Clarín y el sagrado derecho de propiedad
Santiago, 26 de agosto de 2002
Por Patricia Verdugo (Revista Rocinante)

¿Corrupción? ¿Intereses políticos de lado y lado para impedir la reedición de un periódico de izquierda? Lo que está claro es que hay muchos poderes jugándose a fondo en el "caso Clarín" -incluida la prensa- provocando la desinformación ciudadana en un asunto que le atañe. Porque los millones de dólares salen del bolsillo del contribuyente. Porque está en juego el sacrosanto derecho de propiedad privada. Y porque está en juego la clave ampliación de un derecho vapuleado: la libertad de prensa.

Partamos por lo simple. En 1998, el Comité de Inversiones Extranjeras -dependiente del Ministerio de Economía- encargó un estudio en derecho al abogado Enrique Testa sobre el "caso Clarín". En 1999, se constituyó la sociedad Asesorías e Inversiones S.A. (ASINSA) con dos socios: Isidoro Godorischen Rapaport y Ronald Youlton Vasen. Capital: cien mil pesos. El socio Godorischen es yerno del abogado Testa.

Cinco días después de constituida, el 27 de abril de 1999, la sociedad ASINSA compró el 40 por ciento de los derechos hereditarios de la Sucesión de Emilio González González en un millón 600 mil pesos. ¿Qué tenían los herederos de González, muerto en 1991, que ameritara esta compra? Nada. El inventario, protocolizado ante notario, lo dice todo: una caja de fondos, un amoblado de comedor, un amoblado de living de madera, cuatro camas, dos veladores, un juego de vajilla de 41 piezas y restos de una destartalada camioneta Toyota del año 89. Peor aún. Los socios de ASINSA compraron un pasivo de nueve millones 325 mil pesos, la mayor parte adeudado al Banco del Estado.

Cualquiera, con dos dedos de frente, dice "aquí hay gato encerrado". Y el gato resultó millonario en dólares cuando el Ministerio de Bienes declaró luego al fallecido González como uno de los propietarios del diario Clarín. De este modo, sólo en esta operación, ASINSA invirtió 1,6 millones y obtendría una ganancia de mil 260 millones de pesos. Negocio redondo, con una utilidad sobre el capital invertido ¡de 78.750 por ciento!

Buscamos al ingeniero civil Isidoro Godorischen, hoy concejal PPD por Las Condes. Y esta fue su explicación:

- La verdad de las cosas es que formé la sociedad con Youlton, para buscar negocios, hacer asesorías y meternos en el tema de la restitución de bienes expropiados por el gobierno militar. Pero a los 30 días me retiré de la sociedad y no tengo ningún antecedente sobre el caso Clarín.../p>

- Si fue socio por un mes, debería saberlo. Porque Asinsa se constituyó el 22 de abril y la compra de derechos a la Sucesión González ocurrió el 27 de abril del mismo año 1999. Así lo indican los documentos que tengo en la mano, firmados ambos en la notaría de Samuel Klecky Rapaport.

- No participé de esa compra y no firmé ningún documento. Me salí de Asinsa, porque no quería tener cuentos que pudieran después tener connotación pública. Otra persona me reemplazó en la sociedad.

- ¿Se salió cuatro días después de entrar?

- Me salí, no me acuerdo cuándo exactamente, y nada supe de esa compra de derechos.

- ¿Quién lo reemplazó?

- No me acuerdo del nombre. Eso fue hace tres años...

- Su suegro, el abogado Enrique Testa, sabía desde el año anterior, 1998, del caso Clarín a fondo. Todo indica que fue él quien les pasó los datos...

- Clarín nunca fue tema entre nosotros. No tuve idea de este asunto.

El socio Ronald Andrew Youlton Vasen no figura en guía telefónica. Pero dimos con su oficina y, tras pasar por confusas secretarias que desconocían a "Ronald" y trabajaban para "Andrew", salió finalmente al teléfono para rechazar toda posibilidad de entrevista.

