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América Latina entre la soberanía y la injerencia: el ALBA y China rechazan la ofensiva de Washington contra Venezuela

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La XIII Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), realizada el 20 de agosto en formato virtual, volvió a poner sobre la mesa un tema central en la historia latinoamericana: la defensa de la soberanía frente a la injerencia extranjera. La declaración final de la reunión, adoptada por unanimidad, condena con fuerza las amenazas y maniobras del gobierno de Estados Unidos contra Venezuela y Cuba, y alerta sobre el riesgo que estas acciones representan para la paz y la estabilidad regional.

La ofensiva de Washington

Hace unas semanas atrás, el presidente Donald Trump decidió duplicar la recompensa por la captura de Nicolás Maduro, elevándola a 50 millones de dólares, en un gesto que refuerza la criminalización política contra el mandatario venezolano. Ahora, hace pocos días, la Casa Blanca ordenó el despliegue de destructores y buques militares en aguas del Caribe, bajo el argumento de “operaciones antidrogas”. El despliegue incluye más de cuatro mil marines y tripulantes, lo que constituye, según los gobiernos del ALBA, una abierta amenaza de intervención militar contra un país soberano.

Este escenario revive la lógica de la “doctrina del patio trasero”, donde Washington asume el derecho de intervenir en los asuntos internos de América Latina, una práctica que no solo atenta contra Venezuela, sino que pone en entredicho la estabilidad de toda la región.

La voz del ALBA

La declaración conjunta de los países del ALBA-TCP fue categórica: se denunció la estrategia de “judicialización de la política” promovida desde Estados Unidos, destinada a deslegitimar gobiernos soberanos, abrir el camino a la intervención extranjera y socavar la autodeterminación de los pueblos.




Entre los principales puntos, los mandatarios rechazaron el despliegue militar en el Caribe, las sanciones y bloqueos económicos contra Cuba y Venezuela, y lo que calificaron como una política imperialista de hostigamiento y desestabilización. “Estas maniobras no solo constituyen un ataque directo a la independencia de Venezuela, sino también una amenaza contra la estabilidad de todos los pueblos de América Latina y el Caribe”, sostiene el texto.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, lo expresó con claridad: la provocación de Estados Unidos responde a la idea de que “nuestra América sigue siendo su patio trasero”. Por su parte, Nicolás Maduro convocó a “la unión de todos los pueblos rebeldes” del continente y más allá, mientras Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega coincidieron en denunciar la política de agresión como una nueva demostración de fuerza imperialista.

El respaldo de China

La presión estadounidense ha encontrado un contrapeso en la diplomacia global. El gobierno chino, a través de su portavoz Mao Ning, expresó su total respaldo a Venezuela y rechazó toda forma de injerencia en sus asuntos internos.

“Nos oponemos al uso de la fuerza o a la amenaza de la misma en las relaciones internacionales”, afirmó la diplomática, al tiempo que instó a Washington a contribuir a la paz en lugar de desplegar buques de guerra que violan la soberanía y la seguridad de otros países. Beijing subrayó que cualquier acción contraria a la Carta de la ONU constituye una amenaza para la estabilidad regional.

Una región dividida

El llamado del ALBA y de China resuena, pero evidencia también una fractura política en América del Sur. Mientras los países de la Alianza Bolivariana levantan la bandera del antiimperialismo, el resto del continente guarda silencio o se alinea con los intereses de Washington. La ausencia de una posición unitaria frente a la amenaza militar contra Venezuela pone en cuestión el principio de la CELAC de América Latina como “Zona de Paz”, adoptado en 2014.

Esta división deja a Venezuela expuesta y erosiona la posibilidad de que la región actúe como bloque ante la ofensiva estadounidense. En palabras del ALBA, la unidad de los pueblos es la única garantía frente a las potencias imperiales.

Paz, soberanía y autodeterminación

La declaración del ALBA concluye reafirmando que la paz en América Latina y el Caribe solo puede construirse sobre la base de la justicia social, la soberanía de las naciones y la autodeterminación de los pueblos. “Frente al imperialismo que amenaza con guerras y bloqueos, América Latina y el Caribe reafirman que seguirán el camino de Bolívar, Martí, Chávez y Fidel”, se lee en el documento.

En este contexto, la voz de los gobiernos del ALBA y el respaldo de China contrastan con el silencio de gran parte de Sudamérica. La pregunta que queda en el aire es si la región logrará recuperar una unidad mínima que le permita defender el principio elemental de no intervención, sin el cual cualquier proyecto de paz y justicia en la Patria Grande queda seriamente amenazado.

Telesur, Prensa Latina y Redacción del Clarín



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