Textos destacados

Aproximaciones al método de la crítica de la economía política *

Tiempo de lectura aprox: 15 minutos, 49 segundos

La cruel rapacidad y el espíritu monopolizador de los manufactureros y mercaderes… hacen pensar que ni unos ni otros, ciertamente, deberían ser conductores de la humanidad.  (Adam Smith)

Introducción

De acuerdo con Walter Montenegro, “en la terminología contemporánea hay dos ´liberalismos´, que, no obstante, su origen común, pueden representar posiciones antagónicas. El primero es el que designa a la filosofía política de la libertad, del progreso intelectual y ruptura de las cadenas que inmovilizan al pensamiento. En este sentido, liberalismo significa actitud de renovación y avance. El segundo es, concretamente, el liberalismo económico nacido en el siglo XVIII (cuando daban sus pasos iniciales el industrialismo maquinista y el capitalismo), o sea, la teoría del laissez faire, a la que dio su expresión clásica Adam Smith, como aplicación específica del liberalismo individualista al fenómeno económico”. (1)

El objetivo del presente trabajo, es analizar los elementos metodológicos que emplea Marx, para la Crítica de la Economía Política clásica, pilar fundamental de toda su teoría política, económica y filosófica.




Nos referiremos, como es obvio, sólo a los escritos más importantes de Marx y que puedan aportar mayor luz para la consecución del objetivo propuesto. Indagaremos, por lo tanto, en las obras que se inician en la década del ’50, puesto que el mismo Marx condena al olvido sus obras precedentes, excepto cuatro: Miseria de la filosofía (1847), en la que de acuerdo a sus afirmaciones, había expuesto, por primera vez, los aspectos fundamentales de sus opiniones científicas, aunque la exposición fuese polémica, dio a entender que lo mismo podía decirse del Manifiesto del Partido Comunista (1848); del Discurso sobre el libre cambio, del mismo año y de una serie incompleta de artículos titulada Trabajo asalariado y capital, publicada en 1849. Incluso, al referirse a una de sus obras (La ideología alemana), sin mencionarla dice: “En vista de esto, entregamos el manuscrito a la crítica roedora de los ratones, muy de buen grado, pues nuestro objetivo principal, esclarecer nuestras propias ideas, estaba ya conseguido”. (2)

Crítica de la economía política

Fruto del intenso trabajo de Marx en la esfera de la Economía Política, fue un extenso manuscrito de los años 1857 y 1858, publicado íntegramente por primera vez en alemán en 1849, bajo el título de Rasgos fundamentales de la crítica de la economía política.

Los apuntes manuscritos de Marx de los años 1857 y 1858, corresponden al borrador de El capital. Abarcan los problemas del tomo I y diversos apartados muy importantes de los tomos II y III. Estos manuscritos no estaban destinados a ser publicados. El trabajo realizado entonces por Marx. tenía, ante todo, el objeto de poner en claro para él mismo, las cuestiones más importantes de la economía política. Por eso, Marx no se preocupó de lograr en él una forma de exposición consecuente. En su elaboración ulterior de los apuntes, pensaba modificar el orden de exposición de las cuestiones, como lo demuestran las acotaciones hechas en los mismos.

El manuscrito comienza por una introducción no terminada, ya que se publicó después de la muerte del autor, en Contribución a la crítica de la economía política. El capítulo primero del manuscrito, Sobre el dinero, trata no sólo de la teoría del dinero, sino que ofrece también, un análisis del trabajo que crea la mercancía y la historia del cambio. La investigación alcanza hasta la aparición de la producción capitalista y el estudio de las mercancías como productos de capital.

En el capítulo segundo, Sobre el dinero como capital, Marx investiga el cambio de trabajo por capital, refutando las ilusiones de la burguesía acerca de la igualdad entre obreros y capitalistas. El capítulo tercero, dedicado al análisis del capital, ocupa las casi cuatro quintas partes del manuscrito. En él se exponen la transformación del dinero en capital, la doctrina de la plusvalía, de la circulación del capital y muchos otros problemas de todos los tomos de El Capital.

Engels señala en el prefacio al tomo II de esta obra, que la crítica de la Economía política, “estaba ya perfilada no sólo en las líneas generales, sino incluso en cuanto a sus más importantes pormenores”. (3)

En los apuntes de 1857 – 1858, determina Marx la materia de la que debe ocuparse la Economía política: las relaciones de producción, el análisis de la relación general en que se hallan la producción y la distribución, el cambio y el consumo. Marx subraya el papel preponderante de la producción y descubre la esencia de las relaciones de producción. Especifica, también, el método de investigación de las leyes y categorías económicas.

