En menos de dos meses en el poder, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa se encuentra ante su primera gran crisis: una escalada de violencia que ha sacudido varias ciudades del país. El detonante más reciente fue la violenta irrupción de criminales en el canal TC Televisión en Guayaquil, tomando al personal como rehenes durante una transmisión en vivo.
Esta situación, descrita como un acto de «terrorismo» por el mandatario, es la respuesta a su compromiso de mano dura contra grupos vinculados al narcotráfico y sus esfuerzos por recuperar el control estatal en las cárceles. Sin embargo, la violencia en Ecuador ha alcanzado niveles sin precedentes, con más de siete mil 800 muertes violentas en 2023, convirtiéndose en el país más violento de América Latina.
Expertos como Jorge Paladines de la Universidad Central del Ecuador atribuyen esta crisis a una desestructuración sistemática del Estado de Derecho, resultado de políticas implementadas por los últimos gobiernos. Las respuestas del gobierno han sido marcadas por estados de excepción y la participación militar para mantener la seguridad, pero se consideran ineficaces.
Es crucial reconocer que la violencia en Ecuador es un reflejo de la fractura social y la presencia de grupos criminales en áreas donde el Estado ha perdido su influencia. Para Luis Córdova, académico de la misma universidad, la solución va más allá de la militarización de las calles; implica depurar las instituciones estatales y diseñar políticas públicas claras y efectivas.
El presidente Noboa ha identificado a múltiples organizaciones criminales como terroristas, ordenando a las Fuerzas Armadas neutralizarlas. Sin embargo, la evasión de Adolfo Macías, líder del grupo Los Choneros, desencadenó un nuevo nivel de inseguridad en el país, evidenciando la complejidad del desafío.
La comunidad internacional, representada por el embajador de Estados Unidos y funcionarios del Departamento de Estado, ha ofrecido asistencia al gobierno ecuatoriano en esta difícil coyuntura.
La violencia y la inestabilidad actual ponen en entredicho la estabilidad de Ecuador, una nación que hace tan solo cuatro años era considerada una de las más seguras en la región. La urgencia ahora radica en abordar no solo los síntomas, sino las causas profundas de esta crisis para restaurar la seguridad y reconstruir el tejido social del país.
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"la comunidad Internacional, representada por el gobierno de Estados Unidos...." ¿ es un chiste ? Me temo que puede no serlo, y ello reforzaría ciertas vagas impresiones : que en nuestro medio se vigoriza una "nueva nueva izquierda" , muy progresista , muy europea, menos antiimperialista, y por ende quizá más norte-americanizada ?