- Quiero hablar con usted sobre el caso Clarín.

- No, ninguna posibilidad...

- ¿Por qué?

- Porque hay gente involucrada a través de nuestra empresa y esto no se ventila por la prensa.

- Pero se está ventilando, con portadas y páginas completas en los principales diarios...

- Mire, nosotros hicimos un negocio privado, no público.

- ¿Y cómo se enteraron de este negocio?

- No le voy a contestar...

- ¿El señor Testa es abogado de su empresa?

- No, no le voy a contestar.

El abogado Enrique Testa no contestó nuestra reiterada petición de entrevista.

La venta en Estoril

A esta altura la pregunta es qué tiene que ver la Sucesión de Emilio González con la propiedad del diario Clarín. Vamos por la respuesta.

Clarín nació en 1954, por iniciativa del entonces director de La Nación, Darío Sainte-Marie, un hábil comunicador nacido en Bolivia. Su seudónimo periodístico era Volpone. Fue un poderoso asesor del Presidente Carlos Ibáñez, con tanto poder como para instalar a su hermano en dos cargos ministeriales (Justicia y Relaciones Exteriores). Hasta su dentista fue ministro de Tierras y Colonización (actual Ministerio de Bienes Nacionales). Hombre de izquierda sin militancia, hizo de Clarín un poderoso instrumento comunicacional -250 mil ejemplares de tiraje diario- contando con el talento de un director de excepción, Alberto Gamboa.

Para la elección presidencial del 70, Sainte-Marie estaba convencido del papel clave de Clarín en los poco más de 30 mil votos que determinaron el triunfo de Salvador Allende, su amigo de larga data. "Históricamente, yo te elegí Presidente", le decía en una carta. Pero una vez en La Moneda, Allende no le dio poder de influencia tras bambalinas. Así, entre su ya frágil salud, su nostalgia de poder y otras razones personales, decidió partir a España y vender el diario. ¿A quién? A otro de sus grandes amigos, el español Víctor Pey.

- Eramos muy buenos amigos y recuerdo que iniciamos las conversaciones para la venta del diario a comienzos de 1972. Desde antes, claro, yo le había ayudado en el diseño del nuevo edificio y a decidir la compra de las rotativas -asegura Pey.

Sainte-Marie se fue en marzo a España y pidió a Pey que el negocio se formalizara en Madrid. Pero éste no quería volver a España, con Franco en el poder, y pidió que la reunión fuera en Lisboa.

- Él, con su peculiar sentido del humor, dijo "mejor en Estoril, capital de los monarcas destronados". Y así fue como firmamos el contrato en Estoril finalmente, en tanto yo había asumido la presidencia del directorio ya desde el 30 de marzo de 1972 -asegura Pey.

Pocos meses más tarde, septiembre del '72, Sainte-Marie y Pey se reunieron en Suiza. El vendedor entregó las acciones y los traspasos firmados en blanco. El comprador pagó un total de un millón 280 mil dólares.

- El dinero era mío. Sé que se divulgó la especie de que mi "socio secreto" era el Presidente Allende, pero eso es falso. ¡Yo no soy testaferro de nadie! -asegura Pey.

¿Quién es Pey?

El ingeniero Víctor Pey Casado es un respetable personaje que ha jugado un rol clave, tras bambalinas, en la historia política de Chile de las últimas tres décadas. Su nombre figura en la historia de la Guerra Civil española, en la defensa de Barcelona contra las tropas fascistas de Franco. Tras la derrota republicana, cruzó los Pirineos y finalmente llegó a Chile como refugiado, en 1939, en el barco Winnipeg.

Pey hizo luego fortuna en Chile, junto a su hermano Raúl, también ingeniero, como contratistas de obras públicas. Muchos puertos, puentes, carreteras y edificios a lo largo del país llevan la impronta de estos ingenieros españoles que aprendieron a amar a Chile al tiempo que nacían sus hijos y sus obras de infraestructura desde Arica hasta Puerto Williams. Así también los hermanos Pey Casado fundaron en Perú, en 1964, la próspera empresa Ingeniería Civil e Industrial ICISA.