Los apuntes de los años 1857 – 1858 constituyen una etapa decisiva en la preparación de las bases de la doctrina económica de Marx. Desarrolla en ellos, los rasgos fundamentales de su teoría de la plusvalía. Por primera vez en la historia de la ciencia económica, se llevó a cabo un análisis del proceso de la producción de la plusvalía y de sus formas.

En 1858, Marx comenzó a elaborar sus apuntes, con el objeto de prepararlos para su publicación. Pensaba titular su trabajo Contribución a la crítica de la economía política y editarlo en seis libros. El plan detallado de la obra, lo expuso Marx en su carta a Engels del 2 de abril de 1858. Ese plan incluía las siguientes secciones: 1) sobre el capital; 2) propiedad agraria; 3) trabajo asalariado; 4) el Estado; 5) comercio internacional; 6) mercado mundial. Marx pensaba iniciar el libro sobre el capital, con el análisis del valor y el dinero.

A fines de 1858, Marx había escrito la primera parte de su trabajo. Es necesario señalar que, en el borrador, falta el capítulo sobre las mercancías, que Marx había escrito íntegramente.

Contribución a la crítica de la economía política

Esta obra vio la luz a fines de 1859. Consta de una introducción (o prólogo) y dos capítulos. En la introducción, Marx desarrolla y formula las tesis fundamentales del materialismo histórico. Define las relaciones de producción, subraya su carácter objetivo, así como su dependencia de determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Marx descubre la necesidad de que las relaciones de producción correspondan al carácter de las fuerzas productivas. En las contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, Marx ve la base de las revoluciones sociales.

Explica, asimismo, que su estudio profesional era la jurisprudencia que, sin embargo, no había continuado más que de un modo accesorio, respecto a la filosofía e historia. En los años 1842 – 1843, por su calidad de redactor de la Gaceta renana, se vio “obligado por primera vez, a dar mi opinión sobre los llamados intereses materiales”.

Más adelante, Marx se refiere a las conclusiones que llega después de una revisión crítica de una de las obras fundamentales de Hegel. Estas conclusiones son, tal vez, la base conceptual más importante para formular su teoría: “El primer trabajo que emprendí para resolver las dudas que me asaltaban, fue una revisión crítica de la Filosofía del derecho, de Hegel. Trabajo cuya introducción vio la luz en los Anales franco-alemanes, publicados en París 1844. Mis investigaciones desembocaban en el resultado que sigue: tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de ‘sociedad civil’, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política” (4)

Aquí Marx formula las definiciones de base económica y superestructura. Subraya que “el modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general”. (5) Al modificarse la base económica se produce el cambio en la superestructura. Al señalar los modos de producción que los hombres han recorrido en su desarrollo, Marx llega a la conclusión de que con la formación social burguesa, finaliza la prehistoria de la humanidad.

La doctrina sobre las formaciones económico-sociales le sirve de punto de partida para investigar el modo de producción capitalista.

Los capítulos de Contribución a la crítica de la economía política constituyen el desarrollo ulterior de la transformación de la economía política, realizada por Marx.

En el capítulo primero, analiza la mercancía y el trabajo que la crea, y expone su teoría del valor.

En el siglo XVII, los primeros representantes de la economía política clásica   comenzaron el análisis del valor. Antes de Marx, fue David Ricardo quien desarrolló con mayor amplitud a teoría del valor-trabajo. Los economistas clásicos distinguían ya entre valor de uso y valor de cambio, llegando a la conclusión de que la única fuente del valor la constituye el trabajo, y de que la magnitud del valor la determina el tiempo de trabajo necesario para producir la mercancía. Sin embargo, ninguno de los predecesores de Marx, vio en el valor la expresión de las relaciones sociales de producción de los productores de mercancías, ni analizó el carácter del trabajo que crea las mercancías.

A diferencia de sus antecesores, Marx consideraba la mercancía como una célula elemental de la sociedad capitalista. Fue el primero en investigar el carácter del trabajo que produce las mercancías y en establecer la dualidad del trabajo concreto y abstracto, privado y social. El descubrimiento del doble carácter del trabajo que produce las mercancías sirvió de base no sólo para determinar científicamente el valor, sino también para analizar toda una serie de importantísimos problemas, entre ellos, el proceso de creación de la plusvalía y de la reproducción capitalista.

