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Gustavo Gatica: testimonio, denuncia y resistencia

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Las referencias a Pinochet como el salvador del país, la justificación de las violaciones de derechos humanos, los defensores de la dictadura y sus crímenes y la restauración de su legado sanguinario, prueban que la transición que se vendió forzadamente más bien fue un proceso prostituido ante el cual muchos se vendieron.

Departamento de Estado por medio, habría que agregar.

Con cada vez mayor frecuencia y virulencia, aquellas fundaciones ideológicas que desplegó el tirano en su irracional odio anticomunista y su compulsión por el robo vuelven con mayor vigor, con nuevos representantes y, esto es lo peor, haciendo mucho sentido en la gente idiotizada por los matinales, las noticiarios de las nueve, las redes sociales, las deudas, una educación formal que da pena, y sobre todo, por el abandono de los que alguna vez fueron sus vanguardias.

Para decir en corto una cosa sabida: el país jamás se sacudió del todo de la barbarie de la dictadura.




A sensu contrario, se ha profundizado. Ya no digamos de su legado en cuanto modelo económico, a su cultura e historicidad. Hablamos de la reivindicación de la matanza, de la utilidad de la tortura, de la necesidad de la marginación de las ideas y de la justificación de la represión y la persecución.

Ha quedado claro que la transición fallida o, al menos, incompleta, ha sido un lapso en el que el pinochetismo ha tenido la inteligencia y la paciencia para despertar de su letargo y volverse un actor determinante en el juego democrático al punto de que sus antiguos enemigos consideran un éxito ganarle a la derecha en primera vuelta en las próximas elecciones.

Hablamos de esas mismas ideas homicidas que debimos enterrar en el corazón de Los Andes pero que hoy se han transformado en una referencia casi mayoritaria al extremo de que quizá ya no necesiten dar un golpe de Estado. Todo a cargo de la anomia y la anemia de la izquierda revolucionaria que debió hacer mucho más que marchar y lamentarse.

Ha sido un tiempo de triunfos increíbles e impensados para los poderosos.

Y no hablamos de modestos comerciantes que elevaron sus emprendimientos a niveles superiores. Decimos de aquel sector que propició, financió y apoyó al dictador desde antes del día uno.

Jamás esos poderosos habían ganado tanto dinero. Jamás siquiera soñaron con hacerse de las nacionalizadas riquezas del subsuelo. Jamás siquiera se imaginaron gozar de los niveles de impunidad que los hace intocables. Nunca sospecharon que menos de 200 mil personas ricas del país iban a ser dueños de la mitad de toda la riqueza que Chile produce. Ni que serían capaces de amaestrar a sus principales enemigos al extremo de tenernos desdentados y apacibles en una esquina de la mesa.

El sacrificio de millones de personas no fue para esto que ahora alimenta y beneficia a pequeñoburgueses irresponsables que juegan a la política sin saber lo que es el poder.

Debería asombrar que a los estudiantes y a los mapuche se les intente acallar por medio de la violencia y en medio de la indiferencia de la mayoría.

Uno se entera por medio de ciertos programas de televisión de que existe una Central de Trabajadores o un gremio de profesores o sindicatos, federaciones y gremios que limitan con un timbre y un estandarte.

Y, un poco más allá, un pueblo que espera que la izquierda tome el timón, pierda el miedo, recupere la confianza de la gente y asuma la pérdida de militantes que se van a quedar en los cargos con buen sueldo cuando deban irse del gobierno.

¿Será posible este en el actual orden? Si.

Esto no lo he contado jamás al menos en público:

Estuve muy cerca de la candidatura de la actual senadora Fabiola Campillai. Mi postura era hacer política de verdad, limpia, sin recibir un peso y sin pagar sueldos, ni botar dinero en propaganda estéril. Muchos amigos en Chile y el extranjero me ofrecieron ayuda cuando les conté que necesitábamos colaboración: me negué a que se recibiera dinero.

