Poder y Política

El «voto nulo»: el noveno candidato de la elección presidencial

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Una vez más como ha sido costumbre en casi todas las elecciones que se han realizado en la democracia protegida desde 1997 hasta hoy diversas organizaciones sociales y políticas que trabajan políticamente en los márgenes del sistema político nacional, han llamado a votar Nulo, como una expresión de rechazo y cuestionamiento del regimen democrático electoral impuesto, regulado y normado  por la Constitución Política de 1980, por ende, un regimen ideado y estructurado institucionalmente por la dictadura y consolidado por los partidos del orden neoliberal a lo largo de estos 35 años de posdictadura.

Sin embargo, el nuevo llamado a votar NULO por estas organizaciones tiene actualmente un nuevo contexto político. Este, fundamentalmente, se abre en relación a tres factores distintos pero interrelacionados, a) la derrota de revuelta popular de 2019; b) la derrota del Apruebo en el Plebiscito de Salida del 4 de septiembre de 2022 y c) el establecimiento del Voto Obligatorio.

Estos tres factores influyen decididamente entre sectores sociales y políticos anti-neoliberales y de ciudadanas y ciudadanos descontentos con el sistema político en general y, sobre todo, con el gobierno del Presidente Gabriel Boric. Esta ciudadanía ha optado por votar NULO de manera masiva en las últimos procesos electorales. En efecto, en las elecciones de concejales de 2024 el voto Nulo fue de 12,75%, o sea, 1.666.572 electores, mientras que el voto en Blanco llegó a 8,49% con 1.109.913 electores.

Ahora bien, la suma de ambos votos da un 21.24% de los votantes asistidos (2. 776.485) sufragar, una cifra muy superior a la obtenida por los partidos políticos que participaron en el proceso electoral. Sin embargo, en términos de correlación de fuerzas o de generación de poder, esa votación, vacua, estéril, no sirve, tan solo para indicar que hay una ciudadanía descontenta, molesta, incomoda, despolitizada, desorientada, y un largo etcétera.  Es, especialmente, complejo determinar el porqué del voto blanco.




El Nulo es considerado como el “voto bronca”, este ha tenido un porcentaje más bien bajo, escasamente importante, a lo largo de la historia electoral, especialmente, entre 1997 y 2012.  Se mantuvo ese nivel durante la vigencia del voto voluntario, 2012-2022. Sin embargo, desde 2022, el voto NULO se ha hecho fuerte. No obstante, su crecimiento sigue siendo débil para impulsar cambios en el sistema político. Es hasta ahora un voto testimonial, debe transformarse en una manifestación de poder.

Por cierto, hay un dato que hace presumir que el Voto Nulo es bajo y que fue reemplazado por la no participación electoral durante la vigencia del voto voluntario. La “abstención electoral”, o sea, la no concurrencia a votar alcanzó niveles muy altos, sobre el 60% en algunos torneos electorales. Aquí las razones son múltiples, sin embargo siempre, hay un porcentaje de electores que no concurren a votar por alguna “bronca”. En la elección que estamos considerando fue de un 15,30%, o sea, si despejamos el 10% de abstención técnica convencional, podríamos pensar que solo un 5,30% fue voto “bronca”. Port lo tanto, el voto de rechazo que expresa algún malestar contra el regimen en esa elección fue de un 18,05% del padrón electoral, es decir, 2.788.782 electores embroncados con el regimen.

Siendo un voto muy significativo como expresión de descontento, tiene una incidencia muy baja sobre el sistema de partidos, representación política como de la legitimidad del proceso, etc.; no incide, queda solo registrado como un dato de descontento ciudadano.

El voto «nulo» para que tenga incidencia debería estar enmarcado en una estrategia de desestabilización general del sistema político. Para ello requiere y necesita una dirección política clara y organizada que pueda dirigir y conducir esa voluntad colectiva para influir en el proceso político. Pero, para eso, el voto nulo debe necesariamente cruzar el UMBRAL DEL 20% y/o APROXIMARSE AL 25%, o sea, debe ser un voto muy categórico de rechazo o impugnación del proceso electoral, bajo del 20 % no sirve.

En el actual escenario político presidencial la estrategia electoral sería una ecuación que el voto NULO sea sobre el 20%, sumando la abstención (restando la abstención técnica) y el voto blanco, si esta suma logra sobrepasar el 30%, se estaría hablando de aproximadamente de 4 millones de ciudadanas y ciudadanos que de una u otra forma estarían rechazando las candidaturas que están compitiendo. El rechazo sería relativamente mayor a todas las candidaturas individualmente consideradas.

Ahora de lograrse ese porcentaje, la pregunta es qué hacer con esa votación. Para esto, estimo que las organizaciones políticas y sociales que apoyan la postura del VOTO NULO deben tener una respuesta viable y posible en el menor tiempo posible. Especialmente, cuál va a hacer la postura sobre la segunda vuelta, a sabiendas, que ese voto bronca, no es considerado por el SERVEL, pues solo considera los votos válidamente emitidos.