La idea de la burguesía de que el capitalismo es eterno, dificultaba a los predecesores de Marx el estudio del problema de las condiciones en que el trabajo se convierte en fuente de valor. Consideraban que la creación del valor era propiedad natural del trabajo. Marx define, por el contrario, el valor como la cristalización del trabajo social abstracto.

Lo economistas clásicos se centraban en el estudio de la magnitud del valor y en los factores que la determinan. Pero sin analizar el valor como tal, tampoco podían avanzar mucho en semejante cuestión. Smith suponía que el valor lo determina el trabajo empleado en las mejores empresas. Ricardo consideraba que el valor lo regulan las condiciones de producción en las peores empresas. Ni uno ni otro pudieron fundamentar sus tesis y, sobre todo, no podían demostrar por qué el valor no puede ser determinado por el trabajo empleado individualmente. Marx, al establecer que el valor es una categoría social, sentó una base irrevocable para determinar la magnitud del valor como el tiempo del trabajo socialmente necesario. El valor como categoría social tiene, indefectiblemente, una medida social.

Los antecesores de Marx vieron que, con el aumento de la productividad del trabajo, el valor de toda la producción no variaba, mientras que el valor por unidad se reducía. Pero sólo Marx descubrió las causas de tal fenómeno: la productividad es una cualidad del trabajo concreto, mientras que la creación del valor es fruto del trabajo abstracto. A consecuencia de semejante distinción entre ambas facetas del trabajo, el mismo trabajo concreto puede ser una fuente mayor o menor de valores de consumo, lo que no atañe a su valor global, que es resultado del trabajo abstracto.

Los economistas clásicos se habían dado cuenta, antes de Marx, de que el trabajo es diferente según la dificultad que ofrezca y la cualificación que exija, pero que, en el mercado, los productos del trabajo más complejo, se cambian sin la menor dificultad por mayor cantidad de productos de trabajo simple. Sin embargo, tampoco eran capaces de explicar, teóricamente, por qué el trabajo complejo se reduce a simple. Marx descubrió, también este “secreto”, al mostrar que el trabajo que crea un valor, es cualitativamente indiferente, pues se trata de un trabajo humano en general, independientemente, de la forma concreta en que se manifieste, como trabajo complejo o simple. Las mercancías como productos del trabajo abstracto, es decir, como valores, se diferencian tan sólo cualitativamente.

La economía política clásica no fue nunca capaz de deducir la forma de la mercancía de su valor. Conocía muy bien la existencia del dinero, y no ignoraba el fenómeno de los precios de las mercancías. Pero los economistas clásicos veían las mercancías y el dinero independientes entre sí y externas las unas respecto del otro. Marx fue el primero en fundamentar la necesidad de la forma del valor de las mercancías. Como el valor es una categoría social, que refleja las relaciones de producción de los productores de mercancías, puede manifestarse, únicamente, en la relación social de las mercancías entre sí. El valor de cambio de cualquier mercancía no se manifiesta en su propio valor de uso”, (6) escribe Marx. A consecuencia de ello, la relación social entre las personas, se manifiesta como relación social entre las cosas. Marx señala que el proceso histórico del cambio hace que se destaque una mercancía especial que se convierte en la materialización directa del tiempo general del trabajo, es decir, en el equivalente general. El análisis del valor le condujo a explicar el origen del dinero.

El capítulo primero de Contribución a la crítica de la economía política termina con un análisis crítico de los puntos de vista de los antecesores de Marx sobre el problema del valor. Marx señala los méritos y los defectos de William Petty, Adam Smith y David Ricardo en el estudio de la teoría del valor-trabajo.

El capítulo segundo está dedicado al análisis del dinero y de la circulación simple.  Los cimientos de la teoría científica del dinero lo sentaron, también, los precursores de Marx, los representantes de la economía política clásica (burguesa). Establecieron que el dinero es una mercancía, cuyo valor lo determina el trabajo, al igual que el valor de las mercancías restantes. Los economistas clásicos habían llegado a la conclusión acertada de que en el cambio de las mercancías por dinero no se produce un aumento de valor. Desecharon, justamente, la concepción errónea que atribuye el origen del dinero a la labor creadora del Estado, y subrayaron el origen espontáneo del dinero partiendo del proceso de la circulación.

