
Diputados llevan a Fiscalía red de bots vinculada a Kast y critican silencio de Matthei
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 42 segundos
La política chilena ha entrado en una nueva fase, una en la que la manipulación digital, los ejércitos de cuentas falsas y la desinformación se han instalado como armas de guerra electoral. Lo que hasta hace poco parecía una denuncia aislada de Evelyn Matthei —quien calificó de “asquerosa” la campaña sucia en redes sociales que la vinculaba con enfermedades mentales— hoy se convierte en una ofensiva parlamentaria directa contra el comando de su adversario más cercano: José Antonio Kast.
Este miércoles, un grupo transversal de diputados oficialistas —del PS, PC, Frente Amplio, PR y PPD— presentó una denuncia ante la Fiscalía Nacional para investigar lo que describen como “redes organizadas de desinformación” vinculadas al Partido Republicano. En el foco: los bots, los montajes digitales y la creación de noticias falsas que, según los denunciantes, buscan manipular la opinión pública e instalar el descrédito como estrategia política.
Según el texto ingresado, se solicita a la Fiscalía indagar posibles delitos informáticos, asociación ilícita y cualquier figura penal que pueda configurar esta maquinaria digital. El escrito cita expresamente a José Antonio Kast, su entorno digital y también a Evelyn Matthei, como víctima directa y posible testigo clave en este caso.
La ofensiva no se queda solo en la vía judicial. Los parlamentarios anunciaron una agenda legislativa contra la desinformación, que incluye sanciones al financiamiento ilegal de campañas digitales, medidas de transparencia obligatoria para las plataformas como X (Twitter), Facebook e Instagram, y protección legal para las personas difamadas por cuentas falsas o manipulaciones con inteligencia artificial.
Uno de los episodios más graves —y que detonó esta nueva ofensiva— fue la instalación de la idea de que Evelyn Matthei padecería Alzheimer, una mentira difundida por redes automatizadas y replicada por cuentas falsas que operan como enjambres digitales. Todo esto acompañado de videos manipulados y mensajes dirigidos, con el claro objetivo de dañar su credibilidad como candidata presidencial.
En su momento, Matthei lo denunció como un hecho “asqueroso”. Sin embargo, no pasó de ahí. Nunca presentó una querella ni acudió a tribunales. El silencio posterior, el olvido institucional y la falta de acciones concretas levantaron suspicacias incluso en su propio sector. Según diversas versiones, su inacción se debió a presiones de empresarios que preferían no abrir un conflicto con el Partido Republicano y su poderoso aparato comunicacional digital.
La diputada Karol Cariola fue enfática al señalarlo: “Vamos a hacer lo que lamentablemente Evelyn Matthei no se atrevió a hacer porque tuvo presiones para denunciar lo que ella misma calificó como asqueroso. Esto no es solo contra ella, es contra la democracia”.
El fondo del problema no es solo electoral ni se agota en una disputa entre candidaturas de derecha. Lo que está en juego, como señalan varios de los diputados impulsores de la denuncia, es el estándar democrático del país. “La democracia no puede ser rehén de quienes usan la mentira y la tecnología como arma política”, declaró la diputada Daniella Cicardini. A su vez, Diego Ibáñez advirtió que se trata de una práctica global propia de la ultraderecha internacional, con ejemplos recientes en Estados Unidos, Brasil, Hungría o Argentina.
Los diputados buscan además respuestas sobre el financiamiento de estas operaciones digitales. ¿Quién paga por los bots? ¿Qué empresas están detrás de estas campañas encubiertas? ¿Qué rol juegan los asesores internacionales, los laboratorios de datos y las agencias de inteligencia artificial en esta nueva forma de hacer política?
A nivel internacional, este tipo de operaciones ha sido investigado y sancionado. En Estados Unidos, el caso de Cambridge Analytica reveló el uso indebido de datos personales para manipular elecciones. En Brasil, las redes de desinformación vinculadas al bolsonarismo también enfrentan juicios. En Europa, hay legislación en marcha para frenar las fake news, con estrictas regulaciones para las plataformas digitales.
Chile, en cambio, llega tarde al debate. Y cuando llega, lo hace por necesidad más que por convicción. El uso de inteligencia artificial para manipular imágenes, la difusión masiva de videos editados y las campañas de difamación por redes sociales no pueden seguir normalizándose como parte del juego político.
La inacción frente a estos ataques ya no es neutralidad: es complicidad. Y si figuras como Evelyn Matthei —víctima directa de estas prácticas— no se atreven a actuar por presiones o cálculos, otros actores deben asumir el rol que la democracia exige.
Porque no se trata solo de defender a una candidata, sino de proteger las condiciones mínimas para que el debate público en Chile no se hunda en el lodo digital del odio, la mentira y la manipulación. La pregunta que queda abierta es si la Fiscalía y el Parlamento estarán a la altura de este desafío. Porque de lo contrario, los próximos presidentes no serán electos por ciudadanos informados, sino por algoritmos.
Simón del Valle






jaime norambuena says:
Bueno, y quien es autor de esta manipulacion digital.
Tal vez ese Felipe Kast que fifura en WIKIPEDIA.
Parece que esta acostumbrado a sembrar rumores
y luego se disculpa no reconociendo su intento.
Esta ACOSTUMBRADO a tales «tareas» de persona «»seria»».