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Crisis habitacional en Chile: 1,8 millones de niños afectados en su salud, desarrollo y aprendizaje

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Un estudio presentado este martes en Santiago encendió las alarmas sobre el profundo impacto que la crisis habitacional chilena está teniendo en la infancia. La investigación, elaborada por el Observatorio Niñez de la Fundación Colunga y Déficit Cero, revela que el 41% de los niños del país —alrededor de 1,8 millones— enfrentan al menos un problema relacionado con su vivienda, afectando directamente su desarrollo físico, emocional y cognitivo.

“El hogar no es solo un espacio físico; es el pilar fundamental del bienestar infantil”, señala el documento. En la vivienda se construyen los primeros aprendizajes y vínculos afectivos, y las condiciones en las que se vive pueden marcar la trayectoria vital de un niño: su salud mental, su acceso a conocimientos y sus relaciones de cuidado.

Hacinamiento, inseguridad y carencias básicas

Entre los hallazgos más preocupantes del informe destaca que:

  • 1 de cada 10 niños vive en hogares con deficiencias materiales (techos dañados, falta de aislamiento, filtraciones).

  • 13% sufre hacinamiento, cifra que sube a 18% en la primera infancia.

  • 26% de los menores de seis años no cuenta con una cama propia.

  • 6% carece de acceso adecuado a agua potable y saneamiento, una proporción que se triplica en zonas rurales.

  • Una cuarta parte de los niños vive en hogares donde se destina más de un tercio de los ingresos al pago de arriendo.

El entorno social también es motivo de alerta: casi la mitad de los niños habita en barrios marcados por la violencia crónica. Desde 2020, se ha duplicado la cantidad de menores viviendo en campamentos o tomas de terrenos.




Impacto acumulativo en la infancia

Paloma Del Villar, directora del Observatorio Niñez, subrayó que las condiciones habitacionales adversas “tienen un impacto diferenciado y acumulativo en el desarrollo infantil”. La falta de espacios seguros y adecuados afecta no solo el bienestar físico de los niños, sino también su capacidad para concentrarse, aprender y relacionarse con otros.

En la presentación del informe, la subsecretaria de la Niñez, Verónica Silva, destacó la situación de muchos niños que, aunque no son víctimas directas de la violencia, sufren sus consecuencias al vivir en barrios inseguros. “El estrés familiar y las limitaciones para jugar o moverse libremente por las calles afectan su desarrollo integral”, afirmó.

Propuestas para un cambio urgente

Ante este panorama, el estudio plantea una serie de medidas para enfrentar la crisis habitacional con foco en la niñez:

  • Implementar modelos de compra, arriendo y subsidios más inclusivos.

  • Mejorar las viviendas existentes y garantizar su ubicación cercana a servicios esenciales como salud y educación.

  • Recuperar espacios públicos para el juego y la socialización infantil.

“Un país que no asegura viviendas dignas para sus niños compromete su futuro. Las soluciones deben ser integrales y con un enfoque en derechos”, concluye el informe.

Con más de 1,8 millones de niños viviendo en condiciones inadecuadas, la investigación urge a las autoridades a actuar con rapidez para revertir una situación que amenaza con perpetuar las brechas de desigualdad y limitar las oportunidades de las próximas generaciones.



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