No obstante, los antecesores de Marx, al no estudiar el valor y sus formas, no podían explicar cómo y por qué la mercancía se convierte en dinero. Tampoco comprendían la esencia del dinero como una mercancía especial, como forma de existencia del valor. Sin analizar la esencia del dinero, era imposible descubrir su función. Los precursores de Marx limitaban la esencia del dinero a una de sus funciones, a la de instrumento de circulación. Las demás funciones del dinero, la consideraban como modificaciones de aquélla.

Marx fue el primero que investigó la esencia y las funciones del dinero. En el capítulo segundo, analiza todas las funciones del mismo, mostrando cómo se manifiesta en ellas la esencia del dinero: “a) el dinero como medida del valor. Determinándose en forma más concreta el valor medido en dinero, el precio; b) como medio de circulación, y c) como unidad de ambos conceptos en cuanto dinero real, como representación de toda la riqueza burguesa material”. (7)

La importancia de Contribución a la crítica de la economía política consiste, en primer lugar, en que expone la teoría del valor-trabajo de Marx. Y ésta es, como dice el propio Marx, la clave que permite comprender toda fisiología de la sociedad burguesa.

Los economistas clásicos han tratado, frecuentemente, de identificar la teoría del valor-trabajo de Marx con la teoría de Ricardo. En realidad, Marx estudió con todo detalle las obras de sus antecesores y valoró en alto grado sus méritos. Pero lo que creó Marx no es ni repetición ni continuación de la teoría de Ricardo, sino una nueva teoría del valor-trabajo.

Como se trata de ignorar la Contribución a la crítica de la economía política, Engels escribió una reseña sobre el libro de Marx, que fue publicada en Londres, en agosto de 1859 en el periódico alemán Pueblo, que se editaba en aquella ciudad. En esa reseña, Engels subraya, especialmente, la nueva interpretación dada por Marx a lo que es objeto de la economía política: “La economía política no se ocupa de las cosas, sino de las relaciones entre las personas y, en última instancia, de las relaciones entra las clases, pero estas relaciones siempre están ligadas a las cosas y se manifiestan como tales”. (8)

El capital

El capital es la obra básica y fundamental en que se expone el socialismo científico” (Lenin)

Idea básica

En el prólogo al tomo I de El capital, Marx escribe: “El objetivo de esta obra consiste en mostrar la ley del desarrollo de la sociedad contemporánea…”, y luego subraya que considera el desarrollo de la formación económica como un proceso histórico-natural. Ya antes de aparecer El capital, Marx había escrito numerosos e importantes trabajos económicos. Pero sólo en esta obra llegó Marx a investigar plenamente la “fisiología de la sociedad burguesa”. Sólo en El capital se analiza el desarrollo del capitalismo, comenzando por sus primeras fases para terminar con la fundamentación de su “ineluctable desaparición”.

La publicación de El capital significó un cambio total en la economía política. Marx expone en él su doctrina de la plusvalía. En ésta descubre la ley económica fundamental del capitalismo; explica el “secreto de la explotación capitalista”.

Marx investiga también en El capital, otras leyes económicas del capitalismo: la ley universal de la acumulación capitalista, la ley capitalista de la población, etcétera.

El método

El capital, además de una obra político-económica, es también una obra filosófica. En ella el materialismo dialéctico e histórico no sólo halló plena aplicación, sino que lo enriqueció.

En el prólogo al tomo I, Marx define su método de investigación. Señala que éste no sólo se diferencia radicalmente del de Hegel, sino que es totalmente opuesto. Esta oposición consiste, ante todo, en que Marx era materialista y Hegel idealista. Los predecesores de Marx consideraban los fenómenos y procesos económicos como fruto de la razón humana. Así, por ejemplo, Adam Smith atribuía la aparición del cambio a una tendencia natural de los seres humanos. Los economistas clásicos consideraban también la división del trabajo como un principio de la razón humana.

