
Gobierno presenta proyecto de ley de aborto libre hasta las 14 semanas: un paso necesario en medio de tensiones conservadoras
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En un contexto político marcado por el avance conservador y el retroceso en derechos fundamentales en distintos rincones del mundo, el gobierno del Presidente Gabriel Boric ingresó este miércoles al Congreso el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) con plazos. La iniciativa —anunciada durante la última Cuenta Pública— busca establecer el derecho de las mujeres, adolescentes y niñas a acceder a la interrupción del embarazo hasta las 14 semanas de gestación, por su sola voluntad, y sin necesidad de causales.
El proyecto representa una transformación profunda en la legislación actual, que hasta ahora solo permite el aborto bajo tres causales específicas: peligro para la vida de la madre, inviabilidad fetal de carácter letal y embarazo por violación. Estas causales, aprobadas en 2017 tras una ardua disputa política, no serán reemplazadas, sino que convivirán con la nueva legislación, según aclaró la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana. “Fuera de las tres causales, se podría acceder hasta las 14 semanas. Si hay riesgo vital o inviabilidad fetal, esas causales siguen vigentes y no tienen ese plazo”, explicó en entrevista con La Tercera.
Autonomía reproductiva y derecho a decidir
La propuesta del Ejecutivo se fundamenta en la necesidad de eliminar las barreras normativas que impiden el acceso legal y seguro a la interrupción del embarazo, y busca consagrar el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, reconociendo su autonomía sexual y libertad reproductiva. En sus fundamentos, el proyecto señala que “asegurar el acceso mejora la disponibilidad, previene procedimientos peligrosos y asegura el ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos”.
El contenido de la ley contempla cuatro artículos permanentes y dos transitorios. El primero habilita expresamente el aborto voluntario hasta la semana 14, a solicitud de la mujer. Además, obliga al Ministerio de Salud a dictar normas técnicas para garantizar la prestación en todo el sistema público y privado. El segundo artículo establece el procedimiento de manifestación de voluntad, de acuerdo al Código Sanitario, así como el derecho a recibir información veraz, completa y objetiva.
En línea con la normativa actual, el proyecto también respeta la objeción de conciencia personal e institucional, lo que ha generado críticas de sectores feministas que históricamente han cuestionado este mecanismo por convertirse, en la práctica, en una traba sistemática al acceso.
Una batalla que recién comienza
La presentación de este proyecto marca el inicio de una nueva disputa en el Congreso, donde la correlación de fuerzas no augura un camino fácil. La derecha política, junto a sectores de la ex-Concertación, ya han adelantado su rechazo a la iniciativa, apelando a argumentos morales y religiosos que han sido históricamente usados para negar derechos básicos a las mujeres.
Sin embargo, el debate trasciende lo parlamentario. El ingreso de esta ley pone nuevamente sobre la mesa una de las demandas más sentidas del movimiento feminista chileno y latinoamericano: el derecho a decidir, sin tutelaje, sobre el propio cuerpo. En ese sentido, el proyecto representa un paso crucial hacia un modelo de salud sexual y reproductiva que reconozca a las mujeres como sujetas plenas de derechos y no como objetos pasivos de protección estatal o moral religiosa.
A pesar de las resistencias, el gobierno ha tomado una decisión política de gran envergadura. En tiempos donde los discursos ultraconservadores avanzan y donde la libertad de las mujeres se ve amenazada incluso en democracias consolidadas, Chile podría volver a abrir una puerta hacia la ampliación de derechos. Será, sin duda, una lucha larga.






Serafín Rodríguez says:
Tal como ha sugerido Pepe Auth, el uso político del aborto es interesante pues según las encuestas concita un apoyo favorable superior al 50% en la población. Entonces, ponerlo hoy en la palestra para discusión tiene sentido mediático favorable para un presidente cuya base de aprobación con un promedio de un 30% ha bajado y su desaprobación de un 60$ subido. Eso le daría una forma de “apoyo indirecto” superior al 50% aunque la realidad sea otra muy distinta y la cuestión del aborto no vaya a ninguna parte porque caree de mayoría en el Congreso. Aparentemente se trata de una medida comunicacional a fin de crear un realidad meramente impresionística. En otros términos, lo del aborto es como la culebra Margarita del charlatán que antes mantenía la atención pendiente de los bobos que se paraban a escucharlo en la Alameda…