
El programa Más Adultos Mayores Autovalentes ¿en riesgo?
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Chile, al igual que muchos otros países está experimentando un profundo cambio demográfico. Su población está envejeciendo y su tasa de natalidad ni siquiera alcanza para mantener su volumen actual. Solo el hecho de haber recibido una fuerte inmigración de población extranjera evita que no decrezca la población del país. Estamos transitando hacia ser un país demográficamente anciano, al igual que muchos países europeos. De allí entonces la necesidad de políticas publicas que den cuenta de lo antes señalado.
Soy un adulto mayor de 83 años, es decir llevo ya varios años integrado a la población vieja o anciana, como se denominaba en el pasado a personas en mi condición etaria. He tenido la suerte de conocer y participar en el magnífico programa Más Adultos Mayores Autovalentes que se lleva a cabo desde hace varios años en el Hospital de Curacaví.
Participamos activa y regularmente con mi esposa en dicho programa durante varios meses en el año 2019 y también el año siguiente, después vino la pandemia y el año 2021 murió mi esposa. Participé nuevamente en el programa los años 2023 y 2024. Aprendí gracias al programa cuestiones que nunca había sabido y desarrollé muchos hábitos saludables, ejercicios físicos y también mentales necesarios para quienes vamos envejeciendo. Mi evaluación es que es un excelente programa, y más aún cuando los profesionales que lo llevan a cabo son personas absolutamente comprometidas con nuestra salud y bienestar.
Sería a mi entender un profundo error gubernamental suspender la aplicación de este programa y hablo en mi doble condición de ciudadano beneficiario de este programa por una parte, y por otra de alguien que tiene algún grado de conocimiento de los problemas de la tercera edad tanto por vivirla como por haber participado en estudios y haber escrito sobre el tema desde hace ya muchas décadas.
La continuidad de este programa es indispensable porque crece cada vez más la población que lo requiere. Además su realización posibilita realizar un aprendizaje institucional para la institución que lo realiza y para los profesionales involucrados, cuestión necesaria dado el profundo cambio demográfico ya señalado. De modo similar gracias a programas como este se activan redes de amistad, comunitarias y vecinales, en momentos en los cuales predomina una cultura individualista. Creo necesario y hago un llamado a activar y movilizar las energías de los ciudadanos de la tercera edad para defender un logro y avance de política pública que el país requiere y que nos beneficia no sólo a nosotros, los ancianos, sino a todos quienes irán transitando y haciéndose inevitablemente parte de la tercera edad en los años que vienen.
Antonio Elizalde





