Poder y Política

Breve mirada a las divisiones históricas en la Izquierda (I)

Introducción

La característica fundamental de la Izquierda en su historia es su eterna división, tanto a nivel interno como entre organizaciones de Izquierda.

Aquí definimos la Izquierda como aquella que lucha por la justicia social y contra la explotación del trabajo por el Capital, pretendiendo la abolición del Capitalismo y la construcción de una sociedad Socialista.

Estas divisiones se expresan en la formación de facciones[i] . Algunas por la distinta caracterización que se hace de la realidad, los problemas existentes y por lo tanto, los caminos para resolverlos. Las facciones creadas por esta razón son llamadas por algunos facciones por principios. La causa de muchas otras divisiones, ocurren por intereses del poder por el poder. Beneficios políticos y personales para los miembros de la facción. Son las llamadas facciones por interés[ii].

En unas y otras existen líderes con una visión particular de la realidad pero sobretodo de su propio papel en la organización, a quienes siguen grupos de militantes. Ambiciones personales desmedidas o una sobrevaloración de sus propias capacidades escondidas en una falsa modestia caracterizan muchas veces a estos líderes.




La breve reseña que sigue muestra algunos ejemplos históricos arbitrariamente escogidos para confirmar esta historia de divisiones. Esta es la visión de un ex-militante de base. No tiene la pretensión de ser ni completa ni detallada. Todas las correcciones y observaciones son bienvenidas.

 

Un poco de esa Historia

Toda organización política se define ideológicamente observando todos los elementos económicos, sociales, culturales, históricos y políticos que la caracterizan, además de la situación mundial que influye en la realidad local. Y todo ello en un momento histórico definido. Con ellos define su quehacer político y objetivos.  En las organizaciones que se reclaman del marxismo, el análisis de la «formación social», como a esto se llama, es obligatorio.  Caracterizar el Estado, los poderes dominantes y la estructura de clases existentes, sus características y el poder que tienen. Los problemas estructurales presentes, etc. No habrá acción partidaria en cuanto esta cuestión fundamental no quede resuelta. Ella determina la línea política a seguir. Es en este marco que las organizaciones perfilan su identidad y los principios que los mueven así como su propio rol en la arena política y social.

Estas definiciones son la línea demarcatoria entre organizaciones de Izquierda, las que a menudo impiden su trabajo en conjunto. Y esto, a pesar de que a veces sus declarados objetivos finales son los mismos: llegar al Socialismo.

A veces estas distintas visiones provocan fraccionamientos al interior de una misma organización. Los militantes se alinean interpretando diferentemente aspectos de la realidad. Son las facciones por principios arriba indicadas. Otras veces el fraccionamiento tiene fines menos dignos, las llamadas facciones por interés también ya descritas.

 

Los análisis de la coyuntura

Si los estudios  sobre las sociedades y el Estado son numerosos en cada época histórica, los llamados comunmente análisis de coyuntura, análisis del tiempo presente o la historia reciente de acontecimientos y sus consecuencias futuras, son permanentes. Normalmente estos análisis son hechos en el inicio de nuevos ciclos políticos. Por ejemplo a propósito del Plebiscito constitucional último cada grupo grande o pequeño de la Izquierda chilena haya hecho su propio análisis de coyuntura sobre el fracaso de la Convención Constitucional (CC), fijando así su derrotero a seguir. Estos análisis han sido lo suficientemente divergentes – nadie quiere nunca cargar con las derrotas – al punto que han logrado demorar la reacción frente a esto por una parte y mantener de alguna manera el desconcierto, desazón e inmovilidad de muchas(os) por la otra.

 

Algunos ejemplos de la Historia

Discutir si acaso es posible cambiar la sociedad procediendo con reformas progresivas al Capitalismo o simplemente por métodos violentos para necesariamente destruir el aparato del Estado y su substitución por otro Socialista ha sido sin duda un elemento central en la discusión y división de todos los Partidos y movimientos que se declaran socialistas. Su ejemplo clásico es aquel del Partido Bolchevique ruso. Desde su inicio estuvo dividido entre dos fracciones irreconciliables:  bolcheviques y mencheviques que representaban estas dos visiones contrapuestas.

