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Boric, los medios y el legado incómodo de la concentración mediática

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A menos de seis meses del término de su mandato, Gabriel Boric empieza a reflexionar sobre lo que podría ser considerado su legado. En una entrevista reciente con el Museo de la Memoria, el Presidente habló de políticas sociales y económicas —desde el Sistema Nacional de Cuidados hasta el royalty minero—, pero también puso sobre la mesa un tema que atraviesa a todos: la concentración y el sesgo de los medios de comunicación tradicionales en Chile.

“Creo que hay una intención por parte de los medios más tradicionales de omitir las cosas buenas y potenciar lo negativo. O sea, leer El Mercurio cualquier día, parecía que uno viviera en un infierno y no vivimos en un infierno”, señaló Boric. La frase no solo desnuda su molestia personal frente a la cobertura mediática de su gestión, sino que apunta al corazón de una disputa de larga data: el rol político e ideológico de la prensa dominante en la construcción del clima social.

El poder de la omisión

Lo que Boric describe no es un fenómeno aislado. Distintos estudios y organismos han advertido que en Chile existe un duopolio en la prensa escrita y una concentración notable en televisión y radio. No se trata únicamente de propiedad económica, sino de hegemonía discursiva. Los grandes medios instalan agenda, jerarquizan los temas y construyen un país simbólico donde la conflictividad social es sobrerrepresentada y las transformaciones positivas quedan minimizadas o invisibilizadas.

Esa asimetría tiene consecuencias directas: un gobierno puede impulsar reformas estructurales, mejorar indicadores sociales o fortalecer la democracia, pero si la narrativa mediática las reduce a notas marginales, su impacto en la opinión pública se diluye. Boric lo sabe y lo vive en carne propia.




El mea culpa presidencial

El Presidente, sin embargo, no se limitó a acusar a los medios. También reconoció que “hay responsabilidad del Gobierno en las comunicaciones, en cómo comunicamos”. Es un gesto poco frecuente en política: admitir que la dificultad para instalar logros no solo responde a la hostilidad externa, sino también a falencias internas en la estrategia comunicacional.

La autocrítica abre una tensión interesante: ¿puede un gobierno transformar la manera en que la sociedad se informa sin caer en el riesgo de intervenir o censurar medios? La respuesta, en clave democrática, parece estar en fortalecer pluralismo, medios comunitarios, públicos e independientes, más que en competir en la misma lógica de la prensa concentrada.

El legado y su relato

Boric reconoció que es “muy pronto y quizás muy pretencioso” hablar de legado en medio del ejercicio del poder. “Los hechos van a hablar por sí solos, la historia se encargará de juzgar más adelante”, afirmó. No obstante, su paso por La Moneda ya deja huellas: Copago Cero, el Plan Nacional de Búsqueda, el royalty minero, el reconocimiento a los profesores por la deuda histórica y la instalación de los cuidados como pilar de la seguridad social. Pero también un gran número de promesas durante la campaña que no se realizaron.

La pregunta es si esos logros podrán ser apropiados por la memoria colectiva o quedarán opacados bajo el ruido constante de un sistema mediático dominado por intereses empresariales y políticos. El propio Presidente, al denunciar la omisión de lo positivo, reconoce que la batalla por el legado no se libra solo en el terreno de las políticas públicas, sino también en el de la comunicación.

Una deuda democrática

Lo dicho por Boric confirma lo que investigadores, periodistas y movimientos sociales vienen repitiendo: la concentración de medios no es un problema técnico, sino político. Sin pluralidad informativa, la democracia se estrecha y el debate se empobrece.

El desafío, entonces, no será solo evaluar la obra de este gobierno, sino si Chile logra avanzar hacia un sistema mediático más diverso, capaz de reflejar la complejidad del país real. Porque, como dejó entrever Boric, ningún legado se sostiene si los grandes medios deciden borrarlo del relato nacional.



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