Más de un millón de personas, un 1,2 millones según la Intendencia de Santiago, cifra que podría ser incluso mayor y que se inscribe de lejos como la mayor manifestación de los santiaguinos en la historia de Chile. La convocatoria, para las 17:00 horas, concitó una respuesta impresionante desde todos los sectores de la capital. La Alameda, abarrotada por varios kilómetros y rebasada hacia todas las calles aledañas, era un mar humano y no cabía un alfiler. Impresionante, para cualquier observador.
Cantos, cánticos, consignas, solidaridad, amistad, cohesión en torno a las demandas básicas y las puntuales. Una convocatoria realizada por las organizaciones sociales pero extendida hacia las asambleas, colectivos, grupos culturales, artistas y viralizada por las redes sociales sobrepasó todas las expectativas.
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Tal vez uno de los momentos más impresionantes y cargados de emoción fue cuando miles y miles entonaron en la Plaza Italia de Santiago, cual himno intergeneracional, el Baile de los que sobran, canción de Los Prisioneros de 1987.
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Políticamente, esta marcha ha estado dirigida como espectáculo de masividad al gobierno. El discurso de los desmanes, de la violencia, de los saqueos, se esfuma tras una concocatoria que estuvo marcada por la alegría, el espíritu comunitario y la tranquilidad.
Como Red de Acción en Plaguicidas, RAP Chile, y como personas, comunidades y organizaciones que…
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