Tras sus aventuras en la Padre Patria, el célebre espía a sueldo de Güiquilics Patagonia fue citado para una nueva misión. Para resaltar la importancia del nuevo cometido la reunión secreta tuvo lugar en el Cirus Bar, último lugar patrimonial que le va quedando a Puerto Montt. Allí le informaron que debía responder a una pregunta que habían presentado en coro todos los servicios de inteligencia del planeta, y que podía resumirse, en traducción libre, como ¿Y entonces qué carajos quieren los chilenos?
Como espía ya veterano, nuestro hombrón conocía todos los principales mentideros del puerto y comenzó su recorrido. En el primer sitio dejó caer – como al descuido – que el reciente plebiscito había sido una carrera de lo más rara, ya que nadie había ganado. Uno de los concurrentes le dijo que no era así, que había sido un triunfo para los que defendían la constitución actual, la heredada de la dictadura, pero otro parroquiano le dijo:
En vista que ya se llegaba a un consenso, nuestro abnegado agente buscó otra fuente y allí comentó la perplejidad que causaba que un 27% que en el plebiscito anterior había votado Rechazo, ahora de nuevo había votado En Contra ¿Significaba esto que habían cambiado diametralmente de opinión? De ninguna manera, le dijeron, sólo significa que siguen pensando igual. Claro, dijo una de las damas presentes, ya en el plebiscito anterior se planteó que un alto porcentaje del rechazo venía de gente que votaba obligada y que no estaba ni ahí con cualquier cosa que viniera de “los políticos” y creo que esto lo demuestra. Así es, apoyaron otros, ahora sabemos el tamaño de ese voto de la bronca ciega. Ahí veo un problema serio, dijo otra voz, ya que en ese grupo puede prender fácilmente el odio sembrado por el discurso irresponsable de quienes van al extranjero a invitar migrantes, para luego criminalizarlos cuando ya están acá. ¡Juesú, María y José! Dijo nuestro corajudo agente, templado en cien batallas. Aquí me está dando susto, mejor voy a otro sitio.
En este nuevo lugar imperaba la paz, por lo que nuestro espía respiró hondo y dijo “Qué bueno que terminó esto de la constitución”. ¿Cómo que terminó? le dijeron.
Como el ambiente se estaba poniendo del tipo espeso, nuestro astuto agente se escabulló haciéndose el sota y se dirigió a la librería de los que leen, donde encontró a doña Hipotenusa, la pitonisa, a quien solicitó una opinión.
En realidad en esa elección la derecha corrió casi sola, lo único que tuvo al frente fue la pseudoizquierda, cuyos partidos están en el gobierno y por lo tanto están obligados a participar en el circo, por muy infame que este sea, y si algo caracterizó a esta votación fue el insólito 17% de votos nulos.
El voto nulo está representando en importante porcentaje a un votante con una idea clara de las maquinaciones de la casta política y carente de una organización que permita coordinar acciones; es lo que podríamos llamar “la izquierda extraparlamentaria”. Fíjate como fluctúa la cantidad de nulos y saca tus conclusiones.
Cuando se votó el primer proyecto constitucional, que ya era harto dudoso, hubo 200.881 votos nulos, luego, cuando en mayo de este año se puso en práctica la más infame de las jugarretas para torcer la voluntad popular, más de 2.100.000 votantes dijeron “este proceso vale hongo, no compro boleto en este circo”; ahora cuando había que opinar sobre una propuesta ridícula de tan retrógrada, los votos nulos fueron 480.730, es decir que estos votantes responden a su asco por la institucionalidad política, pero sin perder de vista el peligro de dejarle toda la cancha al rival; por esto creo que por aquí está la izquierda.
Decidido a responder a la gran pregunta, nuestro héroe recurrió a un viejo barbudo que otras ocasiones lo había socorrido. Luego de escuchar la consulta, el barbudo puso cara de “aquí va la sabiduría de los antiguos” y le respondió :
Luego de esto una fuerte ráfaga de viento se llevó en volandas al viejo, quien alcanzó a decir: Chao, tengo una cita con Mary Poppins, dejando a nuestro espía con la respuesta que buscaba, pero también con tarea para la casa. Para nutrirse con más información y escuchar la voz de la calle, nuestro astuto espía se fue a una concurrida feria vecinal del sector alto y allí se disfrazó de arbolito navideño, adornado con bolas de brillantes colores. Por desgracia el disfraz resultó tan atractivo, que el numeroso público no ha dejado de toquetearle los adornos, impidiéndole concentrarse, de modo que hasta el momento no ha logrado hilvanar un informe medianamente coherente.
Renato Alvarado Vidal
Desde los siempre atareados muelles de Chinquihue, 23 de diciembre de 2023.
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