Las divisiones internas por razones ideológicas son también una constante por ejemplo en la historia de las cuatro organizaciones Internacionales marxistas creadas desde 1864 hasta la Cuarta Internacional trostkista de 1938. Una historia de divisiones, expulsiones mutuas y purgas, muchas veces violentas. La mayoría de ellas acontecidas durante la dictadura de Stalin.

Desde la Primera Internacional (oficialmente llamada Asociación Internacional de Trabajadores) creada por Marx y Engels en 1864, donde fueron expulsados los anarquistas de Bakunin, la Segunda Internacional creada por Engels en 1889 donde se dividieron socialistas revolucionarios y reformistas conforme apoyaban o no sus países en la Primera Guerra Mundial. La Tercera Internacional o Internacional Comunista creada por Lenin y los Bolcheviques en 1919 de la que fueron expulsados los troskistas, disuelta más tarde en 1943 por Stalin. Los trostkistas crearían más tarde en 1938 la Cuarta Internacional. Criticaban a los comunistas del PC Ruso  por abandonar la lucha internacionalista por el Socialismo, a propósito de la propuesta «teoría del Socialismo en un solo país» defendida por el PC ruso. Posteriormente esta última Internacional ha tenido otras divisiones que la han debilitado.

En el siglo XX aconteció la muy importante pugna entre comunistas rusos y comunistas chinos, (además de los comunistas de Albania que tuvieron diferencias con los dos anteriores) que tiene una larga historia de diferencias ideológicas y políticas. En ninguno de esos dos países impera hoy el Socialismo.  Sus respectivos intereses económicos y estratégicos en la lucha contra el imperialismo norteamericano son los que están en el origen de sus crecientes relaciones. En el caso chino, la pragmática aproximación ideológica actual del «Socialismo con características chinas» o «primera fase del socialismo chino» como se caracteriza oficialmente, fue vulgarizada con la famosa metáfora de Deng Xiao Ping: no interesa saber si el gato es negro o blanco. Lo que interesa es saber si caza ratones. Esto es, no interesa saber si el sistema chino es Capitalista o Socialista. Lo que interesa es saber si funciona. De que funciona, no hay dudas. Casi tres décadas de desarrollo económico frenético lo confirman. He aquí material para otra discusión: saber qué tipo de sociedad tiene China. En la medida que China se instale a futuro como primera potencia mundial esta discusión será – ya lo es – otra fuente de divisiones en el seno de la Izquierda.

En Latinoamérica escogemos como ejemplo Revolución Cubana por la importancia regional que tuvo y tiene para el conjunto de la Izquierda.  Hablamos de la crítica y lucha ideológica que tuvo el Partido Comunista Cubano con el movimiento del 26 de Julio dirigido por Fidel hasta antes del triunfo de la Revolución Cubana en 1959. El PC cubano, llamado Partido Socialista Popular en esa altura, que funcionaba clandestinamente en el gobierno del dictador Batista, acusaba a Fidel y su movimiento después del fallido ataque al Cuartel Moncada en 1953 como «actividades golpistas de la oposición burguesa». El PC cubano mantuvo sus diferencias con el 26 de Julio hasta 1958. En 1961 se unieron con este, el que se declaraba a partir de ahí un movimiento marxista-leninista. Posteriormente en 1965,  después del capítulo de la crisis de los misiles rusos del 62, el Movimiento 26 de Julio y otros se unieron para formar el Partido Comunista Cubano que conocemos hoy.

En medio de toda esta discusión en la Izquierda, no estaban ni están ausentes los anarquistas. Esos ya no siguen a Marx y Engels sino a Proudhom, Bakunin y cia, Cualquier tipo de Estado es signo de represión y coacción de la libertad. De todas las formas posibles de represión y coacción. Por lo tanto, hay que eliminar el Estado. Cualquiera sea su forma. Sus militantes se enfrentan cada vez que pueden a la policía y más de alguna bomba lanzan como medio propagandístico.