Marx rechazó la interpretación idealista de las leyes y categorías económicas. Puso de manifiesto su carácter objetivo al demostrar que las leyes y categorías económicas son la expresión de las relaciones de producción. Marx estableció que estas últimas están, a su vez, determinadas por las fuerzas productivas, por su carácter y nivel de desarrollo. En una determinada etapa, el desarrollo de las fuerzas productivas hace cambiar, necesariamente, las relaciones de producción. Junto con el cambio de las relaciones de producción, varían también las leyes y categorías económicas que las expresan. Así, pues, Marx fue el primero en descubrir que las categorías económicas no son eternas e invariables, como suponían sus predecesores, sino históricas y transitorias.

La vida de la sociedad se basa en la producción material. Ésta desempeña un papel determinado respecto de la distribución, el cambio y el consumo. Frecuentemente, los predecesores de Marx atribuían el primer lugar a la distribución y el cambio. Consideraban que la economía política debía ocuparse del estudio de las leyes de la distribución de las riquezas. Marx fue el primero en establecer que el carácter y la forma de la distribución vienen determinados, única y exclusivamente, por la producción.

El enfoque materialista del estudio de los procesos económicos significa el reconocimiento de que el mundo material es lo primario y la conciencia lo secundario. La conciencia es secundaria, puesto que no es otra cosa que un reflejo de la existencia. En su aplicación a la economía política, esto significaba que el orden lógico del análisis de las categorías económicas debe corresponder al reflejo de la trayectoria real del desarrollo histórico. El curso lógico del desarrollo de las categorías económicas reproduce la trayectoria íntegra de la evolución del capitalismo.

Marx inicia el análisis del capitalismo partiendo de la producción simple de las mercancías y de la circulación. Pero es aquí donde comienza la historia del capitalismo, que surgió de la producción simple de las mercancías. Marx investiga el desarrollo de las formas de valor, comenzando por la más simple, o casual, y terminando con la monetaria. Este proceso refleja también el desarrollo real de la producción mercantil y del cambio. Para confirmarlo, Marx recurre a datos históricos en el segundo capítulo del tomo I de El capital.

El análisis de la vida económica ofrece grandes dificultades. A diferencia de las ciencias naturales (la física, la química, etc.), la economía política no puede recurrir a experimentos y ensayos. “En el análisis de las formas económicas -escribe Marx- de nada sirven el microscopio ni los reactivos químicos. El único medio de que disponemos, en este terreno, es la capacidad de abstracción”. (9)

Solamente con la ayuda de la abstracción, haciendo caso omiso de los rasgos secundarios y después de haber indagado en lo más hondo de los fenómenos y procesos, se pueden buscar los rasgos fundamentales, descubrir las leyes rectoras. Este aislamiento de los rasgos generales en los procesos y fenómenos se consigue con la abstracción, que refleja profundamente la realidad, y determina las leyes y categorías económicas, expresión teórica de las relaciones de producción que existen y se desarrollan en la práctica.

Smith y Ricardo, predecesores más relevantes de Marx, recurrían también a las abstracciones científicas. Pero ellos no estimaban en su justo valor la importancia de las abstracciones. Marx veía en la insuficiente “fuerza de la abstracción” la raíz de diversos errores cometidos por estos economistas.

Mediante la abstracción científica, Marx no sólo llegó a conocer la esencia de los fenómenos característicos del modo capitalista de producción, sino que descubrió bajo qué formas se manifiesta esta esencia. Sus predecesores no pudieron cumplir esta tarea. Smith, junto con el análisis de la esencia de los fenómenos, se limita, frecuentemente, a dar una descripción de los mismos. En sus investigaciones, la esencia y el fenómeno aparecen una al lado del otro y, al mismo tiempo, independientes entre sí. Ello originaba interpretaciones contradictorias de un mismo fenómeno. Ricardo, por el contrario, admitía frecuentemente la identificación, la coincidencia de la esencia y el fenómeno, de las formas simples y las complejas. Así, por ejemplo, identificaba el valor con el precio de producción, la plusvalía con la ganancia. Ello traía consigo contradicciones, e impedía adquirir una idea correcta de la realidad.

El enfoque materialista del estudio de los procesos económicos, elaborado por Marx, significaba el reconocimiento de la cognoscibilidad de las leyes económicas. La economía política clásica llevaba en sí ciertos elementos científicos que daba una idea correcta de la realidad.

Los economistas clásicos consideraban el capitalismo como una forma eterna y natural de producción. Estimaban también, que las categorías económicas del modo capitalista de producción son invariables y corresponden a la naturaleza humana. Este método era metafísico. A diferencia de ellos, Marx estudió el capitalismo en su género y desarrollo. En el epílogo de la segunda edición del tomo I de El capital, Marx señaló que cada forma existente era considerada por él en su dinámica y, por consiguiente, teniendo en cuenta sus facetas transitorias.