La historia registra, por ejemplo, que fue Víctor Pey quien dio refugio al senador comunista Pablo Neruda cuando se dictó la orden de arresto tras promulgarse la vergonzosa Ley de Defensa de la Democracia en 1948 e hizo los arreglos para que escapara de Chile por un sureño paso cordillerano.

Así también se registra su íntima amistad con el senador Salvador Allende durante muchos años. Todos los datos apuntan hacia el papel clave y leal de Pey junto al Presidente Allende, a partir de 1970, en sus casi cotidianos encuentros ya sea en el Palacio de La Moneda o en la residencia de Tomás Moro. De eso dan fe todos los dirigentes de la Unidad Popular, aunque el común de los chilenos nada supo dada la personalidad de Pey, enemigo de cámaras y flashes.

En las Memorias del cardenal Raúl Silva Henríquez quedó registrado su nombre como "el asesor de confianza" a quien Allende encarga, en el difícil invierno de 1973, un punto clave de lo acordado con el entonces senador Patricio Aylwin, presidente del PDC: resolver el conflicto con la Papelera, poderosa empresa privada del Grupo Matte, cuyo suministro aseguraba la plena libertad de prensa. Y Pey llegó a un acuerdo.

El mismo día del golpe de Estado, sabiendo que se jugaba la vida, el Presidente Allende confió en sus dos amigos y asesores españoles: Joan Garcés y Víctor Pey. Con Garcés se fue a La Moneda y luego lo obligó a salir, antes del bombardeo, con el encargo de relatar al mundo lo allí ocurrido. Pey se quedó en la residencia presidencial.

La lealtad de Pey y Garcés los llevó a fundar en Madrid -en 1990- la Fundación Presidente Allende. Y, ese mismo año, Pey donó a dicha fundación el 90 por ciento de las acciones de Clarín. Luego, en 1996, la Fundación gatilló en España la acusación contra el general Pinochet que finalmente determinó su arresto por 504 días en Londres y el cambio en la transición chilena. Entre el desafuero, la encargatoria de reo y la renuncia a la senaturía vitalicia, el ex-dictador quedó fuera del escenario político.

Hablan los periodistas

Volvamos a 1972. El mando de Pey en Clarín no implicó cambios en el equipo periodístico ni en la línea editorial del diario. El director Alberto Gamboa, hoy periodista de La Nación, reconoce que "fue muy respetuoso, al igual que lo fue Sainte-Marie, de la libertad periodística. De modo que tuvimos una muy buena relación".

El subdirector Alejandro Arellano, hoy radicado en Australia, recuerda que "días antes de viajar a España, Sainte-Marie me informó que 'Víctor Pey es ahora el hombre que está a cargo de todo'. Ya todos conocíamos en el diario al señor Pey. Pero desde ese ceremonioso anuncio, a mí no me quedó duda alguna de que se había concretado el traspaso de la propiedad. De hecho, se produjeron cambios evidentes en el aparato administrativo, entraron nuevos directivos y, desde luego, a nivel de gerentes se produjo un recambio. El equipo periodístico no fue tocado, ya que Alberto Gamboa es, lejos, el mejor director de diario que haya habido en la historia del periodismo chileno".

La segunda prueba acerca de la venta la tuvo el subdirector Arellano en Madrid: "En 1974, viviendo con mi familia en España, me reunía con Sainte Marie casi todas las semanas, comentando las noticias de Chile. Como era natural, me contó de la venta y traspaso de Clarín. Y creo entender que los tres o más departamentos que él adquirió en el edificio Colón, uno de los más elegantes y caros de Madrid, fue con el dinero que recibió de la venta de Clarín. Y también recuerdo que estaba preocupado porque aún se le adeudaban plata. 'Aún queda que algunos elefantes crucen el océano', me dijo en su imaginativo lenguaje. Y me pidió averiguar dónde estaba viviendo Victor Pey luego del golpe militar. Sé que se reunieron en Madrid, fui testigo de eso, y Sainte-Marie me informó luego que todo estaba bien".

