volver a abrir las grandes alamedas.
Finalmente, quiero señalar que queda otra gran tarea pendiente que se consigue en las urnas, esto es las elecciones parlamentarias. Hay que volver a recordar que es necesario que se «vayan todos» o la gran mayoría y hacer por fin que esta institución republicana sea de auténtica representación popular lejos de la élite criolla y de los operadores políticos que buscan el enriquecimiento individual y familiar.
Por Alex Ibarra Peña



El Clarín de Chile

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