El país ha sido notificado de la estrategia de sabotaje a la Convención Constitucional que se desprende desvergonzadamente del texto de los Amarillos por Chile, en el que figuras de la exConcertación llaman sugestivamente a «no abandonar el proceso de forma precipitada».

Es decir, abandónenlo, pero de manera ordenada, con objetivos precisos y en los tiempos adecuados.

¿Sedición? Sí. ¿Vergonzoso? No.

Hay que decir, eso sí, que la calificación cromática en el caso de las personas de ese listado, en su intento provocador y con un toque sarcástico, no corresponde. (Un dato algo extraño: todas las celdas en las que he estado preso eran amarillas.)

En política, y en la historia, se aplica el concepto amarillo o amarillismo al que diciéndose rojo o habiéndolo sido, derivó en posturas algo más tibias o menos revolucionarias: es el color de los traidores. El diccionario lo define como aquellos trabajadores que defienden a los patrones y no a sus compañeros: el que se cambió de bando.




En otras palabras, para ser amarillo es preciso primero haber sido rojo o haber defendido a los trabajadores, a los explotados, al pueblo: no es el caso de quienes hablan, con cierta razón, desde el miedo, con un toque que quiere ser agudo y no llega sino a una mueca ridícula.

Cada uno de esos personajes representan todo lo que la gente odia y desprecia y son, por los efectos de sus gestiones en la cosa pública, los responsables directos de aquello que estalló en ese Octubre de leyenda y que derivó en lo que los tiene con indigestión.

La perspectiva de una derrota que los destine a la sentina de la historia ha detonado su profunda desconfianza en la democracia, el desprecio a todo lo que huela a cambio y el peligro que eventualmente podrían correr sus posiciones de riqueza, impunidad y poder.

Eso es otra cosa, de otro color y con olor.

En estas líneas alguna vez avizoramos que entre los planes para sabotear una constitución que se les puede venir encima, la ultraderecha iba a poner sobre la mesa la opción del retiro total. Pero, como vemos en este llamado, las señales indican que ese peligro está a la vuelta de la esquina propuesto por la exConcertación.

Una manera de deslegitimar lo obrado por la Convención Constitucional, efectivamente, es que se retiren los representantes de la ultraderecha y sus aliados de la exConcertación para acusar que la nueva Carta Magna será solo la opción de sectores de la ultraizquierda, de violentistas, extremistas, etc.

Además de acusar la dictadura de la mayoría de pasar por sobre la democrática minoría.

El listado que firma esa llamada sediciosa está proponiendo la necesidad de afinar un plan que dé en el tacho de la basura con la Convención Constitucional. No se trata de una legítima opinión política en la que un grupo de notables, aunque sean los responsables de todo lo que la gente odia, se proponga entregar como insumo al proceso.

Simplemente están llamando a patear la mesa y no se van a quedar solo en declaraciones públicas.

La Democracia Cristiana tiene mucha experiencia en desestabilizar gobiernos aliada con la ultraderecha y financiada por la CIA. Y los otros, sin quedarse atrás, han hecho lo suyo en términos vitales viviendo de la sinvergüenza, exacciones, acomodos, pagos inmorales,

No son amarillos: son solo los lamentos desesperados de una banda de sinvergüenzas y aprovechadores que avizoran un futuro en el que seguir aprovechándose de la gente y sus ilusiones se les pone cuesta arriba.

Eso, más que emitir un cierto color, más bien deja como rastro un olor bastante cercano a lo podrido: el de esas ruinas humanas que la historia pondrá en el panteón del nunca más.

 

Por Ricardo Candia Cares

 

 

 

 



El Clarín de Chile

Ver comentarios

  • CC , pobladores chilenos, barrios, comunas lúcidas del apruebo....no escuchen los cantos de sirena de los
    AMARILLOS que son sólo un hato de traidores sediciosos en busca de robarse el pan del pueblo otra vez.
    Que la Convención Constitucional siga adelante con cambios que hagan aullar a nuevos Kastianos y nos permita conocer nuestros enemigos amarillos.

  • YO LOS LLAMO Y CONFIRMO COMO AMARILLOS CON TENDENCIA AL ROSA MEXICANO, algo así como fue durante decenas el llamado PRI o Partido Revolucionario Institucional el que poco a poco incorporo a todos los colaboradores de Porfirio Diaz, el dictador al cual derrotaron.

  • Excelente descripción de la banda de facinerosos que no duda en autodenominarse como "amarillos", un concepto abominable.

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