
Redes sociales tras el debate: polarización, denuncias y hartazgo ciudadano
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Si el debate presidencial televisado anoche dejó una sensación de vacío temático y repetición discursiva, fue en las redes sociales donde ese malestar se expresó con mayor fuerza y espontaneidad. En plataformas como X (ex-Twitter), Facebook e Instagram, miles de usuarios reaccionaron en tiempo real, no solo comentando el desempeño de los candidatos, sino también criticando el formato, la superficialidad de las propuestas y, sobre todo, la desconexión del debate con los temas que preocupan realmente a la ciudadanía.
Protagonistas de la noche: Kast y Jara polarizan la conversación
La confrontación entre José Antonio Kast y Jeannette Jara acaparó buena parte de la discusión digital. Sus cruces sobre seguridad, crimen organizado y desinformación digital se viralizaron rápidamente, con hashtags como #DebateCHV, #KastMiente y #JaraConTodo circulando con fuerza durante y después de la emisión.
Para muchos usuarios, Jara logró instalar con éxito el tema de las campañas sucias y la operación de redes de desinformación y bots vinculados a sectores de derecha. En ese sentido, su interpelación directa a Kast fue percibida como uno de los momentos más sólidos del debate. Sin embargo, también recibió críticas por no responder con claridad sobre temas como el desempleo o el impacto del salario mínimo, lo que fue aprovechado por sus adversarios para debilitar su posición.
Kast, por su parte, mantuvo una base sólida de apoyo digital, pero enfrentó cuestionamientos que se amplificaron rápidamente. La evasión de ciertas preguntas, su insistencia en medidas represivas y el vínculo no resuelto con campañas digitales agresivas provocaron un aluvión de críticas desde sectores progresistas y medios independientes.
Evelyn Matthei: firme, pero sin impacto viral
Aunque su desempeño fue considerado correcto por analistas, Evelyn Matthei no logró posicionarse como una figura viral ni concentrar la conversación digital. Si bien algunos valoraron su tono más institucional y su esfuerzo por desmarcarse del extremismo republicano, sus intervenciones no generaron los picos de interés ni los fragmentos compartibles que dominan las redes.
Descontento generalizado con el formato y el contenido
Más allá de las simpatías políticas, una gran mayoría de los comentarios ciudadanos coincidieron en cuestionar el formato del debate. Los tiempos acotados, las preguntas superficiales y la falta de profundidad fueron señalados como obstáculos para un intercambio serio de ideas. Varios usuarios expresaron su frustración por la omisión total de temas como la crisis climática, los derechos de las mujeres, el acceso a la salud mental, la situación del agua y los territorios, o la corrupción estructural.
Esta crítica transversal se tradujo en llamados a debates más exigentes, con reglas que permitan repreguntas reales, más tiempo para el desarrollo de ideas, y participación de periodistas especializados o ciudadanos organizados.
Memes, ironía y viralización: el humor como termómetro político
Como es habitual en los debates presidenciales, los momentos más tensos o absurdos fueron rápidamente convertidos en memes y videos virales. Frases desafortunadas, gestos faciales, silencios incómodos o interpelaciones agresivas circularon con humor ácido, convirtiéndose en el filtro emocional con que buena parte de la audiencia procesó el debate.
Si bien estas formas de consumo político pueden parecer triviales, también reflejan una ciudadanía que observa con desconfianza el espectáculo electoral y que canaliza su crítica a través de la creatividad digital.
¿Quién ganó en las redes?
Aunque no hay una encuesta formal post-debate, el pulso digital sugiere que Jeannette Jara fue quien mejor capitalizó el evento, al instalar un tema concreto —la guerra sucia digital— que provocó reacción y discusión. Kast mantuvo su base de apoyo, pero enfrentó un muro de críticas. Matthei consolidó una imagen de estabilidad, pero no logró romper el cerco comunicacional. El resto de los candidatos pasó prácticamente desapercibido.
Una ciudadanía exigente que no se deja encantar
El debate y su eco digital revelan algo más profundo: la ciudadanía está atenta, crítica y cada vez menos dispuesta a aceptar discursos prefabricados. El hastío ante las fórmulas vacías y las campañas de miedo parece crecer. Si los candidatos quieren conquistar algo más que clics o trending topics, deberán ofrecer algo que en este debate escaseó: ideas claras, visión de país y conexión con la vida real.
Simón del Valle






Serafín Rodríguez says:
Este cara a cara —y los demás que sigan— pasará a la historia como el de los cara ‘e raja!