Para Arellano, la prueba concluyente está en el testamento de Volpone: "Si aún hay quienes dudan en Chile que Sainte-Marie vendió Clarín (o quisieran creer o hacer creer que ésto no ocurrió) sería conveniente que revisaran su detallado testamento. Nadie en su sano juicio podría pensar que Darío Sainte-Marie Soruco se olvidó de incluir su más exitosa empresa comercial y periodística entre los bienes que dejó a sus legítimos herederos".

Pero el hecho es que Víctor Pey decidió no ser el único propietario de Clarín. Y pactó -en 1972- la venta de parte de las acciones a tres amigos: Emilio González (DC), Jorge Venegas (PS) y Ramón Carrasco, abogado del diario. "Pactamos que tanto el precio como la forma de pago se convendrían una vez que se estabilizara la economía. De ahí que yo me quedé con todas las acciones en mi poder y ellos me firmaron los traspasos en blanco. Vino el golpe de Estado y obviamente no hubo pagos", explica Pey.

Tras el golpe militar y la clausura de Clarín, vino la persecusión. El director Gamboa fue prisionero político en campos de concentración. Y Víctor Pey logró salir a exilio. Su oficina fue allanada y su caja fuerte, abierta con una carga de dinamita. Dentro estaban las acciones de Clarín y el contrato de venta firmado en Estoril. Con escándalo público, el coronel Enrique Montero -subsecretario del Interior- y el contralor Lorenzo De la Maza denunciaron que "de los antecedentes expuestos y considerando que se encontraron en poder de Víctor Pey todos los títulos de las acciones y los traspasos en blanco de las personas a cuyo nombre figuran esos títulos (…) resulta que fue éste quien compró el Consorcio Publicitario y Periodístico S.A. y la Empresa Periodística Clarín, efectuando los pagos correspondientes".

Al "criminal" Pey, entonces, se le confiscaron "todos los bienes muebles e inmuebles, derechos y acciones" por decreto supremo 580, donde expresamente se libera de toda confiscación a Emilio González y Jorge Venegas. ¿Qué paso con los inmuebles del diario? El nuevo edificio de Clarín pasó a manos de la justicia militar. El antiguo edificio se transformó en cuartel central de la Dirección de Inteligencia de Carabineros. Las dos bodegas, con reserva de papel para seis meses, pasaron a manos del Estado. La rotativa en uso estaría en poder del Instituto Geográfico Militar. Pero de la nueva rotativa GOSS y de todas las máquinas de los talleres, nunca más se supo. "Yo asesoré en la compra de esas rotativas en Alemania Oriental y Estados Unidos, en los muchos años que ayudé a Sainte-Marie", dice Pey.

La pesadilla

Retornado del exilio y ya iniciada la transición, Pey pidió la devolución de sus acciones al 8º Juzgado del Crimen. Y el tribunal resolvió en su favor en mayo de 1995. Hoy las acciones están en la bóveda de un banco madrileño. Ese mismo año, entabló una demanda pidiendo la devolución de la flamante rotativa GOSS. El juez fue a los subterráneos de las fiscalías militares y no la halló. Le dijeron que estaba en FAMAE, institución del Ejército que luego explicó que "había sido vendida como chatarra". El Consejo de Defensa del Estado sostiene que fue confiscada por decreto supremo y por tanto sólo el Estado puede reclamarla. Pero la Corte Suprema -en mayo del 2002- declaró nulo el decreto confiscatorio de la dictadura. Y el litigio sigue...

Con las acciones ya en su poder, desde 1995, Pey intentó repetidas veces negociar con el gobierno de Eduardo Frei, de modo que el Estado compensara la expropiación hecha por la dictadura. Objetivo: volver a poner a Clarín en circulación. Al no tener respuesta, en 1997 decidió -con Joan Garcés- recurrir al arbitraje del CIADI, tribunal internacional del Banco Mundial. Podían hacerlo en su calidad de inversionistas españoles, amparados en el tratado de protección recíproca de inversiones firmado por Chile y España. Como en dicho tribunal comercial se contempla el lucro cesante, se hizo el cálculo de las ganancias que habría dado Clarín de haber circulado libremente desde 1973 y el resultado fue de 517 millones de dólares.

