
Dos listas progresistas, una misma urgencia: evitar el dominio de la derecha en el Congreso
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En Chile la atención pública suele concentrarse en la elección presidencial, en la épica del balotaje y en el choque de candidaturas que prometen marcar el rumbo político del país. Sin embargo, en el escenario actual, con una derecha y una ultraderecha alineadas en torno a un proyecto autoritario y soberbio, la verdadera disputa que definirá el destino de las mayorías no se jugará únicamente en La Moneda, sino en el Congreso.
Aunque la candidatura de Jeannette Jara concentra las esperanzas del progresismo, existe una probabilidad cierta de que no logre imponerse en segunda vuelta frente a un bloque opositor disciplinado y con vocación de poder. En ese caso, el desenlace más crítico sería que, junto al Ejecutivo, la derecha consiga también una mayoría parlamentaria. Un Congreso hegemonizado por José Antonio Kast y sus referentes ideológicos —Trump, Bolsonaro y Milei— sería un escenario de retroceso para derechos sociales, libertades públicas y políticas redistributivas.
Unidad por Chile: la “lista de mayoría”
Frente a ese riesgo, el primer bloque en consolidar su propuesta parlamentaria fue Unidad por Chile, integrado por el PS, PC, Frente Amplio, PPD, DC, PR y PL. Con 183 candidaturas a la Cámara de Diputados y 30 al Senado, la coalición se ha presentado como la “lista de mayoría” para enfrentar los comicios de noviembre.
El presidente del PC, Lautaro Carmona, destacó que la propuesta refleja “diversidad, experiencia y liderazgo que auguran un gran impacto electoral”. Por su parte, la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, sostuvo que esta es la lista que proyecta no solo la candidatura de Jara, sino también “la defensa de los derechos sociales, de las mujeres y la gobernabilidad futura del país”.
Desde la Democracia Cristiana, Francisco Huenchumilla enfatizó que el acuerdo parlamentario responde a un trabajo “serio y responsable” que permitirá disputar el Congreso en mejores condiciones, mientras que Constanza Martínez, del Frente Amplio, subrayó que la lista representa “los anhelos de un Chile más igualitario y con mayor seguridad”.
La otra lista: regionalistas, verdes y humanistas
Paralelamente, el FREVS y Acción Humanista inscribieron el pacto “Verdes, Regionalistas y Humanistas”, que reúne a más de 140 candidaturas y que incluye al exalcalde de Valparaíso, Jorge Sharp. La presidenta de la FRVS, Flavia Torrealba, defendió la decisión como estratégica: “Nuestros partidos no nacieron para morir arrodillados. Vamos a dar la pelea con una agenda verde, regionalista y humanista que no está en las discusiones públicas dominantes”.
En la misma línea, el diputado Jaime Mulet recalcó que su sector no está dispuesto a “estar humillado y de rodillas”, mientras que el líder humanista Tomás Hirsch expresó orgullo por levantar una lista que busca “llevar al Congreso hombres y mujeres comprometidos con un Chile mejor”.
El dilema y la urgencia
Dos listas, entonces, recorrerán la franja progresista: una amplia, con siete partidos que buscan asegurar gobernabilidad desde la unidad; y otra más acotada, que pone en el centro temas como la descentralización, el medioambiente y los derechos humanos.
¿Es una división riesgosa? Sin duda. Pero también expresa la dificultad de conciliar proyectos y miradas dentro de un campo político diverso. Lo crucial, sin embargo, es que ambas listas logren evitar el peor de los escenarios: un Parlamento dominado por la derecha reaccionaria, dispuesto a imponer un modelo inspirado en Trump, Bolsonaro y Milei, donde las instituciones sirven de soporte a un poder autoritario y excluyente.
Más que un gobierno, un contrapeso
La experiencia regional es elocuente: cuando los líderes de ultraderecha llegan al poder con parlamentos dóciles, la erosión democrática avanza sin frenos. Por eso, más allá de la incertidumbre presidencial, el desafío inmediato para las fuerzas de izquierda y progresistas chilenas es construir una mayoría sólida en la Cámara de Diputados y ojalá también en el Senado.
La verdadera batalla se dará allí, en la capacidad de bloquear retrocesos y abrir caminos de transformación. La elección parlamentaria de noviembre no será solo un trámite paralelo a la presidencial: puede ser la última línea de defensa frente a la restauración autoritaria o, por el contrario, el punto de partida para un nuevo ciclo de reformas.
Simón del Valle






Serafín Rodríguez says:
Va a ser interesante ver cuántos candidatos del progrerío hacen su campaña a diputado o senador retratándose con Boric, Jara o ambos…