
Lluvias y frío desnudan la precariedad en los campamentos: más de 120 mil familias viven sin techo digno en Chile
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Las intensas lluvias y el frío que han golpeado en estos días la zona central de Chile volvieron a poner en evidencia la precariedad en que viven miles de familias del llamado “Chile popular”. “Qué triste se oye la lluvia en los techos de cartón…”, señaló el Bloque de Organizaciones Populares en una declaración pública de del 21 de agosto, subrayando la dramática situación en los campamentos y tomas de terreno que se multiplican a lo largo del país.
Un catastro que revela la magnitud de la crisis
Hace solo unos meses, TECHO–Chile dio a conocer el Catastro Nacional de Campamentos 2024–2025, con cifras alarmantes: 120.584 familias viven actualmente en campamentos, distribuidas en 1.428 asentamientos, la mayor cifra en 29 años. En comparación con la medición anterior, esto implica un aumento del 10,6%, es decir, cerca de 6.000 nuevas familias desde 2023.
Más allá de los números, lo que se esconde son realidades marcadas por el desempleo, la precarización laboral, el alza en el costo de la vida y la ausencia de soluciones habitacionales. Según el catastro, un 35% de estas familias lleva más de 14 años esperando una vivienda definitiva, lo que refleja el fracaso de las políticas públicas en el área.
Desalojos y amenazas
Entre 2023 y 2025 fueron erradicados 346 campamentos, pero menos del 30% de esos cierres derivó en soluciones habitacionales definitivas. El resto significó traslados, desalojos, hacinamiento y migraciones entre campamentos. El panorama es aún más crítico si se considera que 447 campamentos están bajo amenaza de desalojo, lo que afecta a más de 43.000 familias. Entre 2022 y 2023, 1.710 familias fueron desalojadas, en la mayoría de los casos sin alternativas de vivienda.
La llamada “Ley Antitomas” ha reforzado la política de expulsión y criminalización, dejando a muchas familias directamente en la calle. “El desalojo no resuelve el déficit habitacional, lo redistribuye y lo agrava”, advirtieron las organizaciones.
Miseria y sobrevivencia bajo la lluvia
Las lluvias de agosto han vuelto a mostrar crudamente esta miseria estructural: casas improvisadas inundadas, calles anegadas, cortes de electricidad y transportes precarios. A la precariedad material se suma la angustia de miles de familias que deben elegir entre calefaccionar sus hogares o pagar las cuentas de la luz y el gas.
El Bloque de Organizaciones Populares señala que esta realidad no es casualidad, sino consecuencia directa de un modelo en que la vivienda se ha transformado en mercancía, dominada por la especulación del negocio inmobiliario, la usura bancaria y el alza del valor de la tierra.
Exigencias y llamado a la organización
En su declaración, el Bloque denunció la política de desalojos impulsada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, las gobernaciones y municipios, y apuntó contra las inmobiliarias, la banca y los grandes propietarios de la tierra.
“Exigimos viviendas y barrios dignos para las y los pobres, una verdadera solución para quienes habitan en campamentos y tomas de terreno, y también para los miles de allegados y allegadas que viven en condiciones precarias”, señalaron.
El llamado de las organizaciones apunta a la unidad del pueblo del campo y la ciudad frente a la maquinaria represiva de los dueños de la tierra, con la convicción de que solo la organización y la solidaridad podrán enfrentar la crisis habitacional que azota al país.