Otro ejemplo, este ya no de divisiones internas de los partidos sino de divisiones en el movimiento comunista mundial.  Nos referimos al fenómeno del Eurocomunismo en la mitad del siglo XX en Europa. El movimiento de algunos partidos comunistas europeos que se plantearon un comunismo democrático alternativo al estalinismo. En dicho movimiento los PC italiano y español además del francés se desprendían de la tutela ideológica del PC ruso así como lo intentara el PC checo un poco más tarde en la llamada Primavera de Praga (1968), en plena guerra fria. Fueron acusados como «revisionistas del marxismo» por el PC ruso. Habían recibido apoyo de los PC de Inglaterra, Bélgica y Holanda. El PC italiano en su camino eurocomunista firmó en 1991 el famoso «compromiso histórico». La firma de una alianza entre el PC y PDC italianos, propiciada por el Secretario General del PC italiano de la época, Enrico Berlinguer. Tanto en Italia como en España estos partidos son ahora minoría.

La discusión teórica entre el PC y el MIR chilenos después del Golpe de Estado, respecto de si la dictadura era fascista o no lo era, es un buen ejemplo de la eterna discusión para caracterizar la realidad. Que tipo de enemigo se tenía al frente. Una discusión hecha con todas las dificultades de la clandestinidad. Mientras tanto, la DINA los perseguía y mataba inplacablemente. Muchos mártires, conocidos o anónimos tienen ambas formaciones políticas de aquella época heroica y trágica, junto a Socialistas y de los otros partidos de la UP, muchos de ellos desaparecidos hasta hoy mismo. Pero la discusión ideológica no se detenía frente a una persecusión mortal. Parecía ser que era indispensable y vital saber si los que los mataban eran fascistas o no. Estaba para ello como ejemplo la discusión de los revolucionarios rusos del Partido Bolchevique en el seno de su comité central, quienes discutían arduamente en su dirección, antes, durante y después del día que Trotski atacaba el Palacio de Invierno en el primer dia del inicio de la Revolución Rusa[iii].

 

El Partido Socialista

El Partido Socialista (PS) ha tenido una amplia historia de divisiones y vaivenes políticos en su historia. La existencia permanente de facciones están en el ADN de su organización Han sido creados Partidos alternativos en varias ocasiones, incluída la expulsión de uno de sus fundadores (Marmaduque Grove en 1944), además de algunos Secretarios Generales. Sus divisiones más profundas  en el pasado fueron ideológicas. Normal en un Partido donde coexistieron siempre tendencias marxistas, marxistas-leninistas, trostkistas, guevaristas y socialdemócratas. Las alternativas para la toma del Poder y alcanzar el Socialismo ha sido talvez su más importante causa de divisiones. Y por ende, la cuestión de la Democracia y el carácter del Estado. Estos vaivenes ideológicos se manifiestan desde su colaboración en el Frente Popular de 1938 de orientación liberal, frente dirigido por el Partido Radical donde estuvo junto a comunistas; el viraje a la izquierda de 1946 con Ampuero y Eugenio González definiendo el PS como «revolucionario y de clase»; la división del PS en dos cuando se apoyó a Carlos Ibáñez (Partido Socialista Popular) y otro encabezado por Allende (Partido Socialista de Chile) en 1952; los acuerdos del Congreso de Chillán de 1967 que indicaba la inevitabilidad de la toma violenta del Poder[iv] donde el PS se declaraba un partido marxista-lenista; la via chilena al Socialismo durante la UP  en 1970 «con empanadas y vino tinto» para alcanzar el Socialismo por la via pacífica pero en la que la dirección del PS(Altamirano) y un sector del Partido proponían la via insurreccional; tuvo un nuevo viraje a la derecha con su accionar político que comenzó durante la Dictadura y que se ha mantenido hasta hoy mismo. Formalizó este viraje con su incorporación posterior a la socialdemocracia internacional que propugna el  «socialismo democrático» en 1996[v].

