
La implosión de la derecha tradicional y el callejón sin salida de Evelyn Matthei
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La candidata presidencial de la UDI, Evelyn Matthei, intentó este sábado reanimar su debilitada candidatura con un llamado a la unidad desde el Consejo General de Renovación Nacional. “Quiero pedir a todos que tengamos la sabiduría de creer en nuestro proyecto”, exclamó en tono casi litúrgico, apelando a “el coraje de ofrecerle a Chile un espacio que le gane a la izquierda radical”.
Sus palabras, sin embargo, no logran esconder el hecho de que su campaña atraviesa una de sus semanas más críticas. La presión desde su propio sector ha escalado. El diputado Andrés Celis (RN) lo dijo sin rodeos: si José Antonio Kast está mejor aspectado que Matthei, entonces debiera ser él el candidato único de la derecha. Lo que antes se susurraba en los pasillos de Chile Vamos, hoy se instala como un debate público.
La polémica con los bots que circularon videos falsos insinuando demencia senil de Matthei dejó al descubierto un método de campaña que muchos atribuyen al entorno de Kast. La candidata de la UDI denunció una “acción concertada”, anunció querellas, y luego –tras presiones evidentes desde la UDI, RN y sectores empresariales– las retiró silenciosamente. En palabras del periodista Tomás Mosciatti, “la desactivación de la querella fue un operativo político en el que participaron actores empresariales y partidarios. Judicializar ese ataque implicaba tocar intereses muy profundos, incluso revelar quién está financiando esa operación digital”.
La derecha se fragmenta y la campaña se endurece
Pese a las apelaciones de Matthei a una “derecha convocante”, a la “diversidad” y al “diálogo firme pero abierto”, lo cierto es que su sector se ha transformado en una maquinaria de fuego cruzado. El mensaje del Consejo General de RN no fue unánime. Las voces más visibles del partido han manifestado dudas. En paralelo, una inserción reciente en El Mercurio firmada por influyentes empresarios pedía la “unidad de la derecha”, lo que muchos interpretaron como una sugerencia velada a que Matthei se baje en favor de Kast.
Mientras tanto, el Partido Republicano mantiene su silencio. Kast no ha condenado la campaña sucia contra Matthei ni ha hecho gestos de distensión. Su estrategia parece clara: dejar que la exalcaldesa se desgaste mientras él espera el momento de consolidar su liderazgo con el apoyo de las bases de Chile Vamos.
En este escenario, el respaldo de la UDI, reiterado también este sábado, suena más a contención que a convicción. El tono dramático del comunicado es elocuente: “Evelyn Matthei es hoy la única candidatura capaz de convocar a la inmensa mayoría de chilenos que, en 2022, dijeron con fuerza ‘Rechazo’”. El problema es que esa mayoría ya no existe como bloque unificado, y gran parte de esos votos parecen haberse trasladado hacia Kast y Franco Parisi.
Aunque Jeannette Jara encabeza las encuestas para la primera vuelta, el panorama para la segunda es más complejo. Las cifras muestran que cualquiera de los candidatos de derecha —Kast, Parisi o incluso Matthei— superaría hoy a la representante del oficialismo en un eventual balotaje. La dispersión actual de la derecha en cuatro candidaturas —incluyendo la de Johannes Kaiser— no impide visualizar una posible convergencia futura, particularmente en torno a Kast, si logra mantener su ventaja relativa.
El desafío de Jara no es menor: aunque ha logrado consolidar una amplia coalición desde el Partido Comunista hasta la Democracia Cristiana, su capacidad para crecer hacia sectores moderados y vencer en segunda vuelta dependerá del desempeño parlamentario, la solidez de su propuesta y la capacidad de debilitar la narrativa de miedo al “gobierno comunista”. Pero el eje decisivo podría estar más allá de ella: en cómo se resuelva —o no— la crisis interna de las derechas.
Porque mientras las encuestas perfilan un liderazgo inicial de Jara, el riesgo para su candidatura es que las derechas logren reordenarse a tiempo. Y si bien la descomposición de la candidatura de Matthei continúa su curso, el verdadero interrogante es si ese derrumbe será aprovechado por Kast para erigirse como el único referente opositor. La pregunta ya no es solo quién gana la primera vuelta, sino quién logra ordenar el caos.
Simón del Valle
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