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Las encuestas y encuestadores influyen en el resultado electoral

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Más de una docena de encuestadoras se han tomado el palco de las noticias en este período de elecciones. Los telediarios, los shows, los programas de entrevistas a dirigentes políticos, pero sobre todo las entrevistas a los expertos en elecciones, sean estos miembros de las propias encuestadoras o no, lo cierto es que se nos intoxica con información.  Sobre encuestas predictivas o no predictivas,  metodologías de toma y tratamiento de los datos, encuestas más confiables que otras (puerta a puerta o telefónica por ejemplo), comparaciones de predicciones entre encuestadoras, términos sociológicos, términos estadísticos, etc.

Lo cierto es que escuchamos y vemos más hablar de las predicciones de las encuestas, los porcentajes, los candidatos(as) y sus posibilidades, que saber más sobre lo que estos candidatos(as) proponen al país.

Existen muchos estudios sobre la influencia de las encuestas en los electores. Una parte de la academia dice que el poder de las encuestas reside en su capacidad reforzar las actitudes y activar a los electores indecisos, pero no de decidir su voto. No todos opinan lo mismo[i].

Inundar el mercado audiovisual con este tipo de información, tiene ciertamente un impacto en los electores. La publicación de los resultados de las encuestas determinan sin duda el voto de muchísimas y muchísimos indecisos. Y caramba que hay indecisos en esta ocasión – otra vez según las encuestas. Además, una parte importante de los votantes son nuevos. La generación de los desencantados de la política y de su sociedad, que les complica encontrar su primer trabajo, o independizarse de los padres con un salario lejos de las expectativas de cada cual. A todos estos electores, esta verdadera guía para mostrar los posibles ganadores sin duda influencia y determina el sentido de su voto. Entre otras cosas, porque existen muchos electores que tienen muy poca información sobre la Política en general. Para decirlo derechamente, muchos electores son profundamente ignorantes del acontecer político. Por las razones que sea. Haga la prueba de preguntarle a algún familiar joven quien es el alcalde de su comuna y el senador o la senadora que fue elegida en su distrito. Es en estos electores(as), donde la información proporcionada por las encuestadoras resulta casi decisiva para decidir su voto.




 

Los defensores de la importancia de las encuestas en los procesos electorales nos dicen entre otras cosas que estas sirven para conocer las preferencias de los electores, sus gustos y tendencias. Que estas proporcionan información sobre la situación política o permiten a los candidatos “corregir” su discurso para encantar a estos o aquellos. Pobre argumento en verdad. Las preferencias reales de las personas las sabremos una vez terminada la elección. Porque como lo confirma la experiencia histórica, muchas predicciones terminan siendo erróneas, lo que quiere decir que nos hablaban de una realidad inexistente. Conocer la situación política no necesita necesariamente de encuestas a pesar que las encuestas sobre popularidad de líderes en ejercicio de sus cargos por ejemplo sean hechas frecuentemente. De ellas escuchamos repetir una y otra vez a esos mismos líderes que ellos o ellas no se guían por las encuestas para llevar adelante sus programas. Un millón de personas en la calle, una huelga general o múltiples huelgas en cortos períodos de tiempo, una manifestación masiva en la calle de algún sector de la economía como los agricultores por ejemplo u otras manifestaciones que vienen directamente de los ciudadanos grafican muy bien la situación política. No necesitamos encuestas para saber de la grave crisis en la Araucanía por la presencia y continua represión de los militares y carabineros.

Por otra parte, utilizar los datos de las encuestas y su estadística para que candidatos(as) “corrijan” sus posturas sirve solo para mostrar la falta de principios y el oportunismo político de estos, actitudes que políticamente están más próximas de un vicio que de una virtud. Candidatos que van diciendo una cosa y su contrario conforme las encuestas no le sirven a nadie.

Incluso el propio uso de la Estadística en las encuestas puede servir para sacar las conclusiones más antagónicas. Confundir la causa con el efecto por ejemplo. Como esa conocida de decir analizando los datos obtenidos, que las personas son gordas porque comen comida rápida, o afirmar lo contrario, diciendo que las personas gordas prefieren comer comidas rápidas.