En 1969 Allende había sido elegido el candidato presidencial del PS con apenas 13 votos a favor y 14 abstenciones en el Comité Central del PS, lo que demuestra las permanentes divisiones internas. El MIR nacido de una escición de la juventud del PS (además de jóvenes trostkistas, ex-comunistas y anarquistas) en 1965, es otro ejemplo de divisiones internas en el PS. Estas continuaron durante el gobierno de la UP.  En el Congreso de La Serena de 1971, la cuenta del Secretario General Aniceto Rodríguez (sector reformista) fue rechazada en la práctica. Fue substituído por Carlos Altamirano (sector revolucionario). Esa dirección, que apuntaba a la estrategia de «avanzar sin transar» y Poder Popular con la creación de los Cordones Industriales entraba permanentemente en colisión con el Gobierno, el que consciente de la minoría que tenía en el Congreso lo obligaba a morigerar la velocidad de los cambios.

En la antesala del Golpe de Estado, la dirección de la UP no se ponía de acuerdo respecto de si aceptar el diálogo con la DC para evitar el Golpe con todo lo que eso implicaba o enfrentarlo con todas sus consecuencias. No hubo acuerdo. El PS se opuso.

Después del Golpe de Estado el PS se dividió profundamente en facciones orgánicas independientes las cuales coexistían en la clandestinidad y en el exilio. El éxodo masivo de socialistas y su vida en el exilio en contacto con otras realidades políticas modificó en poco más de una década, el ideario político de muchos de ellos. Eran los años «del fin de la Historia» y el avasallamiento del neoliberalismo económico.

Muchos socialistas descubrieron el valor de la sociedad capitalista de mercado alimentada por los éxitos de la Socialdemocracia en Europa, cuyas ideas los cautivaron. También el valor de la libertad en las democracias liberales versus la dictadura del Partido en el Poder. La visión personal que tuvieron muchos militantes de los «socialismos reales» reforzaron aún más estas ideas. Aparecen así facciones internas de los «renovados» y «socialismo democrático» como visiones ideológicas que al regreso del exilio redifinirían al PS.

En 1979 en una sesión Plenaria del PS en el exterior, Altamirano y otros fueron expulsados del Partido como «remanentes del pasado». Se terminaban así formalmente los años revolucionarios del PS. El propio Altamirano había cambiado el marxismo-leninismo por la Socialdemocracia. Debido a esto el PS se dividió existiendo así dos partidos socialistas durante los años de la Dictadura, el Partido Socialista (Nuñez) y el Partido Social (Almeida). Formaron distintos bloques con otras fuerzas para la lucha contra la Dictadura. En  1987 el Partido Social formó el Partido por la Democracia (PPD), partido que se declara democrático y progresista dirigido inicialmente por Ricardo Lagos E. y E. Snacke.

La nueva dirección del PS en 1989 eligió a Jorge Arrate y sus socialistas «renovados». Estos propiciaban su propio  «compromiso histórico»: la alianza con el Partido Demócrata Cristiano que vino más tarde a concretizarse, constituyéndose en la columna vertebral de las alianzas que gobernaron Chile con Michelle Bachelet.

Hasta el Plebiscito de 1989 para derrotar la continuidad del Dictador en el Gobierno, el PS se mantuvo dividido con dos Partidos: el PS-Arrate y PS-Almeyda. Concurrieron separadamente a ese Plebiscito.

La caída del Muro de Berlín y el fin de la URSS a fines de 1989 provocó un terremoto en toda la Izquierda y particularmente en el PS, provocando todavía más la dispersión ideológica y orgánica. Reunificado posteriormente en 1990, con la caída del Muro de Berlín como telón de fondo recién acontecida, coexistían en su interior cinco facciones principales[vi], agrupadas en torno a líderes pero prácticamente sin diferencias ideológicas entre ellas, siendo estas de carácter estratégico o táctico, además del electoral. Facciones por interés. Un artículo científico de 2009  demostró que en el PS chileno: «existe una alta correlación entre el poder electoral interno de cada facción y el número de candidatos que ellas presentan en las elecciones de diputados.[vii]«.

Todas las alianzas entre estos grupos internos antes y después de las elecciones son en función de las ganancias que puedan obtener en el control interno y los cargos que sus militantes puedan ejercer. Consciente de esta característica histórica, el PS permite la vida de «grupos» otorgando tiempo en reuniones para la exposición de sus posiciones.

