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Jeannette Jara se vuelca al terreno: apuesta arriesgada en una campaña que no despega

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La candidata presidencial del pacto Unidad por Chile, Jeannette Jara, ha decidido cambiar el eje de su campaña. Lo anunció este martes en el XXI Seminario de Moneda Patria Investments 2025: reducirá su asistencia a foros y seminarios con otros candidatos para concentrarse en un despliegue territorial que, según su propio diagnóstico, es urgente para llegar a un electorado que hoy no está organizado en gremios ni corporaciones.

“Llegó la hora que me reúna con los chilenos en regiones, que no tienen la posibilidad de estar agrupados en gremios y voy a empezar a hacer eso de ahora en adelante”, afirmó Jara, anticipando que esta decisión provocará especulaciones sobre su ausencia en futuros debates y eventos públicos. La candidata explicó que, aunque inicialmente no pensaba asistir al foro de Moneda Patria, optó por presentarse para evitar interpretaciones erróneas: “Estamos en un país donde la confianza está un poquito desvalorizada… cuando uno dice que no va a ir a un lado, se hacen tantos supuestos que preferí venir”.

El giro estratégico se produce tras una serie de traspiés que han tensionado su campaña y revelado fisuras internas en la coalición de nueve partidos que la respalda. La decisión de no participar en el debate de ChileTransporte, el pasado 7 de agosto, fue la primera señal de este cambio de prioridades: menos confrontación mediática y más “puerta a puerta”, más ferias y plazas que seminarios de empresarios.

Un techo que no cede

La apuesta territorial responde a un problema que ya se ha vuelto estructural: Jara no ha podido romper el techo del 30-35% de intención de voto que le asignan las encuestas desde hace meses. La última Cadem, publicada el domingo, incluso la mostró retrocediendo cinco puntos en primera vuelta, con un 26% frente al 28% de José Antonio Kast, quien no solo lidera la primera vuelta, sino que también la supera holgadamente en el balotaje.




El diagnóstico lo han repetido analistas como Alberto Mayol: Jara tiene un capital simbólico sólido en el mundo progresista y popular, pero su discurso choca con un clima electoral dominado por la inseguridad, el miedo al crimen organizado y la búsqueda de certezas. En ese escenario, la promesa de transformación social se percibe como un riesgo, y Kast, sin presentar propuestas robustas para mejorar pensiones, salarios, salud o educación, logra encarnar la idea de “estabilidad”.

Ese es el dilema de la candidata comunista: para crecer necesita convencer a un electorado que podría volcarse a la derecha en segunda vuelta, pero para hacerlo debería radicalizar su propuesta en aspectos centrales —nacionalización del cobre, reforma integral de salud, fin de las AFP—, con el riesgo de fracturar la alianza de nueve partidos que sostiene su candidatura.

Tensiones internas y críticas externas

Las últimas semanas han expuesto las dificultades para mantener coherencia programática en medio de esas tensiones. El episodio más comentado fue su declaración en un debate negando que su programa incluyera la nacionalización del cobre, para luego reconocer que el texto original sí lo contemplaba y que se trató de un “error” que debía corregirse.

A ello se suman las diferencias con su jefe de campaña, el economista Luis Escobar, quien ha relativizado o descartado propuestas emblemáticas de su programa inicial. Aunque Escobar ha aclarado que no hay conflictos irreconciliables, el desorden comunicacional ha obligado a Jara a dar explicaciones públicas y a reordenar vocerías, algo que todavía no se traduce en un relato político consistente.

Desde la izquierda más social y no militante, la apuesta reformista de Jara también genera desconfianza. Dirigentes populares que simpatizan con su biografía —hija de familia humilde, trabajadora, con trayectoria sindical— cuestionan que en la práctica esté moderando su discurso para sostener una coalición amplia, en lugar de arriesgarse a disputar el voto popular desencantado que, en otros países, ha terminado favoreciendo a la extrema derecha.

El poder del territorio

En este contexto, el viraje hacia el despliegue territorial busca conectar con esos sectores desde la cercanía física y la escucha directa. Jara lo ha dicho: gran parte de la población no tiene estructuras gremiales ni empresariales, y necesita conocer a quienes aspiran a gobernarlos. La experiencia de la senadora Fabiola Campillai, quien recientemente recibió a Jara en la población Cinco Pinos de San Bernardo, ilustra el potencial de este enfoque. Campillai, una de las figuras más votadas en la historia reciente y símbolo de la lucha contra la violencia estatal, representa la conexión con un electorado popular y desorganizado que, si se moviliza, puede alterar el mapa electoral.

Sin embargo, como advierte el académico Álvaro Ramis, el despliegue territorial no se improvisa. Requiere equipos comunales y regionales, redes de organizaciones sociales, coordinación con líderes vecinales y una agenda que no se limite a grandes temas nacionales, sino que aborde demandas locales concretas: seguridad barrial, transporte, salud, espacios públicos, vivienda. El desafío para Jara será convertir estas giras en capital político real, no en simples gestos de campaña.

El reloj electoral

Quedan poco más de tres meses para la primera vuelta. El desafío inmediato para Jara no es solo alcanzar o superar a Kast en noviembre, sino preparar el terreno para un balotaje en el que toda la derecha —desde Kast a Matthei, pasando por Parisi y Kaiser— se unirá contra ella.

Su decisión de “bajarse” de ciertos foros para priorizar el trabajo en terreno puede ser vista como un riesgo calculado o como un repliegue defensivo. En política, el contacto directo con la gente puede ser una poderosa herramienta de persuasión, pero no siempre se traduce en cobertura mediática suficiente para contrarrestar la narrativa dominante.

En sus propias palabras, “pueden hacerse muchos supuestos y muchas encuestas, pero cada uno sabe que ese resultado se va a definir el día 16 noviembre (…) será el pueblo de Chile el que lo defina”. La incógnita es si el pueblo al que quiere hablar cara a cara escuchará lo suficiente como para darle la victoria.

Simón del Valle



Periodista
  1. Felipe Portales says:

    Todo se hace muy difícil (por decir lo menos) con una candidata que -si le creemos- ¡¡se olvida de lo que SU programa de primarias dice respecto de, por lejos, nuestra principal riqueza nacional!!…

  2. Renato Alvarado Vidal says:

    Esto le pasa a «la compañera Jara» por encabezar una candidatura que no es de izquierda; tiene que ir negando lo que podría favorecer a los trabajadores, empezando por el énfasis en el consumo interno, hasta quedar ofreciendo sólo «más de lo mismo».
    No creo que vaya a ser elegida, pero si lo fuera creo que el PC, mi viejo Partido, se expondría a un desprestigio del que costaría mucho recuperarse.

    • Serafín Rodríguez says:

      Por lo que veo y leo, la última de Jara es que no recuerda los detalles de los mensajes de apoyo al tercer retiro de los fondos previsionales, algo que había negado. A estas alturas, sólo le falta decir algo como «Eso es falso y si es verdad, no me acuerdo», más o menos como dijo Pinochet cuando lo interrogaron… Mal la comadre! Muy mal! Lo peor de todo es que con estas actuaciones, la derecha reaccionaria aprovecha de desprestigiar al voleo, al conjunto de la poca izquierda íntegra y consecuente que queda…

  3. Serafín Rodríguez says:

    No le queda otra, pero la apuesta no es tan disparatada a fin de preparar el terreno para una eventual movilización de la calle a un gobierno de derecha…

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