
30 años de “Toque” de Joe Vasconcellos: colorido y sonoridad de la estética de los noventa.
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“Para empezar quisiera abrir mi corazón
si alcanza el tiempo tal vez haga una canción
sentir la vida eso sí es fundamental
no esconder nada cantar lo que hay que cantar
tiene sentido si la magia está en el ser…”
(“Mágico” de Joe Vasconcellos)
Esa sensación de fracaso político frente al neoliberalismo pinochetista y de sus Chicago Boys siguiendo el conservadurismo moral cómplices de la dictadura como fueron Jaime Guzmán y el cura Hasbún generan la creencia de que llevamos varias décadas de pérdida en el campo de la batalla cultural. Sin embargo, el espíritu creativo busca siempre expresiones renovadas en las cuales el ser encuentra vías de manifestación de un sentir que representa lo que somos, en eso la música siempre ha tenido un lugar notorio para una posición contracultural.
“Toque” de Joe Vasconcellos es un disco importante en su trayectoria musical, después de su paso por Congreso en la década de los ochenta y su internación brasileña, los noventa serán la década que le permitirá un ingreso contundente al cancionero popular chileno, al cual ya había aportado el conocido “Hijo del sol luminoso” junto a la banda de la quinta región. “Trastoque” uno de los sencillos del disco lo percibo como una canción que mantiene esa pertenencia a la reconocida banda nacional.
Este disco que cumple treinta años y que el 9 de noviembre tendrá su celebración en el Movistar Arena es un disco que aporta una sonoridad de raíz latinoamericana, en la cual reconocemos la popular cumbia con la notable “Las seis” y la sonoridad brasileña sobre todo en la incorporación de percusiones en varias de las canciones que trae el disco como “Sed de gol”, “Sólo por esta noche”, “Mágico” y la nueva versión de “Huellas”.
Las letras de las canciones expresan parte del paisaje y la convivencia urbana de la década a la que pertenece el disco. La ciudad que despierta en las noches, ya sin la censura del toque de queda, la expresión del erotismo (“Blusa transparente”), el despertar de la conciencia, pequeñas formas de liberación que empiezan a vivirse en el cotidiano. Una mirada del artista capaz de reconocer las formas de ser de un pueblo, poetizando la mirada de la ternura amorosa en esa pluma propia de los trovadores que llevan el carnaval a las aldeas.
Celebrar los treinta años de toque nos lleva a la recuperación de esa estética de los noventa que realizó sus productos culturales en esa tarea que son propias de épocas, en estas canciones es donde nos podemos reconocer. “Toque” es un fiesta a la nostalgia por ese espíritu que busca la recuperación de la identidad con esa capacidad de reinventarse recuperando el valor sagrado que le pertenece a la vida y que compartimos en la convivencia. Las metáforas que se expresan en estas canciones recuperan imágenes que pertenecen a esa cultura de los noventa que soñaba con un Chile distinto.
Las ciudades son posible habitarlas en el descubrimiento de sus encantos, las vivencias que nos permitimos son esas vías de escape que soportan la “levedad del ser” cuando encontramos una forma de estar. Reescuchar las canciones de “Toque” devuelve la mirada a esa sensibilidad que celebraba la recuperación de las posibilidades para la libertad, un Chile que se soñaba distinto antes de volver a su nueva siesta donde conviene no olvidar la fuerza del rock.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra





