Chile al Día

El Vuelo de Laura: la memoria del terror

Durante este año distintas manifestaciones artísticas han expresado su compromiso con un «para que nunca más». La importancia de los derechos humanos como cuestión central para el juicio histórico que sigue a la espera de los juicios legales que siguen pendiente en los castigos a los crímenes políticos de la dictadura, que han seguido aumentando en la larga transición. Son bastantes los juicios pendientes en el sistema judicial de ahí que la memoria histórica siga teniendo vigencia en estos días.
«El Vuelo de Laura» es una obra de teatro densa no es una obra de entretención, la representación de la violencia aparece en relatos crudos basados en la investigación de documentos de la Fiscalía Italiana relacionados a la estrategia internacional de genocidio político en la década de los sententa conocida como «El Plan Cóndor». Episodio negro de la inteligencia militar que persiguió, torturó, desapareció y asesinó a personas sospechosas de militancia política en el Cono Sur.
Esta obra presentada en el GAM es dirigida por Liliana García Sosa, en escena junto a Shlomit Baytelman, Ingrid Isensee y Agustín Moya, con música de Camilo Salinas, y un destacado equipo profesional. Aparece con fuerza el relato fragmentado de las víctimas, en monólogos que van dando una continuidad argumentativa en el cual aparece siempre la violencia imponiéndose al amor. Son complejos  los relatos de violencia, a pesar de ello sin duda son una contribución sobre todo en este contexto en que después de 50 años del Golpe en Chile la impunidad de varios genocidas es parte de la realidad.
Destacaré tres temas para no quedarme sólo en el relato de la impunidad. El primero es la representación del relato de la violencia vinculada al patriarcado, las víctimas en esta obra son mujeres que sufren la barbiere genocida el maltrato que va desde la verbalidad, que es quizá la principal forma de comunicación humana, resuenan las palabras «perra», «puta», «marxistas», conceptos usados con intencionalidad de ofender y de degradar. El segundo, los niños apropiados, delito del cual en Chile se ha hablado poco, mujeres embarazadas al momento de su detención, mujeres embarazadas por violaciones en los momentos de su detención y tortura, niños y niñas arrebatados a sus padres. La tercera, el negacionismo es mirada distorsionada que busca justificar el horror del genocidio, perspectiva que no ha estado ausente en los debates en el espacio público durante este año.
Alex Ibarra Peña
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra



El Clarín de Chile

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