¿Alguien podría demostrar que una encuesta electoral incluye cualquiera persona en edad de votar a lo largo y ancho del país, y que todas ellas tienen la misma probabilidad de ser encuestados? ¿Cual es el margen de error de eso? ¿Cuanto sesgo ideológico puede influir en las características de la muestra y el tipo de preguntas que se hacen de la cual se infieren los resultados generalizando para el total absoluto de la población bajo estudio?

 

¿Qué información reciben masivamente los electores para esta elección presidencial? En primera vuelta dicen las encuestas ganará Jeanette Jara, seguida en cualquier orden por los tres candidatos de la Derecha. En segunda vuelta cualquiera de ellos derrota a Jara. Todas coinciden en eso. Los medios de comunicación no hacen más que confirmar estas “verdades”.

¿Influirá eso o no en muchos electores incluso para la primera vuelta?

Algunos expertos aseguran que a bastante gente le gusta votar a ganador. El sistema le asegura a ese tipo de votante que la Derecha, si o si, va a ganar esta elección. Hasta algunos pueden ni siquiera piensen en molestarse en ir a votar, tal es la certeza con que el sistema le asegura quien será el ganador. La información de las encuestas funciona así como factor desmotivador para los electores, particularmente para aquellos que no están pensando votar por la Derecha en cualquiera de sus vertientes. Las que como las vertientes de un río, al final todas entran en el caudal principal. En segunda ronda todas ellas se juntarán, a pesar de los golpes bajos que aparentemente se están infligiendo durante la campaña electoral. Hablar de tres derechas es entre paréntesis engañar los ciudadanos. Mandan los dueños del dinero. Ellos darán finalmente el visto bueno quien será su candidato en segunda vuelta.

 

Es tan importante el efecto de la información que se difunde sobre las encuestas, que los debates televisivos y radiales de los candidatos, no tienen tanta importancia según los expertos. Pasan a un segundo plano en materia de decidir preferencias por parte de los electores. De no ser claro que alguno de ellos se salga de su acotado discurso e improvise alguna estupidez. En los debates el discurso de los candidatos que recogen las mejores predicciones  no está hecho para convencer, sino para no cometer un desliz. De decir lo que es políticamente correcto. Bueno, esto último alterado por los “libertarios” donde justamente para sintonizar con la rabia de las personas contra la sociedad que los maltrata, su discurso es decir precisamente todo lo que no es políticamente correcto. Si todo ocurre tranquilamente y no hay sorpresas ni desaguisados, estos debates no cambian ni determinan las preferencias mayoritariamente. Menos en todo caso que las predicciones de las encuestas que es lo que pretendemos argumentar aquí.

 

Si se recuerdan los electores, en las dos elecciones que ganó Piñera, pero principalmente en la segunda, las encuestadoras repetían por todo Chile que este ganaría. Era vox populi. Muchos votantes indecisos o menos comprometidos decidían así “subirse al carro” de la victoria. Un candidato fuerte que aparece primero en las encuestas da seguridades a los indecisos. Fenómeno en inglés llamado de efecto “Bandwagon”. Existe igualmente el efecto contrario. El llamado efecto “Underdog” esto es, apoyar el candidato más débil. Y todo esto, por el efecto de las encuestas y sus predicciones. Incluso en las encuestas hechas a la salida de las urnas el mismo día de la elección pueden tener algún efecto en votantes tardíos.

Ni que decir que los resultados de las encuestadoras ayudan muchos electores a decidir el llamado voto estratégico. Votar por ejemplo por el mal menor frente a la amenaza de un candidato al que se teme, tal como ganó Boric a Kast en 2021. O también votar por un candidato del que no se gusta pero que asegura una coalición mayor, como lo vemos en elecciones parlamentarias por ejemplo.

 

El efecto de la información transmitida por las encuestadoras tienen la característica de ser un factor que sin duda ayuda a definir el ganador, entre otros factores por supuesto.

