Bolsonaro, cercado: tobillera electrónica y aislamiento ante riesgo de fuga
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 56 segundos
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro amaneció este viernes con la Policía Federal en la puerta de su residencia en Brasilia. Los agentes llegaron para colocarle una tobillera electrónica, medida ordenada por el Tribunal Supremo Federal (TSF) tras detectar un “creciente riesgo de fuga” del líder ultraderechista. La decisión marca un nuevo capítulo en el proceso judicial que podría condenar a Bolsonaro a más de 40 años de prisión por su papel en el intento de golpe de Estado contra el actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.
La operación policial se produjo menos de 24 horas después de una polémica carta enviada por el expresidente estadounidense Donald Trump, en la que instó a las autoridades brasileñas a “terminar inmediatamente” el juicio contra Bolsonaro. La misiva, considerada por sectores políticos brasileños como una injerencia inaceptable, ha contribuido a aumentar la tensión diplomática entre Brasilia y Washington.
Movimientos restringidos y vigilancia 24 horas
La decisión del juez Alexandre de Moraes, quien instruye el caso, responde a temores crecientes de que Bolsonaro podría intentar refugiarse en una embajada extranjera para eludir la Justicia, particularmente en la de Estados Unidos. “Es una medida preventiva para garantizar la integridad del proceso y evitar la fuga del imputado”, señaló una fuente del TSF.
Desde que en 2024 la Policía Federal le confiscara el pasaporte, los movimientos del exmandatario ya estaban severamente limitados. Ahora, con la tobillera electrónica, Bolsonaro quedará bajo vigilancia permanente y con restricciones adicionales:
Deberá permanecer en su domicilio entre las 19:00 y las 07:00 horas.
Tiene prohibido acercarse a embajadas o mantener contacto con embajadores extranjeros.
No podrá usar redes sociales ni comunicarse con su hijo Eduardo Bolsonaro, quien desde Estados Unidos ha liderado la estrategia de presión internacional con apoyo de Trump.
Acusaciones de obstrucción y coacción
La Policía Federal acusa a Bolsonaro de intentar obstaculizar el proceso judicial, llevando a cabo acciones que podrían tipificarse como coacción, obstrucción a la Justicia y ataques a la soberanía nacional. Las investigaciones también indagan presuntos vínculos del exmandatario con grupos extremistas internacionales que habrían apoyado la asonada de enero de 2023, cuando miles de sus seguidores asaltaron instituciones en Brasilia.
“Bolsonaro sigue representando una amenaza al orden democrático”, declaró un portavoz del Ministerio Público, justificando las medidas cautelares.
Tensión internacional y el factor Trump
La presión desde Washington añade un ingrediente explosivo al caso. La carta de Trump, considerada sin precedentes en su tono, fue interpretada como un intento de influir en el Poder Judicial brasileño. El presidente Lula da Silva respondió ayer desde Goiânia acusando a Trump de “chantajear a Brasil” y reafirmando la soberanía del país: “No aceptaremos amenazas ni injerencias externas”.
La posibilidad de que Bolsonaro intente solicitar asilo político en la embajada estadounidense es una hipótesis que circula desde hace meses en círculos diplomáticos. Con la tobillera electrónica y la prohibición de acercarse a delegaciones extranjeras, las autoridades buscan cerrar cualquier escape.
El juicio que puede cambiar la historia
El proceso contra Bolsonaro avanza hacia una sentencia que podría conocerse en septiembre y que, de ser condenatoria, podría implicar hasta 40 años de cárcel. Se le acusa de liderar una conspiración para anular los resultados de las elecciones de 2022, promover la violencia política y socavar las instituciones democráticas.
Analistas políticos consideran que la resolución del caso Bolsonaro marcará un punto de inflexión en la democracia brasileña y en el rol de los movimientos ultraderechistas en América Latina.