El desarrollo del capitalismo se basa en la agudización de las contradicciones que le son inherentes. Los predecesores, señalaron ciertas contradicciones importantes del capitalismo. Marx hacía notar que lo nuevo e importante que ofrece Ricardo, se desarrolla en un terreno “fertilizado” por las contradicciones. Para Ricardo no pasó inadvertida la divergencia de intereses entre los obreros y los capitalistas, y entre éstos y los terratenientes. Sin embargo, tanto Ricardo como Smith no llegaron a comprender en su totalidad el carácter contradictorio interno de los fenómenos de la producción capitalista. Establecían equivalencias allí, donde había contradicciones.

En contraposición a la economía clásica, Marx afirma que las contradicciones internas son inherentes a todas las relaciones económicas de la producción mercantil, y pone de manifiesto estas contradicciones, que hallan su expresión en las categorías económicas.

Los predecesores de Marx consideraban el desarrollo únicamente como un crecimiento cuantitativo, sin saltos, sin la aparición de una nueva calidad. Así, por ejemplo, Ricardo destacaba el desarrollo de las fuerzas productivas, convirtiéndose en su paladín. Pero consideraba que las relaciones capitalistas de producción eran una forma eterna y natural de las fuerzas productivas. Ricardo no admitía la existencia de contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción y que, al llegar a una determinada etapa, se produjese un estallido, acompañado del cambio de las relaciones de producción. Sin embargo, Ricardo llegó a la conclusión de que la reproducción de la cuota de ganancia pone trabas al rápido desarrollo de las fuerzas productivas. Pero en este fenómeno, veía también una relación puramente cuantitativa, y no cualitativa.

En general, estos economistas no investigaron el contenido cualitativo de las categorías económicas. En consecuencia, es natural que tampoco pudiesen ver el nacimiento de una nueva calidad y reprodujesen el proceso de desarrollo solamente a cambios cuantitativos. Marx, por el contrario, fue el primero en señalar que el desarrollo posee una forma cuantitativa y otra cualitativa, y que es un proceso de transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos. Marx investiga también las peculiaridades cualitativas de los distintos grados de desarrollo de la producción capitalista, que preparan la destrucción de una calidad dada, y la aparición de otra nueva.

Marx demostró que el desarrollo es un proceso de constante negación de lo viejo y aparición de lo nuevo.

Conclusión

Más que una conclusión, espero haber podido mostrar, a través de un análisis descriptivo de los textos de Marx, el método que utilizó en su crítica a la economía política clásica. Asimismo, cómo, a partir de esta crítica, Marx desarrolla toda una teoría económica, política y filosófica que lleva implícito un concepto del hombre.

 

Hugo Murialdo

Notas:

  • Montenegro, Introducción a las doctrinas político-económicas. F.C.E. México, 1973, p. 23.
  • Karl Marx, Prólogo a “Contribución a la crítica de la economía política”, en Introducción general a la crítica de la economía política 1857, y otros escritos sobre problemas metodológicos, Cuadernos de Pasado y Presente, Córdoba, 1974, p.78.
  • Marx, El capital, F.C.E., México, tomo II, p.12.
  • …… Prólogo a Contribución a la crítica de la economía política, cit., p.76.
  • …….Op. cit., p.77.
  • …….Contribución a la crítica de la economía política, Ediciones de Cultura Popular, México, 1973, p. 36.
  • Engels, “La contribución a la crítica de la economía política de Karl Marx”, en Introducción general…., op. cit. , p. 130.
  • P. 129.
  • Marx. El capital, op.cit., tomo I, p. XIII.

*Este artículo es una síntesis de un ensayo presentado en 1996 para la catedra de Filosofía Económica de la maestría de Filosofía Política de la USACH.

Consideré que podía ser un aporte al análisis que inició Manuel Acuña con su columna “Génesis (de la farándula política al pensamiento estructural)”, publicada en Clarín con fecha 15 de junio de 2025.

Hugo Murialdo

periodista, magíster en Ciencias de la Comunicación, magíster en Filosofía Política, cursos de la maestría en Estudios Latninoamericanos.

 

 

 

 

 

 



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *