Economía y Mercados en Marcha

La deuda pública de Chile

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La deuda pública bruta de Chile, según datos recientes de la firma internacional  Bloomberg, alcanza a un 38 % de su PIB. Ese porcentaje está bastante por abajo de otros países de la región que pudiesen ser económicamente comparable con el nuestro.  Así, por ejemplo, Brasil, presenta de 88 %, Argentina un 85 %, Colombia un 67%, Uruguay tiene 64.7%, Costa Rica alcanza a un 59 % y México exhibe una deuda pública bruta equivalente a un 58 % de su PIB.

Pero tener un porcentaje de deuda pública muy alto no es un indicador de que las cosas vayan mal en dicho país, como tampoco contar con una deuda pública de escaso nivel porcentual con respecto a su PIB es una bondad.

Todos los países, así como todas las empresas y casi todos los ciudadanos tienen en nuestro mundo que recurrir en forma periódica al endeudamiento y vivir con una cierta cantidad de deuda. Eso es hoy en día consustancial a nuestra forma de vida. El problema no radica en endeudarse o no endeudarse, sino en endeudarse para fines muy claros de tipo social o económico que estén en el campo de las prioridades y necesidades nacionales, y no endeudarse por arriba de la capacidad de pago que se tenga en un futuro cercano, como para responder al pago de las amortizaciones e intereses de los prestamos recibidos.

Puede, entonces, que un país con altas reservas internacionales, con altos y crecientes ingresos provenientes de las exportaciones, e incluso por altos niveles de recepción de inversión externa, tenga bastante capacidad de pago de las deudas que contraiga con el exterior.  En este campo internacional la capacidad de pago de las deudas se complementa con otro indicador denominado “tasa riesgo país”, que mide precisamente la forma en que el mercado ve la capacidad de cada país de hacer frente a sus deudas externas. En ese campo, Chile tiene junto con Uruguay la tasa de riesgo país más bajas de toda América Latina y el Caribe.




También puede suceder que los ingresos fiscales que se visualicen para el futuro próximo sean altos y crecientes y, por lo tanto, se tendrá la capacidad de pago como para responder a los endeudamientos internos que se contraigan en el presente.

Endeudarse en esas condiciones, con agentes internos o externos, según corresponda, no solo no es malo, sino que implica aprovechar sensatamente las oportunidades que el sistema económico nacional o internacional ofrecen.

El Banco Central de Chile, para el año 2024, publica una cifra de 41.7 % del PIB como el peso de la deuda pública nacional, cifra un poco más elevada que la que presenta la firma  Bloomberg. Ello puede deberse a diferencias metodológicas tanto en cuanto a la medición del  PIB como en la cuantificación de la deuda. En todo caso, sigue siendo una cifra que se mantiene como baja en relación a los otros países de la región.

Hay que tener en cuenta, en todo caso, que la deuda publica considera tanto la deuda interna como la externa, cada una de las cuales genera compromisos e impactos macroeconómicos diferentes. Para el año 2024, la deuda total del gobierno central de Chile alcanzaba a 130.825,2 millones de dólares, la cual se descomponía en 83.134,6 millones de dólares de deuda interna y 47.690.5 millones de dólares de deuda externa. La deuda con agentes económicos privados internos era, por lo tanto, mayor que la deuda con agentes económicos externos y juntas dan esa cifra de 41.7 % del PIB que menciona el Banco Central.

En síntesis, Chile está bien calificado en lo que se refiere al riesgo país – lo cual significa que no es riesgoso para los agentes económicos externos prestarle al país –  y el gobierno de Chile tiene una deuda externa de menor cuantía que la deuda interna, y juntas arrojan una deuda pública total que tiene menos peso como porcentaje del PIB que el que presentan otros países de la región. Por lo tanto, no se ha actuado con irresponsabilidad en materia de deuda pública, sino que con cautela y mesura,  y el margen para caminar por esa vía todavía es alto, si se quisiera.

 

Sergio Arancibia



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Sergio Arancibia

Economista

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