Economía y Mercados en Marcha

La industrialización necesaria

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En el año recién pasado la industria manufacturera era responsable – según las cifras publicada por el Banco Central de Chile –  del 9.0 % del PIB de todo el país. Esa cifra era de 9.6 % en el año 2011, quince años atrás, lo cual indica que el PIB de la industria manufacturera, como porcentaje del total del PIB del país, se encuentra en un proceso lento pero claro de decrecimiento. La industria pesa cada vez menos en la estructura económica del país. En otras palabras, como tendencia a mediano plazo, nos encontramos en un proceso de desindustrialización y no de industrialización, lo que sería lo deseable como senda de desarrollo del país.

Revertir esa tendencia y entrar en un proceso sostenido de industrialización no es cosa fácil. En décadas anteriores se establecieron en Chile muchas empresas de diferente tipo, protagonizando lo que se llamó el proceso de industrialización por sustitución de importaciones, o industrialización hacia adentro.

Se trataba de empresas altamente protegidas, básicamente por la imposición de aranceles elevados para los productos similares provenientes del exterior. Ello generaba unidades empresariales que abastecían el mercado interno, muy limitado, pero con casi ninguna capacidad de abrirse espacio en el mercado internacional, por la vía de posibles exportaciones, pues producían con niveles bajos de utilización de la capacidad instalada, abasteciendo un mercado pequeño y con elevados precios.

Sin embargo, las empresas nacientes requerían de dólares provenientes mercado internacional para abastecerse de tecnología, maquinaria, equipos y repuestos, que ellas mismas no eran capaces de producir. La disponibilidad de dólares para dichos efectos, quedaba limitada por las divisas que generaran las industrias básicas de exportación, fundamentalmente el cobre, que vivía y todavía vive, sujeto a los vaivenes de precios y cantidades que se presentan en los mercados externos.




Un proceso de industrialización funcionando de la manera sintéticamente descrita, estaba condenado a entrar, al poco andar, en situaciones de estancamiento y de crisis. No tenía internamente las condiciones para su propio funcionamiento y crecimiento. Ya hoy en día nadie en el mundo empresarial, gubernamental o académico postula un regreso a ese tipo de industrialización.

El tipo de industrialización que Chile requiere es uno que genere bienes que tengan alta demanda y suficiente competitividad a nivel internacional, de modo de generar las divisas – por la vía de la exportación – que su propio desarrollo demanda. Tienen que ser, por lo tanto, empresas y productos de precio competitivo y de alta tecnología y calidad, para que puedan competir con éxito en el mercado internacional. Y ese tipo de industrialización plantea desafíos que son difíciles de conseguir.

Se necesita, en primer lugar, incrementar en forma sustantiva la inversión, lo cual requiere, a su vez, atraer capitales nacionales o extranjeros, estales o privados, todo lo cual no es fácil hoy en día en el contexto de la caotización de los flujos internacionales de capitales y de bienes que se ha generado como consecuencia de las medidas arancelarias implementadas por la administración Trump.

En segundo lugar, se requiere negociar o renegociar – nunca denunciar en forma autónoma – determinados aspectos de los tratados de libre comercio firmados y vigentes por parte de Chile. Hay cláusulas de esos convenios que hacen muy difícil a un país en desarrollo caminar por la senda de la industrialización.

En tercer lugar, en un listado no exhaustivo de requerimientos, se necesita de un estado fuerte, capaz de entenderse con el sector privado, nacional o extranjero, y de orientar y/participar en los procesos de inversión que se requieran.

Nada de lo anterior es fácil, pero es posible y necesario.

Sergio Arancibia

 

 

 

 

 



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Sergio Arancibia

Economista
  1. Nuestro profesor de física don Igor Saavedra nos enseñaba allá en la escuela de ingenieria de la U, de Chile por los años sesenta:» Sean independientes con sus ideas». Nos enseñaba con esto, que perfectamente podíamos desarrollar toda suerte de industrias en nuestro país.
    Lamentablemente el 11 de septiembre de 1973 ese mundo hermoso que era nuestro Chile murió y hoy estamos atrasados, en a lo menos doscientos años.
    La derecha nos impuso una economía reaccionaria con la ayuda de una ametralladora, que es la causa de nuestro subdesarrollo industrial.
    A don Serafin le pregunto: Que tiene contra la candidata Jara?

  2. Cuando los «Chicago boys» tomaron el control de la economía en Chile luego del Golpe Militar, borraron los programas de industrialización mediante la sustitución de importaciones que era el programa propuesto por la Cepal para nuestra América del Sur.
    El Libre Mercado ofrecido a los militares con las recomendaciones de Milton Friedman, como vender las empresas del Estado, bajar los aranceles y otras medidas nos llevó desde una descontrolada economía sobre proteccionista a un sistema peor que nos hace dependientes de manufacturas extranjeras. Se dice que son Colonias los países que exportan materias primas y que importan todo tipo de productos.
    Al dejar al Estado amarrado a los deseos y decisiones de los empresarios, si a éstos no les interesa fabricar en el Chile, no vamos a avanzar nunca por esta vía.
    Ser competitivo en cualquier tipo de manufactura se requiere el capital para equipos, tecnología moderna y un equipo de trabajadores inteligentes capaces de operar en una estrategia de mejoramiento continuo. Podemos aprender de empresas japonesas, coreanas y chinas.
    Pero, si quienes manejan los recursos de inversión no hacen el esfuerzo necesario para iniciar esta industrialización, los trabajadores no tenemos oportunidades para cooperar en esta tarea que es fundamental para toda la sociedad. Auto-abastecerse tiene que ser el primer paso y necesitamos que las grandes empresas comiencen a dar espacio a las Pymes.

  3. Hugo Latorre Fuenzalida says:

    Estimado Sergio: muy de acuerdo que sin industria Chile permanecerá con un PIB bajo, con empleos escasos y remuneración precaria.
    La diferencia con el modelo de sustitución de importaciones está en que ahora tenemos mercados ampliados de exportación. Lo segundo es que nuestras materias primas mineras y del mar, nos facultad, con tecnologías propias, para desarrollar una gran gama de empresas de pequeño mediano y gran tamaño.
    Solo con nanotecnologia, podemos abarcar empresas en el área textil, química, inmobiliaria, salud, transporte, etc. Esa tecnología se desarrollo en la Universidad de Chile, pero nadie la oromueve a escala industrial.
    Lo mismo podemos decir del desarrollo de industria de maquinaria minera, corriente arriba. La experiencia del IM2 de Codelco es espectacular, otro el gobierno de piñera le tiró la cadena, a pesar de ayer ahorrado a Codelco millones de dólares en innovación.
    La biolixiviacion, también tecnología made in Chile, que se puede aplicar para rescate limpio de minerales residuales, saneamiento de relajes, purificación de cuencas contaminadas, etc.
    Tenemos los cerebros, tenemos el conocimientos, tenemos los mercados mundializados.
    Nos falta la decisión.

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