La segunda vuelta electoral en Perú es tan extraña que se presta a un “realismo mágico” y, como en la novela de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, los 24 millones de sufragantes peruanos pretenden tener una segunda oportunidad. De los candidatos que participaron en la primera vuelta, los dos más extraños y controvertidos personajes fueron seleccionados para el balotaje: la ambiciosa y eterna candidata, Keiko Fujimori y el profesor Pedro Castillo.

La trilogía de la dialéctica hegeliana tuvo, en el siglo XIX, su contraparte en la dialéctica dual de Auguste Comte, que consistía en un choque permanente  entre la tesis y la antítesis que, aplicada al caso peruano, los periodistas han aprovechado esta sui generis situación política para escribir novelas sobre las novelas. El choque entre el Perú rico y el pobre no podía ser más radical: Lima y Callao durante dos siglos habían dado la espalda al Perú rural, andino y pobre, demostrando así que se puede convivir mucho tiempo con una democracia cada vez más precaria, con un sistema de partidos políticos y de nombres ridículos, (algunos antiguos que, en la mayoría de los casos, llevan el nombre de este país y, cuando ya estaba saturado de nombres, hubo que recurrir a los colores, ´en el último Parlamento, hubo que usar el morado, que es el caso del actual Presidente de Perú´).

Los políticos Víctor Raúl Haya de la Torre y Juan Carlos Mariátegui fundaron los dos más antiguos partidos políticos de Perú: el primero, el APRA, y el segundo, el Partido Comunista.  El centro definitorio del APRA había sido el rechazo al imperialismo de Estados Unidos y  a los militares. Haya de la Torre murió luego de firmar la nueva Constitución del Perú, pues el poder siempre le fue esquivo; por su parte, Mariátegui compartía con Víctor Raúl Haya de la Torre el odio al yanqui. Quien recuerde lo leído en cualquier enciclopedia sobre el APRA sabe que fue un partido socialista-latinoamericanista, y el Partido Comunista, de Mariátegui, una agrupación política, heredera de las distintas vertientes del marxismo, (Marx, Lenin, Engels, Stalin y Mao…).

Una democracia sin partidos políticos sería muy difícil concebir y, en el caso peruano, sus partidos históricos fueron borrando sus rasgos característicos a lo largo de la segunda parte del siglo XX: el APRA, muerto su líder fundador, cayó en manos del joven Alán García Pérez, (1949), y que luego se convirtió en el más joven Presidente del Perú. Su primer gobierno  fue radicalmente socialista destruyendo, a su paso, la economía a través de una hiper inflación, como también el sistema político a causa de su autoritarismo. Al final de su primer gobierno su actuar político se mostró tan desastroso que fue despedido  por los parlamentarios con un ruido estremecedor de rechazo; a García no le quedaba otro camino que buscar el exilio, y eligió Colombia. Los herederos de Mariátegui tomaron distintos caminos siguiendo los liderazgos del marxismo: el Partido Comunista y las distintas formas de agrupaciones terroristas, entre ellas el Tupac Amaru y el Sendero Luminoso, que declaró la guerra al Estado peruano, (este último movimiento es muy distinto de las demás organizaciones terroristas, al adoptar la estrategia camboyana, y el “Pensamiento Gonzalo” endiosó a Abimail Guzmán, profesor de filosofía de la Universidad de Trujillo; Sendero Luminoso tiene la peculiaridad de estar dirigido, prácticamente, por una familia provinciana, y con una estrategia que mezcla el combate campesino – inspirado  en Mao Tse Tung y la dominación de la ciudades, incluso, Lima).

La democracia peruana se basa en la división de poderes entre gobierno, militares y partidos políticos, entre la sumisión al imperialismo yanqui y los no alineados, (la tercera vía).




El Presidente Belaúnde Terry, a fines de su segundo gobierno, intentó una tenue reforma agraria, que pretendía mejorar el trato a los campesinos, que antes eran siervos de la gleba, de tal manera que se les considerara seres humanos, siguiendo el famoso dicho de “la tierra es para quien la trabaja”; (Belaúnde era cercano a la Democracia Cristiana y a los partidos políticos tercermundistas, onda que atraía al régimen Yugoslavo, de Tito, y a la India, de Neru, que atrajo a varios países de América Latina y, en los años 60, bajo el liderazgo de Fidel Castro y el foquismo del Che Guevara). Belaúnde fue derrocado por el general Velasco Alvarado, que había surgido de las clases humildes, y cuyos subordinados se habían formado en la lucha contra el Sendero Luminoso.

Velasco Alvarado se convirtió en uno de los principales Presidentes peruanos del siglo XX: fue capaz de identificar al ejército con el pueblo, hecho que logró integrar al pueblo peruano, y al “cholo” convertirlo en ciudadano y, además impulsó una profunda reforma agraria. Es sabido que los militares y los partidos políticos se repelen, y Velasco Alvarado optó el camino de reemplazarlos por organismos estatales que conducirían la revolución tercermundista., (en Chile es conocido Velasco Alvarado por el famoso intento de ocupación de la región de Tarapacá, que tiene mucho de leyenda, sin embargo, para algunos historiadores, el mismo Velasco Alvarado confesó, días antes de morir, que los soldados chilenos estaban con los calzoncillos abajo y que era, por tanto, la mejor ocasión para ganarles).

A la muerte de Velasco Alvarado asumió el poder el general Francisco Morales Bermúdez, de tendencia más moderada que su antecesor, y al final dejó el poder y convocó a elecciones.

Es preciso comprender este período de la revolución militar a fin de explicarse la destrucción del sistema de partidos políticos, la democracia corrupta y, finalmente, el extraño sistema político, (una especie de semipresidencialismo, con un Primer Ministro, una Cámara única y un Presidente elegido por voto popular), cuyas características se centran en las permanentes vacancias de gobernantes y cierres del Congreso, cada vez que dos tercios de congresales acusen moralmente al mandatario, de ahí que el destino del Presidente sea la cárcel, el destierro o el suicidio.

(Continúa en la próxima entrega)

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

09/06/2021

 



El Clarín de Chile

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