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La bomba de tiempo al interior del comando de Jeannette Jara

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El comando de Jeannette Jara, lejos de ser una orquesta armónica, parece una jam session donde cada instrumento toca su propia melancolía. Las tensiones internas ya no se pueden disimular con sonrisas en conferencias de prensa ni con abrazos forzados en actos de campaña. Y como era de esperarse, el ruido proviene principalmente de una fuente conocida: el Partido Socialista y sus socios del Socialismo Democrático, quienes llegaron a esta coalición no por convicción, sino por descarte y derrota.

Este conglomerado, que gobernó Chile durante décadas a través de la Concertación, fue el arquitecto de un modelo económico que hoy exhibe uno de los índices de desigualdad más altos del planeta. El 1% más rico controla la mitad del PIB. Y aún así, se presentan como los garantes de la «estabilidad» dentro de la alianza.

Su poder real ya no está en las urnas, sino en el peso de sus aparatos partidarios y sus vínculos con las élites políticas y económicas del país. Pero esa nostalgia de hegemonía los ciega ante una realidad incómoda: llegaron a esta coalición como perdedores. La derrota de Carolina Tohá en las primarias fue solo la última humillación en una serie que incluye el fracaso de Paula Narváez y la irrelevancia de Paulina Vodanovic como candidata. Hoy el liderazgo debe estar en manos del Partido Comunista y del Frente Amplio, las fuerzas vivas del nuevo ciclo político.

Pero no todos en el PS parecen estar listos para aceptar esa jerarquía. Lo que sigue es un fuego cruzado, una trinchera de declaraciones altisonantes y boicots disfrazados de «matices». La Tercera, con la sutileza de un elefante en una cristalería, ha hecho su parte para amplificar esta fractura. En su edición de hoy domingo, intentó instalar la idea de un quiebre entre una «nueva camada» de comunistas (Jeannette Jara, Irací Hassler, Camila Vallejo) y la «ortodoxia» de Lautaro Carmona y Daniel Jadue. Pura narrativa de laboratorio, cortesía del ala editorial de El Mercurio 2.0.




Los socialistas, entre tanto, actúan como una DC 2.0: colaboracionistas un día, saboteadores al siguiente. Basta recordar el rechazo de Paulina Vodanovic a la condonación del CAE en 2024, o las críticas a la reforma previsional liderada por la propia Jara. Sus parlamentarios se han convertido en francotiradores: Fidel Espinoza repartiendo insultos a diestra y siniestra, Alfonso de Urresti acusando de «pusilánime» a medio gabinete, Ricardo Lagos Weber descalificando a través de El Mercurio y Óscar Landerretche directamente bajándose del barco de Jara.

Incluso dentro del Congreso, el PS está de capa caída: mientras en la Cámara tienen apenas 12 escaños (menos que el Frente Amplio), en el Senado resisten con 7, pero sin haber obtenido la presidencia de la Cámara durante este período. Están atrapados en una identidad dividida: una mitad progresista, otra conservadora. Una mitad que quiere renovarse, otra que sigue mirando con nostalgia los años de Lagos y Bachelet.

En este escenario, Jeannette Jara no solo debe lidiar con la oposición, sino con una quinta columna dentro de su propio comando. El Partido Socialista, incapaz de asumir su rol secundario, insiste en imponer condiciones desde la trastienda. Pero este juego puede salirle caro: o se integran al nuevo ciclo con humildad, o terminan como la DC, aferrados a un pasado que ya nadie quiere resucitar.

 

Félix Montano



Periodista
  1. Renato Alvarado Vidal says:

    Llegar hipotéticamente al Gobierno con una coalición cuyos componentes tienen un carácter de clase no sólo diverso sino opuesto, es un disparate.

    • Serafín Rodríguez says:

      Y un desastre ideológico inmanejable para el PC. En de ahí, su fractura interna que el articulista niega contradiciendo los hechos —las declaraciones de Carmona, Figueroa, Cataldo, Jadue, Orellana y la misma Jara que ha reconocido y lamentado las tensiones en que está envuelta su candidatura. En cuanto al papel del tal llamado «Socialismo Democrático» en la trifulca, sólo se ha hecho parte de dicha fractura. Ésta y no otra es la verdad de la milanesa y no hay ninguna bomba de tiempo. Sólo un volador de luces que va a terminar chingado —la candidatura de Jara, no por trifulca sino simplemente porque no da para más de lo que ya tiene, un 30% puntos más, puntos menos.

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