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La defensa de la Convención, las piedras y los pecados

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 29 segundos

No hay mayor responsabilidad política que defender la Convención Constitucional del embate de la ultraderecha. El asedio que comienza a sufrir no va a parar.

Ya estará desplegado el plan para intentar terminar con el riesgo que significaría despertar alguna vez con la educación como derecho, sin estado subsidiario, con otra policía, sin Tribunal Constitucional, con las riquezas del país para el país, con los uniformados obedeciendo al poder civil, entre otras maravillas.

Hay que defender la Convención Constitucional incluso de quienes, por defenderla, le hacen daño.

Cometen un grave error quienes llaman a comprender la dimensión humana de un cagazo histórico. La responsabilidad política de Rojas es muy grande como para compasiones y perdones. Lo que corresponde es comparar su comportamiento ético con las ideas enarboladas en la plaza, con aquello por lo cual la gente lo eligió.




La lucha del pueblo no limita solo con cuestiones de carácter económico, reivindicativos o históricos. Lo que estalló magníficamente en ese octubre de leyenda, se relaciona con aquellas conductas que hacen la diferencia entre la ultraderecha, pinganilla, criminal, cruel, explotadora y mentirosa y que está en la base de la cultura dominante, con lo que el pueblo exige, necesita y merece.

Se trata de aprovechar la instancia creada por la cobardía de Piñera para deconstruir la cultura pinochetista.

Ahí se van a librar las batallas más y trascendentes del último tiempo. Y la bestia herida de la ultraderecha hará todo cuanto esté a su alcance y más allá, para evitar que la CC haga su trabajo que ya se perfila como demoledor para el orden.

Hasta ahora ha intentado por la vía de vomitar un racismo y un clasismo desatado que se ha visto en breve debilitado por su naturaleza brutal, extemporánea y burda.

Ha hurgado en la vida privada de los convencionales a la siga del dato que lo exponga como un inmoral o tramposo. Ha violado la ley haciendo públicos datos médicos y del Registro Social de Hogares con el propósito de denunciar a aquellos convencionales que siguen recibiendo el IFE.

No se van a detener.

Acorralada, la ultraderecha en breve hará uso de herramientas más invasivas y peligrosas. Hay que esperar que la violencia física, la extorsión y otras operaciones propias de aparatos de inteligencia, se dejen ver. Intentarán, contaminarla, desprestigiarla

Y luego que todo eso falle, no hay que descartar que la derecha se reste de seguir participando en la Convención, en un intento postrero de quitarle representatividad, seriedad y legitimidad.

O algo peor.

En el intertanto, muchas voces, algunas bien intencionadas y respetables, hacen esfuerzos por bajar la gravedad de lo hecho por el convencional Rojas.

La delicada condición de esa instancia, y la muy especial situación de debilidad del régimen, obliga a reaccionar de la manera más drástica ante una conducta que pone en riesgo el más grande valor de la Convención: que puede ser un paso definitivo para el efecto de herir de muerte y en lo más profundo, al orden dominante.

Los constitucionales tienen una enorme responsabilidad: resistir al embate de la ultraderecha que hará lo que sea por evitar que la constitución de Pinochet/Lagos, sucumba solo por la irresponsabilidad y cobardía de Piñera.

Tenga presente que la ultraderecha tiene para su favor el concurso de las agencias de espionajes del Estado: la ANI, las policías y las fuerzas armadas.

¿Luego vendrán acciones de mayor envergadura: secuestros, accidentes casuales, suicidios y desapariciones?

De manera que quienes buscan en el comportamiento de Rojas rastros de un ser humano abrumado, angustiado por las debilidades propias de cualquiera, deben desprenderse de esa comprensión asentada en las falencias de las que sufren aquellos que deberían lanzar la primera piedra.

No es así.

El suscrito es un mentiroso de rango mayor, tiene por algunos pecados carnales el mayor de los respetos y cariños. Peor aún, ha deseado las mujeres de todos sus prójimos a condición de que haya mérito.

Y, aun así, sigue entendiendo que puede lanzar todas las primeras piedras que sean necesarias por cuanto sus pecados, si acaso, afectarán a sus amigos que escucharán sus mentiras, profitarán de sus robos y, a lo sumo, no verán con buenos ojos que mire con lujuria a sus mujeres.

No es el caso de quien tiene una responsabilidad que quedará escrita en los libros de historias que mi hija de cinco años leerá en un futuro que está a la vuelta de la esquina.

 

Por Ricardo Candia Cares

 

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Escritor y periodista

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  1. Felipe+Portales says:

    Discrepo del artículo. El mayor problema que afecta la Convención está en los que quieren conservar el quórum de los dos tercios. Y ya ha quedado claro que dicho quórum NO SOLO le interesa mantenerlo a «la derecha». Es obvio que ya dicho quórum no le sirve a ella… salvo que ¡siga pasando lo que ha pasado en los últimos 30 años! Esto es, que TODO se haya consensuado entre la virtual derecha concertacionista y la derecha tradicional; incluyendo ¡la actual Constitución suscrita por Lagos y todos sus ministros. Y, para seguir haciéndolo, ambas tienen claramente tienen más de un tercio…

  2. Renato+Alvarado+Vidal says:

    Incluso el intento de defensa del Sr. Rojas resulta indigno al pretender victimizarse, y tampoco vale esperar la absolución luego de un «yo pecador me confieso», eso que se lo deje al Senador Moreira.
    La permanencia del Sr. Rojas en la CC es insostenible; mientras más tiempo se mantenga allí, mayor será el daño.

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