Hay países como en EEUU en que las encuestadoras pueden legalmente hacer pronósticos hasta tres días antes de la elección. En Chile son legalmente quince días, pero como cada ley imperfecciones, se encuentran muchas maneras de seguir repitiendo la información de las encuestadoras hasta pocos días antes del acto electoral. Y por lo tanto de seguir influyendo en los votantes.

Estamos frente a un caso de información sobre un evento, la que termina irremediablemente influyendo sobre el resultado del mismo evento.

Esta verdadera avalancha informativa sobre las predicciones de los ganadores tiene además otro efecto poco democrático, para quienes defienden que vivimos en tal sistema. Y es que como las encuestas hacen un escalafón de los candidatos conforme los resultados indicando los posibles ganadores, serán estos candidatos los que concentren más minutos en entrevistas y apariciones televisivas. Ningún gran canal de TV en Chile por ejemplo gastará muchos segundos en hablar del Profesor Artés o el señor Maine-Nicholls. Tampoco estarán muy presentes en las redes sociales, manipuladas estas como sabemos por legiones de “boots” opinando y asegurando los posibles ganadores. El dinero como siempre en esto hace la diferencia. Usted puede pagar esta manipulación además de los llamados “influencers” para intervenir en las redes sociales las que como sabemos son fundamentales hoy como formadoras de opinión.

Un último efecto de la información de las encuestadoras es sobre militantes, donantes y voluntarios, todos muy importantes en los resultados finales. Todos estos serán sin duda afectados conforme las encuestas les digan que su candidato simplemente está entre los últimos y no tiene cualquier probabilidad de ganar. O al contrario. Desmotivados los primeros y motivados los segundos para estos trabajos, todos factores importantes en la lucha electoral.

Por su parte las empresas y los empresarios, a pesar de apostar siempre en los candidatos que defienden su clase social, escogerán aquel o aquella entre ellos con mejores probabilidades de triunfo conforme las encuestas en la medida que tengan la certeza que apoyarán sus intereses. Comprar información privilegiada de las encuestadoras para “saber la firme” en exclusiva por parte de los dueños del dinero, es un gran negocio para las encuestadoras. Información privilegiada para las empresas en tanto ellos deciden quien financiar en tanto potenciales ganadores. Allí pondrán su dinero. Con la excepción de algunas situaciones como en toda regla. Como es el caso de SQM en Chile, que apostaba en todo el espectro político cuando los resultados no eran muy predecibles y la lucha se veía cerrada. Eso que en las carreras de caballo llaman jugar a “ganador” y “placé”.

Tenemos así entonces en resumen, que nos machacan largas horas del día con más información sobre las encuestas y sus productores que sobre los candidatos. Su efecto en las elecciones es importante entre todos los otros factores que las determinan. Dependiendo del sesgo ideológico de cada empresa encuestadora, algunos candidatos y candidatas recibirán un apoyo a veces decisivo para influir en el voto de miles. Las encuestadoras tendrán también una tentación enorme de doblarle la nariz a los datos y alentar sus candidatos.

Igualmente esta avalancha de información sobre encuestas y encuestadores casi hace pasar a segundo plano lo que digan y propongan los propios candidatos. Una buena manera que facilita la manipulación de las mentes.

Ser influenciado no por las propuestas de candidatos y candidatas sino en función de cuales entre ellos van mejor posicionados en la lucha electoral, es olvidar nuestras convicciones y sumarnos a las mayorías sin espíritu crítico ninguno. Lamentablemente.

Ni que decir que una vez terminadas las elecciones, todas las encuestadoras que fallen en sus predicciones gastarán ríos de tinta para explicarnos .. lo inexplicable.

 

¿Usted que ya sabe que gana la Derecha tal vez en primera vuelta pero que con certeza – según

las encuestadoras –  ganará en la segunda en las próximas elecciones presidenciales, irá a votar?

 

Patricio Serendero

[i]       Ver por ejemplo el “La influecia de las encuestas electorales en las elecciones generales de 2016”, 09/2019, Victor Torres Llorens, U. Complutense de Madrid, Tesis de Maestrado. Allí hay numerosa bibliografía para los interesados.



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