
60 años de Punto Final
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Los 60 años que se cumplen de la aparición de Punto Final – hoy silenciado por el poder del dinero en su edición impresa – constituyen una reafirmación de la idea de muchos de que algo falta, la lucha está incompleta, Chile permanece desinformado y los mejores valores de la democracia han sido dejados de lado.
Este mes se celebra un nuevo aniversario de la puesta en marcha de PF, publicación emblemática de la Izquierda chilena, que vio la luz el 15 de septiembre de 1965 un año después de la tercera derrota presidencial del líder socialista Salvador Allende y cuando en todo el continente se respiraban los aires renovados de la revolución cubana.
Su primer director fue el periodista Mario Diaz y su primera edición consistió en un reportaje del reportero policial del diario Clarín, Miguel Torres, sobre “la tragedia del Janequeo”. Inicialmente el propósito era agotar la información sobre un tema de interés público sin la censura y distorsiones de los monopolios de la prensa.
Pronto los objetivos cambiaron: al año siguiente se constituyó un consejo de redacción integrado por los periodistas Mario Diaz, Manuel Cabieses, Augusto Olivares y Carlos Jorquera, y la revista abrazó la causa socialista. Se determinó claramente: “estamos en la Izquierda, osea con las fuerzas políticas y sociales que combaten por el socialismo. Somos en consecuencia antiimperialistas y anti oligárquicos”.
En el editorial del número 10 de PF se escribió: “estamos en el gran cauce del movimiento empujado por las aspas de la revolución socialista que llama a la conciencia latinoamericana. En esta corriente pueden existir matices diferentes, pero todo confluye en un mismo objetivo. Eso lo tendremos presente”.
Bajo la dirección de Manuel Cabieses PF dejó de ser un formato pequeño que trataba un solo tema y se convirtió en una revista quincenal con más páginas y nuevas secciones. Nacía una publicación independiente que nunca tuvo respaldo de avisos comerciales, dependiendo solo de sus amigos y suscriptores, y permanentemente en busca de la verdad y la justicia social.
Al paso de los años PF se mantuvo inalterablemente al servicio de las masas populares, de sus luchas, sus demandas y proyecciones. Siempre tuvo un pensamiento abierto, incluyente, crítico y ajeno a todo sectarismo, como parte de su actitud pluralista que lo llevó a tener una significativa legión de lectores a nivel nacional.
La última edición de PF en papel (número 894) circuló el 9 de marzo de 2018. Debió cerrar sus oficinas por problemas insuperables de financiamiento, porque los medios independientes no cuentan en Chile con apoyo del Estado para hacer efectivo el pluralismo de opinión e información. Su director explicó que “lo que tenemos en Chile es una dictadura del pensamiento único impuesto por el poder del dinero. Esa tiranía ha modelado una cultura conservadora que garantiza la sumisión del pueblo al orden capitalista neoliberal”.
Hugo Alcayaga Brisso
Valparaíso






Jorge Galleguillos-Pozo says:
Desde el oceanico silencio del exilio vayan nuestros respetos y admiracion a Manuel Cabieses
y a tantas plumas periodisticas que han dado y dieron tanto por la causa mas noble de la Tierra.
Gracias Hugo Alcayaga por mantener el recuerdo y la esperanza a traves de tu incansable pluma
transparente y libertaria.
Felipe Portales says:
Se equivoca el autor. «Punto Final» no fue silenciado por «el poder del dinero». Fue silenciado por «el poder de la Concertación y de la Nueva Mayoría», cuyos gobiernos le negaron sistemáticamente el avisaje estatal que se lo destinaban al duopolio. Y ¡pese a que «Punto Final» terminó incluso recurriendo, infructuosamente, al sistema interamericano de protección de derechos humanos en contra de dicha discriminación! Y dichos gobiernos lograron su desaparición, como lo lograron con TODOS los medios escritos de centro o izquierda: «Análisis»; «Apsi»; «La Epoca»; «Fortín Mapocho»; «Hoy»; «Página Abierta»; «Rocinante»; «PLan B»; «Siete»; «La Firme»; «La Bicicleta»; etc.
Serafín Rodríguez says:
Punto Final era otro cuando escribía Marta Harnecker! Esa era una periodista y analista de peso, una auténtica intelectual de izquierda! Nunca necesitó ningún premio nacional de nada!