Perú tiene tratado de extradición con Estados Unidos, proceso que es largo debido a las diferentes etapas  que debe cumplir: en primer lugar, la Corte Suprema peruana debe aprobar el cuadernillo de extradición, que ha sido enviado al poder judicial de Estados Unidos, que, a su vez, designa un juez especial, en este caso, del estado de California, lugar de residencia actual de Toledo y su familia; en segundo lugar, el juez determina si el demandado es extraditable o no, es decir, que si el gobierno solicitante da las garantías de un debido proceso en el país de origen; en tercer lugar el juez, en este caso, se pronunció que el ex Presidente Alejandro Toledo era sujeto de extradición; en cuarto lugar, el acusado puede recurrir al habeas corpus; en quinto lugar, el Secretario de Estado Norteamericano debe decidir, en última instancia, si envía o no a Toledo a su país, Perù, para que sea juzgado; en quinto lugar, el extraditado irá esposado “de pies a cabeza”; en sexto lugar, el gobierno de Perú sólo podría juzgar a Toledo sobre la base de los delitos contenidos en el cuadernillo de extradición.

Los escenarios en Perú, aunque distintos, tienen alguna similitud con la extradición de Alberto Fujimori, aprobada por la Corte Suprema chilena que, durante el juicio, el magistrado peruano se vio en serias dificultades, pues fue necesario agregar algunos delitos que no estaban consignados en el libelo de pedido de su extradición; en el caso de Toledo, en cuadernillo está bastante completo, por consiguiente, el poder judicial peruano no tendría muchos problemas en proceder a la acusación del ex Presidente Toledo.

La acusación contra Toledo se basa en el testimonio de Jorge Barata y Josef Maiman: el primero, encargado de la empresa brasileña Odebrecht, en Perú; el segundo, un amigo personal de Toledo, residente en Israel. Ambos fueron declarados testigos protegidos, viéndose obligados a confesar sobre  todos los delitos cometidos por el ex Mandatario.

Barata denunció a Toledo de haber pedido dinero, (y de forma insistente y hasta grosera), a fin de que se aprobara la construcción de la carretera transoceánica, cuyo financista fue Odebrecht; en cuanto a Maiman, fue quien destapó el movimiento de ECOTEVA y, sobre todo, las compras inmobiliarias, (ahí se encuentra implicada la suegra de Toledo, Eva Fernendurg, quien adquirió lujosa propiedad en un barrio exclusivo en Lima, cuyo valor supera los cuatro millones de dólares). La explicación de Toledo con respecto al origen del dinero de su suegra fue, a todas luces, cómica, al sostener que lo había recibido de una “indemnización” a familias judías, víctimas del holocausto.

La Fiscalía peruana pretende solicitar también la extradición de la esposa de Toledo, Elian Karp, de origen belga-judío quien, al igual que Nadine Heredia, (la mujer del ex Presidente, Ollanta Humala), tenían en la palma de la mano a su “milico” y a su “cholo”, respectivamente; ambas se odiaban al comienzo y, ahora. “se consideran amigas del alma”). El “cholo” Toledo pasó de  líder en la lucha contra Alberto Fujimori a convertirse en un ladrón, alcohólico y abusador de poder, lo cual prueba que la teoría del “mérito”, propia del capitalismo, es enteramente falsa: Toledo tuvo una infancia miserable, pero una vez convertido en rico de la noche a la mañana, demostró un arribismo y amor inconmensurables por el dinero.




El Juez norteamericano, que lleva la causa en contra del ex Presidente Toledo, acaba de rechazar la libertad bajo fianza de Toledo, alegando el peligro de fuga que, en este caso, sería muy probable, pues se encontró, en el allanamiento a su morada, una gruesa cantidad de millones de dólares, por consiguiente, tendrá que pasar en prisión en Estados Unidos el tiempo que resta para que se concrete la extradición.

Alejandro Toledo, a sus 75 años, puede perfectamente morir en la cárcel, pues las penas por los delitos por los cuales sería condenado llegarìan,  por lo bajo, a veinte años de presidio. La otra alternativa sería la de declararse testigo protegido, y acusar a todos sus cómplices, entre quienes destaca, el ex Presidente Pedro Pablo Kuczinski, (hoy en prisión domiciliaria, por algunos delitos cometidos cuando se desempeñaba como ministro en el gobierno de Toledo).

El problema para el alcohólico y adicto a las drogas, Alejandro Toledo, sería el de soportar la abstinencia de estos tóxicos. De seguro, el Secretario de Estado Norteamericano aprobará la extradición del expresidente Toledo, tal cual lo hizo la Corte Suprema de Chile con Alberto Fujimori.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

26/10/2021



El Clarín de Chile

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