Una periodista de La Tercera insistía en preguntarme cuánto ganaba como asesor en las comunicaciones de la campaña y en la creación de su política, si el PC estaba detrás de esa candidatura cuando supo que soy comunista y si sabía que una senadora costaba 800 millones de pesos. Jamás creyó que me pagaba mi propia bencina, mi sándwich y mis cervezas, que no había ningún partido detrás de la candidatura de Fabiola y que su elección, hasta donde supe porque luego me echaron, se hizo con muy poco, casi nada, de dinero. En esa nota[1] la periodista pone cosas que no dije, altera otras que sí afirmé, y omitió lo que le dio la gana.

Este caso tiene que ver con que se puede hacer mucho cuando son las convicciones las que mueven las conciencias y las acciones, cuando las armas las determinan la realidad concreta, las opciones disponibles y el estado de las fuerzas propias. Y cuando un candidato es más que un nombre en la planilla.

Al contrario de las afirmaciones de muchos camaradas enrabiados, las elecciones pueden llegar a ser una herramienta de lucha, un arma más letal que un FAL si se saben usar. Agreguemos que el derecho a que voten jóvenes, mujeres, pobres y analfabetos, fue ganada por la lucha del pueblo. No es una dádiva de los poderosos.

La estupidez acomodaticia del FA en el caso de Gustavo tendrá que pagarla. Su egoísmo y miopía.

Y el PC habrá atinado, algo es algo, en ofrecer su tienda para llevar a Gatica no solo como como carta electoral, sino como prueba evidente de que las elecciones pueden abrir espacios que van mucho más allá de ser un ejercicio en el que se renueva un sistema debilitado hasta la madre. Gatica es en sí una trinchera de resistencia y lucha, tanto como testimonio y denuncia.

Y hay muchos Gustavo Gatica en el pueblo.

 

Ricardo Candia Cares

 

 

 

[1] https://www.latercera.com/la-tercera-pm/noticia/campillai-prepara-lanzamiento-de-su-campana-y-tensiona-la-carrera-por-la-rm-sus-equipos-y-las-dificultades-de-su-despliegue/F6Z7UUDM6NHSVCC3AGG5CNPVMU/



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Ricardo Candia

Escritor y periodista
  1. Mi admiracion y respeto por el señor Ricardo Candia
    Su aportacion democratica constante en las paginas de El Clarin
    son de agradecer
    Sin embargo el modelo neoliberal impuesto por la dictadura cívico militar sigue vigente
    Vigente como la constitución pinochetista que da amparo y cobertura al modelo
    La misma constitución que da cobertura judicial a la desaparición forzada de personas como Julia del Carmen Chuñil Catricura y que mantiene en las mazmorras del estado chileno a lideres sociales como Hector Llaitul
    El modelo economico tambien tiene su acomodo y cobertura en la constitución pinochetista para hacer de Chile
    uno de los países con mayor desigualdad del mundo
    No existe en mi opinion transicion alguna , ni fallida ni incompleta
    El modelo sigue intacto

  2. Felipe Portales says:

    El punto es que no hubo «transición fallida o al menos incompleta». Lo que hubo fue la total implementación del proyecto de la dictadura a largo plazo. Es decir, la sustitución de la dictadura por una democracia nominal con una Constitución impuesta que sólo podría transformarse con el visto bueno de la derecha que la impuso a través de la misma dictadura (¡Nos olvidamos de la Comisión que la elaboró con puros derechistas y con el sello de Jaime Guzmán!). Y dejando el mismo modelo económico, social y cultural neoliberal elaborado por los «chicago-boys» e impuesto por las FF. AA. El resultado fue incluso ¡mucho mejor para la derecha de lo que ella misma esperaba ya que «conquistó» el pensamiento de la centro-izquierda, la que se derechizó solita, como lo han reconocido -entre muchos otros- Boeninger, Foxley y Correa! Así, los propios gobiernos de la Concertación «alegremente» legitimaron, consolidaron e incluso profundizaron el modelo impuesto por la dictadura. Y así estamos hasta hoy, luego de haberse elegido desde 1990 ¡seis gobiernos proclamadamente centro-izquierdistas, pero prácticamente de derechas!…

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