Al PS ya se había sumado el MAPU (Garretón) y posteriormente en el congreso de unidad de 1990 la Izquierda Cristiana (Maira). Los marxistas y marxistas-leninistas han practicamente desaparecido del espectro en su interior.

La acción política del PS durante los gobiernos de la Concertación primero y Nueva Mayoría posteriormente lo encontraron -junto a su coalición – en una posición y acción política paradójica: aquella de plena adopción y mejoramiento del régimen neoliberal impuesto por la Dictadura. Es este talvez, el último de sus virajes conocidos y el más radical. Ha sido esta política la que ha permitido a los gobiernos donde participó el de mantener una relativa paz social durante los años posteriores a 1989 afianzada en la política del binominal, que aseguró el consenso parlamentario. Dos bloques políticos dominantes defensores del mismo modelo económico, contrariamente a los 3 bloques existentes históricamente en Chile: Derecha, Centro, Izquierda.  Como sarcásticamente lo dijera Nicanor Parra a propósito de esos tiempos: «la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas».

Producto de todos estos vaivenes ideológicos experimentados por el PS a través de toda su historia, ha ocurrido durante un largo período lo que tal vez sea el mayor auto-marginamiento de militantes entre los partidos políticos chilenos. Esta disidencia es parte fundamental junto a otros del PC, el MIR y el MAPU del mundo de los independientes de izquierda hoy día.

El viraje ideológico del PS lo ha llevado a incorporarse en 1996 a la Internacional Socialista, la organización de partidos Socialdemócratas en el mundo donde participan igualmente el Partido por la Democracia (PPD) y el Partido Radical (PR).

 

Por Patricio Serendero

 

[i]       Utilizo aquí el término fracción o facción como  «todo grupo organizado dentro de un partido político, compuesto por personas que son conscientes de su rol y son reconocidos por otros como integrantes de un grupo distinto. A ello agrega otros atributos, como el compromiso con una ideología y el tener por objeto ganar posiciones para promover sus objetivos de política pública, Ver varias definiciones en R. Gamboa , R. Salcedo op.cit.

 

[ii]      R. Gamboa, R. Salcedo, «El faccionalismo en el Partido Socialista de Chile (1990-2006): características y efectos políticos en sus procesos de toma de decisión», Revista de Ciencia Política,  v.29 n.3 Santiago  2009

 

[iii]     Sexta sesión plenaria del Comité Central del Partido Bolchevique durante el sexto congreso del Partido. 7/11/2917

[iv]    La mención de este Congreso de 1967 ha sido borrada en la cronolgía histórica del PS en su página oficial web. Nunca existió.

[v]     Para una historia del PS entre otros muchos  ver «La Historia del Partido Socialista», 1971, Julio Cesar Jobet

[vi]   Nueva Izquierda, Generacional, Tercerismo, Arratistas y Nuñoistas.

 

[vii]   Gamboa y Salcedo, Op. cit. en cita II.



El Clarín de Chile

Ver comentarios

  • Lo que está claro es que la derecha se une en torno a intereses mientras que la izquierda se divide por cuestiones ideológicas. La base del problema es uno de representación. Por su parte, la derecha se representa políticamente a sí misma puesto que tiene claros intereses de clase que son mayoritariamente coincidentes en lo social, politico y económico. En cambio, las representaciones de izquierda no son necesariamente de la misma extracción social del conglomerado que buscan representar. Son representaciones socialmente exógenas a ese conglomerado y se asumen por razones intelectuales, ideológicas, no necesariamente del todo coincidentes, con diferencias políticas en cuanto a tiempos, énfasis, estrategias y muy principalmente con un fuerte interés por ganar legitimidad lo que deriva en competencias electorales de toda índole. En estas circunstancias, las diferencias señaladas conducen a divisiones a menos que surjan liderazgos que convoquen a algún grado de relativa unidad —como la experiencia chilena 1970-1973— o los representantes sean auténticamente de la misma extracción social de los representados tal como demuestra la historia de los movimientos obreros en el país y otros. Una cosa es la historia de las divisiones que se han dado en la izquierda y otra muy distinta tratar de entender las bases de su recurrencia, de lo cual esta párrafo es sólo un esbozo.

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