La reciente revelación del mayor fraude tributario en la historia de Chile, desenterrado por la Policía de Investigaciones (PDI) en la «Operación Tributos», plantea interrogantes preocupantes sobre el papel de los medios de comunicación en la divulgación de información crucial para la sociedad.
A pesar de la magnitud impactante de este fraude, que involucra a 51 empresarios y más de 240 mil millones de pesos desviados, su cobertura mediática ha sido notablemente discreta. Este vacío informativo en los principales titulares deja entrever una posible distorsión en las prioridades editoriales.
El contraste es evidente: mientras que otras noticias de menor trascendencia ocupan los espacios destacados, este colosal fraude tributario parece haber sido relegado a un segundo plano. La pregunta es inevitable: ¿por qué un evento de esta magnitud no merece el lugar principal en la cobertura mediática?
El ocultamiento o la mínima exposición de este tipo de noticias de gran relevancia plantea serias interrogantes sobre la independencia y la ética periodística. ¿Acaso los intereses políticos, económicos o corporativos influyen en la selección y priorización de las noticias?
El rol de los medios de comunicación como guardianes de la información veraz y relevante para la ciudadanía es crucial en cualquier sociedad democrática. La transparencia en la divulgación de eventos que impactan la economía, la justicia y el bienestar colectivo es un principio fundamental para el fortalecimiento de la democracia.
El silencio o la falta de prominencia en la cobertura de este fraude tributario plantea la necesidad de un periodismo comprometido con la verdad y el interés público. La sociedad merece estar informada sobre sucesos que afectan su desarrollo, su seguridad financiera y su confianza en las instituciones.
En un momento en que la confianza en los medios de comunicación está en juego, es imperativo que estos actúen con imparcialidad y objetividad, asegurando una cobertura equitativa de eventos que impactan significativamente en la vida de los ciudadanos.
La «Operación Tributos» es más que un golpe a la evasión fiscal; es una llamada de atención sobre la responsabilidad y el compromiso ético de los medios de comunicación en la entrega de información veraz y relevante para una sociedad informada y participativa.
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Pero no olvidemos que la concentración total de los grandes medios de comunicación que permite esta y muchas otras ocultaciones se deben a las políticas de exterminio de medios de centro-izquierda desarrolladas "exitosamente" por los gobiernos de la Concertación. ¡No fue Pinochet el que provocó el exterminio de "Análisis", "Apsi", "Hoy", "La Epoca", Fortín Mapocho" y de un largo etcétera! Y no fue Pinochet, sino los gobiernos de la Concertación los que impidieron la devolución de los bienes de "Clarín" a su dueño Víctor Pey. ¡Y es incluso el actual gobierno de Boric el que se está negando a negociar un acuerdo en tal sentido con la sucesión de Pey y la Fundación Presidente Allende, pese a que el tribunal del Banco Mundial y la Justicia española así lo han determinado!...