En 1998 se promulgó en Chile la ley 19.568 que restituía o indemnizaba los bienes confiscados, sin contemplar la posibilidad de demandar lucro cesante. Pey y Garcés no se acogieron a dicha ley, por estar el caso en el tribunal internacional. A esta altura, el abogado Testa ya estaba haciendo el estudio en derecho para el Comité de Inversiones Extranjeras. Y aquí conectamos con el comienzo de esta historia. El yerno de Testa, el consejal PPD Isidoro Gorodischen formó ASINSA con Youlton, esa empresa compró derechos sucesorios y así -acogiéndose a la nueva ley- entró en 1999 al Ministerio de Bienes Nacionales un curioso "paquete" de herederos pidiendo indemnización.

Aunque las acciones no figuran en los testamentos de Sainte-Marie, González y Carrasco, sus herederos y la curiosa empresa ASINSA dijeron ser dueños a partir de un oficio de la Superintendencia de Sociedades Anónimas de fecha octubre de 1974, más de un año después del golpe. Y representado por la misma empresa ASINSA, se sumó Jorge Venegas, único "socio" sobreviviente de la operación de traspaso que Pey asegura que nunca se materializó. No se sabe cuánto ganará ASINSA por representar a Venegas, quien recibiría más de mil millones de pesos.

Según el abogado Garcés, tanto el Código Civil como la ley de Sociedades Anónimas y el Código de Comercio chilenos establecen que es dueño quien tiene un contrato de compraventa de acciones, posee las acciones originales y los traspasos firmados, así como los justificantes del pago de su precio. Y Víctor Pey tiene todos estos elementos.

Pero el Ministerio de Bienes Nacionales decidió lo contrario en abril del 2000. Y el entonces ministro Claudio Orrego acogió la solicitud de ASINSA y los herederos, fijándose luego la indemnización en seis mil 300 millones de pesos (nueve millones de dólares). Y a fines de julio pasado, el contralor Arturo Aylwin tomó razón de los decretos y ordenó el pago.

Pey pidió al contralor que enmendara un acto que calificó de ilegal. Joan Garcés, por su parte, declaró a TV-13 que el pago de esos nueve millones de dólares "es una operación delictual. Se trata de un caso de corrupción con complicidades muy altas en las esferas más altas del gobierno de Chile".

- El problema es cómo hacer que el periódico Clarín salga de nuevo a la calle. Eso requiere de una indemnización de daños y perjuicios. Y para evitar esa indemnización, por 500 millones de dólares, es que algunas personas en la administración chilena han ingeniado una operación de defraudación al Fisco de Chile -aseguró Garcés.

La acusación es grave. Como grave también es que se disponga del dinero de todos los chilenos sin que haya total claridad respecto de a quién se debe pagar. El presidente del Instituto Libertad, Roberto Ossandón, sostuvo que el caso "puede significar una pérdida económica para el país de dimensiones inconmensurables" y pidió la intervención de la Cámara de Diputados. Con votos de RN, la UDI y el PDC, los diputados acordaron una sesión especial para el pasado 21 de agosto.

El caso en Washington

El gubernamental Comité de Inversiones Extranjeras (CIE) ha llevado la defensa del Estado chileno, en Washington, contra la demanda de Pey y Garcés. Y en dicha defensa, según el presidente del Instituto Libertad, ya ha gastado (o malgastado) dos mil millones de pesos. Mientras se investiga esa acusación de la derecha, digamos que el CIE concentró hasta ahora su batería en demostrar que el tribunal internacional del Banco Mundial carece de jurisdicción y, por tanto, es incompetente para conocer este caso.

