Después de meses de restricciones por el impacto de la Covid-19, en varias regiones del país ocurrieron movilizaciones como parte de la heterogénea iniciativa, que tuvo gran respaldo a finales de 2018 y principios de 2019, cuando puso contra las cuerdas al gobierno del presidente Emmanuel Macron.
Sin embargo, en la segunda mitad del año pasado perdió mucha fuerza y poder de convocatoria, un escenario que algunos de sus líderes aspiran a cambiar, bajo el argumento de que el malestar popular sigue latente.
Pancartas con reclamos y críticas al gobierno acompañaron las marchas, que a diferencia de las de etapas pasadas, no tuvieron el color amarillo como predominante, ya que gran cantidad de los participantes no portó el ya famoso atuendo.
En esta capital se produjeron disturbios y enfrentamientos, que avivan el debate sobre la represión y la infiltración de las protestas por personas violentas.
Según autoridades, al menos 200 personas fueron detenidas y 78 puestas bajo custodia, en un balance emitido en la tarde.
La Prefectura parisina autorizó dos movilizaciones, pero prohibió otras organizadas en los Campos Elíseos y sus alrededores, una de las zonas más afectadas por la violencia en cada ocasión que las concentraciones y los festejos terminan en disturbios.
Algunas personalidades políticas expresaron en las redes sociales su opinión sobre los chalecos amarillos y su retorno a la escena política y social francesa, en la que hace un tiempo fueron una fuerza importante.
El secretario nacional del Partido Comunista, Fabien Roussel, insistió en que las demandas del movimiento nunca han sido satisfechas, mientras el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, destacó la presencia en las manifestaciones de hoy de miembros de esa organización.
Además de en París, se reportaron protestas en ciudades principales como Marsella, Lyon, Lila, Nantes, Burdeos, Toulouse y Estrasburgo.
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Es muy divertido y curioso... Algo anda mal...