El punto político es buscar incidir de alguna forma, no en forma retorica ni discursiva, hay que transformar el «voto NULO» en una fuerza política, en poder, y que no se diluya con el paso del tiempo.

El objetivo político inmediato debe ser cómo influir en la segunda vuelta presidencial.  Esa la tarea, principal, todo lo demás es discurso estéril.

Con un voto Nulo, liderando el descontento, marcando sobre el 30%, o sea, un tercio del electorado se podría avanzar en la conformación y constitución de un “gobierno” destinado a realizar los cambios que la sociedad chilena viene exigiendo desde hace años, especialmente, desde 2019. Un gobierno que rompa con la lógica y la inercia de la continuidad neoliberal. Pues, en la segunda vuelta presidencial no se trata de elegir una o un presidente sino, fundamentalmente, conformar un nuevo gobierno, que exprese las nuevas mayorías políticas electorales que se han conformado al interior de la sociedad y del sistema político.

El voto NULO expresa y debe ser interpretado como una manifestación de la disconformidad ciudadana sobre la realidad política y social actual. La presencia del voto Nulo debiera inaugurar un nuevo ciclo político al interior del regimen democrático actual. El cual debe direccionarse hacia la configuración de un nuevo gobierno de carácter transformador, democrático y, sobre todo. antineoliberal. Pues, estamos partiendo del supuesto de que las y los votantes por el Voto Nulo, son ciudadanos/nas que rechazan a todas las candidaturas neoliberales actuales, con la excepción de la candidatura del profesor Artes.

Los principales desafíos políticos electorales del Voto Nulo en el escenario político que se abre con la segunda vuelta presidencial son varios.

1.- un balotaje, entre un candidato o candidata de la derecha con la candidata del oficialismo;

2.- un balotaje entre dos candidatos de la derecha;

3.- un balotaje entre el candidato del neoliberalismo populista y la candidata del oficialismo;

4.- un balotaje, entre el candidato o candidata de la derecha y el candidato del neoliberalismo populista:  y,

5.- un balotaje totalmente inusitado y sorpresivo, entre el candidato de la izquierda y la candidata oficialista o cualquier candidato de la derechas.

Ante estos posibles e hipotéticos escenarios políticos electorales que debieran hacer las organizaciones sociales y políticas que apoyaron su llamado a votar NULO.  Veamos que caminos son posibles:

En el caso que la dirigencia social y política del Voto NULO (integrada por todas las organizaciones políticas y sociales que patrocinaron el llamado del voto NULO) decidieran participar en el balotaje, se pueden tomar las siguientes rutas:

A.- Volver a llamar a votar NULO. Incrementando el porcentaje de electores por el NULO, provocando con ello una total deslegitimación del proceso electoral presidencial. Provocando, una crisis política general del regimen político. Para ello es necesario que el voto NULO llegue sobre el 50% del electorado.

B.- Si el voto NULO en la segunda vuelta logrará sobrepasar el 50% del electorado, todas las organizaciones sociales y políticas y actores políticos antineoliberales deben iniciar una masiva y activa movilización social y política conducente a modificar el regimen político actual e iniciar un proceso de cambios radicales en la sociedad chilena.

C.- Tomar la ruta de conformar un gobierno transformados, democrático y antineoliberal, ese camino solo sería posible impulsarlo en dos de los escenarios señalados más arriba, el 1 y 3. Lo cual llevaría a la conformación de un nuevo programa de gobierno que integre las diversas demandas políticas, sociales y económicas de la izquierda antineoliberal como la incorporación al comando de la candidata oficialista y la integración al futuro gobierno se resultar electa.

D.- El camino político, por cierto que debiese tomar el Voto Nulo, si se presentara el escenario 5. Sería apoyar al candidato de las izquierdas totalmente. Con la conformación de un nuevo programa de gobierno y remozar el proyecto histórico-político, etc. Pues, lo más probable que los partidos del orden se unirían, es decir, las derechas neoliberales, en contra de la candidatura de las izquierdas.

E.- Ante los escenarios 2 y 4, se debiera seguir la ruta A y B.

Todo lo anterior parte del supuesto que el voto NULO logre cruzar el umbral del 25% y se transforme en una efectiva manifestación del poder de las y los ciudadanos nacionales que están en contra de todos los neoliberalismos posibles.

 

 

Juan Carlos Gómez Leyton

Dr.  en Ciencias Sociales y Políticas

Director Académico CIPPSAL

 

San Joaquín, 15 de Noviembre 2025

 



Dr.  en Ciencias Sociales y Políticas. Director Académico CIPPSAL
  1. Renato Alvarado Vidal says:

    Un punto alto del voto nulo fue para elegir a los que habían de perpetrar la «Constitución de los Huasos Quincheros» en 2023, de un total de 9.795.741 votos válidos, 2.119.506 fueron nulos, eso es el 21,6%. los votos en blanco fueron otros 569.673.
    Es claro que en ese «proceso constitucional» la izquierda simplemente se restó, la derecha corrió sola y al final igual perdió.

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