Columnistas

La triple A. Amarillos, Alharaquientos y Apatronados

Después de reconocer Cristián Warnken que votó en blanco en las elecciones presidenciales de 2021, se dedica ahora a recetar mejunjes. Sí, para quienes aspiran a tener la piel amarilla.

En su afán de mesías, fundó la Triple A: “Amarillos, Alharaquientos y Apatronados”. Todo un hallazgo. En su oportunidad, Judas ofició de amarillo y terminó traicionando a Cristo. A partir de esa fecha, la historia universal se atiborró de amarillos. A Cristian, le ha rendido beneficios su melindrosa voz de profesor de ética empresarial. Desde hace años, lleva aureola amarilla o azufrada, para diferenciarse de los escritores, que se endeudan si quieren publicar.

 

Es el intelectual mimado del beaterío, la oligarquía y de El Mercurio, su residencia oficial. Ahí escribe y preconiza sobre el devenir humano, cuando se lo exigen sus patrones. Sumisión ajustada a la ética de quienes, día a día, manchan sus páginas amarillas, empeñados en denostar al adversario. Variedad colonial, rastrera y provinciana del escritor Mario Vargas Llosa y de su hijito Álvaro.

 

Aburridos y fracasados brujos, remunerados en dólares, depositados en cuentas anónimas, en las Islas Vírgenes. Aquí se podría agregar a otro escribidor, émulo de Corín Tellado, actual embajador de Chile en España. En su calidad de fulgurante amarillo, bien podría incorporarse a la Triple A.

 

Don Cristián deja traslucir su inquina hacia Gabriel Boric, el futuro presidente de Chile y a quienes lo acompañan. Desliza críticas veladas, dardos con ponzoña desde la tribuna de El Mercurio. Parapetado en ese diario inexpugnable, ciudadela de la mentira y el latrocinio, se permite enlodar a quienes lo observan con ojos críticos.




 

Si trabaja en ese medio de comunicación, servil a la oligarquía, debe cumplir el decálogo del apitutado. Ahí, lo censuran y se censura. Es su derecho a enarbolar su servilismo amarillo, quien es poeta, intelectual, escritor, académico y de yapa, conferenciante. Ahora, en calidad de guía espiritual de la Triple A, empieza a ser venerado en el mundillo de la elite. Su pensamiento teñido de amarillo, lo expresa desde el púlpito de su parroquia, donde acuden sus acólitos, vestidos de amarillo.

 

Al morir Agustín Edwards, dueño de El Mercurio, escribió un panegírico en ese diario golpista, donde glorificaba a su patrón. Enaltecía su carisma y bondad de empresario. Laudatorio y tan estremecedor, que cualquiera habría pensado que se trataba de un prohombre. Tal si hubiese sido candidato a la santidad. Se lo exigieron como tarea; y bueno, obedeció, pues la cesantía y el hambre, muerden. ¿Acaso había olvidado Cristian Warnken, que este personaje viajó a USA a pedir de rodillas al presidente Nixon, que apoyara el golpe militar en Chile?

 

Es decir, nuestro escritor exaltaba a un golpista cobarde y desembozado, miembro de la oligarquía ladrona. Culpable de una tragedia que duró 17 años y cuyas esquirlas, hasta el día de hoy, se encuentran desparramadas en la política. ¿Ignoraba Cristián Warnken esta historia de terror? Lo sabía y se hacía el ganso, pese a disponer de títulos laudatorios y de un envidiable currículo. A menudo, el olvido se encuentra emparentado con la conveniencia.

 

Al menos, doña Patricia Maldonado, la intelectual de la farándula y el besuqueo, tuvo el coraje de reconocer su admiración por José Antonio Kast. ¿Cómo olvidar aquí la traición del poeta Braulio Arenas, que corrió a adular al tirano Pinochet, para conseguir el Premio Nacional de Literatura?

 

No existe mayor desdicha, que escribir vigilado con la lengua atada, sin poder criticar y exponer la ácida realidad. Jamás someterse a la censura, ni a las lisonjas del poder. Menos aún al tintineo de las monedas, que caen sobre el escritorio. Envilece el bozal, ajeno a la escritura.

 

Qué congoja poeta Cristián Warnken, ver con mordaza amarilla a un hombre de su talento y erudición, utilizado por la oligarquía. Usted muy bien sabe, por qué lo eligieron colaborador de El Mercurio. En enfermedad de moda se ha convertido el amarillismo, e igual a la peste, ha contaminado a nuestra sociedad.

 

Por Walter Garib

 

 

 

 



El Clarín de Chile

Ver comentarios

  • En simple y directo Warnken como amarillo tono caca no es nada mas que un lameculo Mercurial.

  • Hola Walter. Gracias por publicar la verdadera personalidad de ese seudo intelectual Cristian Warnken, quien se transformó en un testaferro de Agustin Edwards (golpista N° de Chile ). Esta Alimaña es peor porque se disfrazó de algo que no era. Muy bueno tú artículo.

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