Los argumentos del CIE, en resumen, son los siguientes:

  • Víctor Pey es chileno desde 1958, cuando se acogió al convenio de doble nacionalidad.
  • El tratado de protecciones de inversiones entre Chile y España se firmó en 1994 y no puede aplicarse con efecto retroactivo.
  • No se trata de una inversión extranjera porque Pey habría comprado a Sainte-Marie en el extranjero, "no ingresó ni un centavo de dólar a Chile", no hubo transferencia de capitales.
  • La Fundación Presidente Allende no realizó las "conversaciones amistosas" que son obligatorias, según el tratado, durante seis meses a lo menos.
  • La Fundación Presidente Allende se inhabilitó para acudir al tribunal internacional cuando, en 1995, puso una demanda en Chile para recuperar la rotativa GOSS.
  • El Estado de Chile no ha dado su consentimiento para que la controversia sea sometida al tribunal internacional.

Para Pey, el tema de la nacionalidad es doloroso. Tras el golpe militar, la dictadura lo despojó de la chilena. E iniciada la transición, hizo expresa renuncia de ella para conservar solamente su nacionalidad española. ¿Quién tiene la razón? Está por verse. Por ahora el tribunal internacional de arbitraje decidió -en mayo pasado- recordar al Estado chileno que está obligado a someterse a sus decisiones, en caso de que se declare competente.

¿Qué hay detrás?

Con esta dantesca danza de de miles de millones de pesos, plata que nos pertenece a todos, la pregunta obvia es qué hay detrás de este caso. Para la derecha, su prejuicio es que Pey y sus "socios" actuaron como testaferros del Presidente Allende. Y como a Allende no pudieron encontrarle más bienes que su casa en Santiago y su casa en Algarrobo, infieren que los fondos le fueron regalados por algún "amigo" del mundo socialista, Fidel Castro quizás.

Para enredar más el caso, El Mercurio, por ejemplo, ha reiterado en sus informaciones un dato increíble. Que en 1975, el contralor de la dictadura -Lorenzo De la Maza- dijo que un "testigo" le había asegurado que el Presidente Allende amenazó de muerte a Sainte-Marie. Y dicho "testigo" resultó ser el periodista Román Alegría, quien describió lo que supuestamente le dijo Sainte-Marie: que el primer Mandatario llegó, rodeado de sus escoltas armados, y le dijo: "Conmigo no va a hacer lo que has hecho con Ibáñez y con Frei. Te hago matar, culpo al imperialismo, te declaró héroe nacional".

Nadie que haya conocido a Allende -por muy antimarxista que sea- puede creer esa historia. Y, para más remate, El Mercurio olvidó su propia publicación en febrero de 1975. Joan Garcés tuvo que recordárselo. Para comprobar las turbias relaciones entre maléficos marxistas, el diario publicó una carta escrita por Sainte-Marie, desde España, que fue encontrada en los archivos del bombardeado Palacio de La Moneda. Allí se dirigía a Allende con el apelativo amistoso de muchos años: "Has de saber, Peyuquito, que a pesar de todo lo que me has pelado y desplumado en nuestra larga y peleadora amistad, yo y Clarín no sólo hemos estado siempre firmes junto al pueblo, sino también firme junto a ti".

Para la prensa de derecha está en juego -además- la posibilidad de que le salga competencia al camino. La Fundación Presidente Allende se ha comprometido a reeditar Clarín con equipos periodísticos de primera línea y tecnología de última generación.

En la Concertación, en tanto, reina el desconcierto. El prejuicio del PDC es que, de ganar la Fundación su demanda, el nuevo diario y las platas servirían los intereses del Partido Socialista. Del PPD nada se sabe, salvo que uno de sus concejales está en el oscuro origen de la empresa ASINSA. Y para el gobierno del Presidente Lagos, el caso Clarín es cada día una piedra más grande en el zapato.

Y si en algo concuerdan la Fundación Presidente Allende y la derecha chilena es en exigir transparencia para dirimir este caso. El respeto por los ciudadanos así lo exige.

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