
Historias de solidaridad que vienen de Africa
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En un país en el que los marcos legales siguen todavía echando raíces y los tabúes en torno a la trata de personas y la explotación son difíciles de abordar, Julienne Deyo aparece como una gran fuerza surcada por la determinación. Es abogada diplomada y defensora de la justicia por convicción y ha estado en la primera línea de la lucha contra la trata de personas en Chad desde 2018.
La ahora Presidenta de la Comisión Nacional de Lucha contra la Trata de Personas y también Directora de Asuntos Legales en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Madame Deyo ejerce su liderazgo con una resolución absoluta y con el corazón marcado por el sufrimiento que ha padecido.
“Todo esto empezó con historias de jóvenes”, recuerda. “Menores que fueron vendidos a pastores de ganado, enviados al monte, lejos de sus familias, caminando detrás de los rebaños. Algunos de ellos fueron picados por ofidios y fallecieron en total soledad. A nadie le importó. ¿Cómo puede ser que a nadie le conmuevan estas cosas?”.
Chad es un país de origen, tránsito y destino para miles de personas migrantes. En la región del Sahel, la inseguridad cada vez mayor, las tensiones regionales, los impactos climáticos, y los medios de subsistencia limitados siguen expulsando a las personas de sus tierras ancestrales a la búsqueda de oportunidades. Pero en lugar de educación o empleo, muchas encuentran trabajo forzoso y explotación sexual. Incluso algunos son objeto de trata, engañados con falsas promesas.
En ciertas áreas, las prácticas tradicionales crean confusión entre el trabajo y la explotación. En todos los lugares, los recursos limitados para hacer cumplir la ley y la falta de conocimiento permiten que las redes de trata operen con total libertad. Las víctimas pueden ser transportadas dentro de Chad, entre fronteras o más allá de las rutas migratorias hacia el Norte de África.
Algunas son atraídas por promesas de trabajo doméstico, otras por la esperanza de poder llegar a ciudades o países distantes. Pocas comprenden los riesgos implicados hasta que es demasiado tarde.
Madame Deyo sabe que solamente con esa pasión no va a desmantelar las redes de trata. “Es necesario contar con un sistema”, dice. “Uno que sea coherente, independiente y debidamente equipado para poder accionar”.
Desde 2018 trabajó estrechamente con otros actores internacionales para sentar las bases del mencionado sistema. Desde la adopción de un marco legal nacional hasta la creación de un organismo multi sectorial de coordinación, ha ayudado a guiar las reformas institucionales. Alguna vez pensó que tales reformas nunca llegarían.
En 2020 y con el apoyo de la OIM su oficina ayudó a establecer la Comisión Nacional de Lucha contra la Trata de Personas y desarrolló un Mecanismo Nacional de Derivación. En 2021, un proceso nacional de consulta condujo al primer Plan Nacional de Acción de su país para luchar contra la trata.
Por primera vez, Chad contó con una visión coordinada para el abordaje de la trata, la cual fue perfilada a partir de las voces del Gobierno, la sociedad civil, los y las sobrevivientes y otros asociados internacionales.
En el mes de junio se conmemoraron dos hitos relevantes: la adopción oficial del Plan de Acción por parte del Ministerio de Justicia y el decreto del Consejo de Ministros que institucionalizó la Comisión.
Pero el progreso sigue siendo frágil.
“La trata sigue siendo un delito oculto y la mayor parte de los autores no sufren ninguna consecuencia”, dice. “No temen a la justicia. Se burlan de ella”. En algunos casos ni siquiera son llevados a tribunales. Otros colapsan cuando son presionados, o cuando hay miedo o corrupción. Incluso las organizaciones de la sociedad civil, destaca ella, enfrentan intimidación por hablar.
“Necesitamos un sistema de justicia que pueda actuar con libertad”, explica. “Con frecuencia las decisiones son controladas por quienes tienen poder y están detrás de escena”.
A pesar de todos esos desafíos, ella saca fuerzas de las alianzas que perduran. “Los asociados están con nosotros – aparecen”, dice. “Pero sin un respaldo político más intenso, seguiremos estancados”.
Su mensaje es claro: para erradicar la trata de personas, debemos trabajar juntos para proteger a los sobrevivientes, prevenir casos a futuro y sancionar a los autores.
“Estos sobrevivientes necesitan ser vistos, hay que creerles y protegerlos. Ese es el motivo por el que hago todo esto”.
Esta historia fue escrita por Cynthia Kaze, Oficial de Protección de la OIM Chad.






Felipe Portales says:
Felicitaciones a Elena Rusca por informarnos del «continente olvidado». Respecto de Chad creo que sería muy importante, en primer lugar, que se nos lo ubicara en el mapa exactamente; luego una breve reseña de su(s) etnia(s) e historia; y finalmente, de su sistema político y social.