Economía y Mercados en Marcha

Empleo, desempleo y crecimiento económico

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Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas sobre empleo y desempleo hasta noviembre de 2023 ponen de relieve una serie de antecedentes relevantes sobre cómo está funcionando la economía chilena sobre los cuales vale la pena reflexionar.

Partiendo por lo más obvio y evidente – aun cuando no lo más conocido ni reconocido –   hay que decir que la cantidad de ocupados es hoy en día superior no solo a los niveles que se presentaron durante la pandemia, sino que es superior a cualquier cantidad de ocupados en cualquier periodo anterior sobre el cual se tengan antecedentes. Hay más ocupados que en el año anterior, que en los años anteriores a la pandemia, y que en cualquier otro año del siglo XXI.

En particular en el año 2023 los ocupados aumentaron de 9.006,15 miles de personas, en el período enero – marzo, a 9.138 miles de personas en el período septiembre – noviembre. Un aumento de 1.4 % en la cantidad d ocupados, equivalentes a 132 mil personas.

Lo curioso, sin embargo, es que ese aumento en los ocupados, en el año 2023, se da a parejas con un aumento de los desocupados. No se trata de que los ocupados aumenten y los desocupados disminuyan. Los desocupados aumentaron desde 869,9 miles de personas en enero-marzo, a 874,3 miles de personas en septiembre-noviembre. Un aumento de escasas 5 mil personas, pero aumento al fin y al cabo.




¿De dónde salen las personas que engrosan al mismo tiempo la categoría de los ocupados y de los desocupados? ¿Saldrán del aumento demográfico? Eso es parcialmente cierto. Las personas en edad de trabajar, es decir, los mayores de 15 años, aumentaron de 16.182,1 miles de personas a 16.281,18 miles de personas en los dos momentos del año 2023 que hemos venido mencionando. Un aumento aproximado de 100 mil personas que pueden eventualmente canalizarse a los ocupado y/o a los desocupados. Pero aun cuando todos ellos fuesen hacia la categoría de ocupados, las cifras no cuadran, pues estos aumentaron, en 132 miles de personas. ¿De donde salen los demás? Salen de la categoría estadística de los “inactivos potencialmente activos” que son los que no están activos y tampoco han buscado trabajo, pero manifiestan estar dispuestos eventualmente a trabajar. Se ubican aquí los que quedaron desocupados pero que perdieron las esperanzas de ser aceptados en el mercado del trabajo, y que no buscan, por lo tanto, activamente, algún trabajo remunerado. También es posible incluir aquí, a modo de ejemplo, a los muchachos que no trabajan ni estudian, o a mujeres que no encuentran una oportunidad concreta de acceder al mercado del trabajo. Esa categoría de los inactivos potencialmente activos ha disminuido en el transcurso del año 2023, lo cual puede explicar, por lo menos parcialmente, que aumenten simultáneamente los ocupados y los desocupados.

Otro asunto importante a considerar es que los ocupados aumentaron en 132 mil personas, pero de acuerdo a todos los pronósticos que se visualizan para este año, el PIB crecerá a una tasa cercano a cero. ¿Cómo se explica que la población ocupada aumente, pero el PIB se mantenga constante?  Si le hacemos caso a las estadísticas disponibles, la única respuesta es que los nuevos ocupados no aportan nada al aumento de la producción o, en otras palabras, su productividad marginal no solo ha sido cero, sino que hacen bajar la productividad media de toda la economía. No se puede, sin embargo, hacer recaer la culpa de este fenómeno sobre el trabajo informal, pues éste aumentó solo en 35 mil personas a largo del año. Tampoco se puede postular, como suelen hacer algunos comentaristas, que la administración pública es la responsable de incorporar personal de baja productividad, pues el sector público ha aumentado su personal solo en 30 mil personas a lo largo del año.  Quedan más de 70 mil personas que se han incorporado al mercado laboral en el presente año, en la agricultura, la industria manufacturera, el comercio, la enseñanza y otras ramas productivas, respecto a las cuales que no hay razones para suponer que son expresión de baja productividad.

La explicación a los fenómenos mencionados – y de otros que por la limitación de un artículo periodístico no se alcanzan a analizar – hay que buscarla no solo en los avatares de la coyuntura, sino en las peculiaridades de un modelo de crecimiento económico que ha perdido sus fuentes de dinamismo y de aumento de la productividad, agravado todo aquello por la actitud obstruccionista y casi suicida de la derecha económica y política, todo lo cual genera un crecimiento  mediocre e insuficiente, con poca capacidad de incorporar a toda la población que busca acceder al mercado del trabajo, y que genera desocupación y crecimiento de la informalidad.

 

Por Sergio Arancibia

 

 

 

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Economista

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