Poder y Política

Los demócratas unidos contra el fascista católico del Frente Social Cristiano (FSC) de José Antonio Kast

La derecha después de Augusto Pinochet sólo posa de democrática cuando tiene seguro el acceso al poder: es una torpeza el creer que los partidos políticos de la reacción se interesan por los derechos humanos y ante el miedo de un posible triunfo de izquierda, abre la “caja de pandora” para mostrar, por medio de argumentos de terror que, de ganar Gabriel Boric, Chile se convertiría en una “Chilezuela” y, para otros, la Argentina “peronista”. Boris logró detener, días antes de la elección del 21 de noviembre, la comparación con los déspotas nicaragüenses, (Daniel Ortega y la “bruja” Rosario Murillo, nepotistas, corruptos y ladrones), al rechazar en forma rotunda esa dictadura, semejante a la de los Somoza.

El ultra-izquierdismo – los termocéfalos – han sido siempre los mejores aliados de la ultraderecha, y Kast supo aprovechar bien el miedo como arma para terminar por aglutinar a la derecha temerosa. A diferencia del Vox en España – franquistas redomados – Kast dejó de lado aquello de la derecha cobarde y terminó convirtiéndose en el adalid de los partidos políticos que tienen como héroe a Augusto José Ramón, (alias “Daniel López” para perpetrar sus robos al erario público).

Es cierto que la votación del candidato del oficialismo, Sebastián Sichel, fue superior a la esperada, sin embargo, al no alcanzar su porcentaje de votación para la segunda vuelta, la totalidad de la derecha, en este definitivo balotaje lo haría por el candidato ultraderechista-franquista y católico fanático, José Antonio Kast.

La tontería humana, convertida en ciudadano, suele engañarse con los cantos gregorianos de los candidatos fascistas de la ultraderecha, que se visten de demócratas con piel de oveja. Las sonrisas socarronas, hipócritas y autosuficientes de Kast – ya que  estamos en temas bíblicos – no son muy distintas a las de la serpiente que engañó a la ingenua Eva, en aquellos remotos tiempos del “paraíso terrenal” (oasis que se antojan no muy distintos del pésimo gobierno del Presidente Sebastián Piñera).

La ultraderecha conservadora no es nueva dentro de la historia mundial: en Francia fueron los antisemitas, partidarios de Philippe Pétain; luego, en Argelia se expresó mediante el terrorismo militar; en España, hacia los años 30, la derecha se escondió, bajo el lema de SEDA, (derechas autónomas españolas), cuyo líder era José María Gil Robles, colaborador de José Antonio Primo de Rivera y del monárquico Calvo Sotelo. En la guerra civil el liderazgo pasó a Francisco Franco, admirado por el dictador Pinochet y, ahora, por los seguidores de Kast, en Chile.




Los cándidos abundan y, además, tenemos a los imbéciles, que se auto-titulan de anarquistas o de izquierdistas, que ignoran la historia del socialismo y, finalmente, terminan favoreciendo a la derecha extrema. No en vano el sectarismo del Partido Comunista de los años 30, que llamaban “social-fascista” a los socialdemócratas, abrió el campo al triunfo de A. Hitler.

Volviendo a las elecciones de ayer, en Chile, la mayoría de los periodistas se sorprendieron con el tercer lugar, obtenido por “el papito corazón” Franco Parisi, que obtuvo una gran votación en las regiones del norte del país, lo cual presagia que muchos de estos votos irían a José Antonio Kast, (hay que considerar que Parisi, en su primera incursión como candidato a la presidencia de la república obtuvo 600 mil votos, aventajado por otro de los candidatos, Marco Enríquez). El votante de Parisi se caracteriza como el lumpen-ciudadano, que no comprende que la anti-política no es otra cosa que la antesala del cristianismo fascistoide y fanático.

En cuanto a Kast, a diferencia de Diego Portales, “el escéptico del poder” – como lo retrata el historiador Alfredo Jocelyn-Hot – que creía en los curas y no en Dios, y se reía de Mariano Egaña, tildándolos como beatos y malos, Kast cree en Dios, invocándolo para que junto con Pinochet abogue para que voten por él, (cada día se parece más al patriarca de la Novicia Rebelde).

Aún resta un escaso mes para evitar que, en Chile, tengamos como Presidente a un autoritario que encarna, en sus diversas facetas, a cuanto tirano se ha apropiado del poder.

La gran derrotada en las elecciones de ayer fue la candidata Yasna Provoste: su Partido, la Democracia Cristiana, está en fase terminal y, ahora, ni siquiera va a poder penar en el escenario político, (algo similar ocurre con el resto de los partidos que integraron la Concertación y, posteriormente, la Nueva Mayoría, pues los Partidos Radical, Socialista  y PPD no tienen otro camino que el aliarse, como partidos minoritarios, al resto de la izquierda).

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

22/11/2021

 



El Clarín de Chile

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