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La derecha tras un triunfo inapelable

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En Argentina, el presidente Milei y su partido la Libertad Avanza se impusieron cómodamente sobre el peronismo y el kirchnerismo. Pero, a pesar del sufragio obligatorio, solo concurrió a las urnas el 66 por ciento de padrón electoral, marcando una abstención que puede ser interpretada, (sumando los votos blancos y nulos) como una expresión de rechazo popular al conjunto de la clase o casta política.

La ventaja del oficialismo se explica mucho en la descarada intervención del presidente estadounidense, Donald Trump, quien a pocos días de los comicios anunció que cortaría todas las contribuciones a nuestro vecino país si el presidente Milei no conseguía un triunfo electoral. Una amenaza severa si se considera la crisis económica que vive Argentina, que mediante una política servil hacia el Imperio se asegura, ahora, recibir estos aportes monetarios.  La indignidad ha prevalecido sobre su solvencia soberana en un episodio que avergonzará para siempre a los argentinos. Recordemos cómo afecto el honor de México haberle cedido vastas extensiones de California y Arizona a los Estados Unidos, y también a Colombia haberle vendido lo que lo que ahora constituye Panamá y su Canal.

Aunque la política chilena no ha estado exenta de aportes extranjeros, actualmente no se aprecia que este intervencionismo sea tan severo y que no alcance solo a muy pocos dirigentes y partidos. No le hace falta al imperio distribuir dádivas aquí cuando puede irradiar su ideología y defender sus intereses a través de los poderosos medios de comunicación que hoy ejercen tanta influencia.  Como también lo hace la defensa corporativa de las inversiones extranjeras empoderada de nuestros recursos básicos y principales empresas productivas y de servicios.

En Chile, a dos semanas de las elecciones presidenciales y parlamentarias, todo indica una inobjetable victoria electoral de la derecha y del pinochetismo por sobre los partidos y dirigentes del oficialismo. Particularmente sobre lo que se llama la centro izquierda y parte de la misma centro derecha. En efecto, todas las encuestas predicen, hasta aquí, el triunfo del candidato republicano. Esto es del partido que se sitúa más a la derecha de todo el espectro partidista.




Es posible que la candidata oficialista, Jeannette Jara, se imponga en primera vuelta por sobre todos los candidatos de la dividida derecha, pero que en la segunda ronda estarán conminados a sufragar unidos y llevar a uno de los suyos a La Moneda. Esta hecatombe electoral ya es asumida por el Presidente Boric, quien poco a poco se ha deslindado de la candidata de su sector en la mira de quedar bien posicionado para en cuatro años más recuperar el codiciado sillón de O´Higgins.

Esta alternancia en el poder ha sido característica en nuestra trayectoria electoral, lo que se explica en los dos gobiernos de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, quienes habiendo dejado sus cargos con un mínimo respaldo ciudadano en cuatro años lograron de nuevo convertirse en alternativa.

Sin embargo, los tres candidatos de derecha se proponen provocar un quiebre severo en nuestras prácticas políticas, propiciando una revolución, dicen, que les permita gobernar por largo tiempo y, desde luego, promover causas judiciales para condenar lo que llaman ineptitud y corrupción de la izquierda en el poder. Sobre todo, cuando ahora los episodios que involucran la falta de probidad de la política están concluyendo con el sobreseimiento de quienes la opinión pública ya estaba convencida de los aportes de un Banco y una poderosa empresa, como Soquimich, en el financiamiento irregular de varios partidos y campañas parlamentarias.

Es conveniente señalar que la ventaja amplia que le dan los sondeos a la derecha solo se calcula entre los que ya tienen definido su apoyo a los candidatos presidenciales. No consideran estas encuestas que, al igual que en Argentina, una parte importante de los ciudadanos se abstenga de votar o dejar en blanco y hasta anular su papeleta al no sentirse interpretado por alguno de los ocho postulantes en carrera.

Se reconoce ampliamente que desde el mundo social de las izquierdas existe mucha decepción respecto de la oferta programática de los candidatos que podían representar al progresismo y, esta vez, parecen no conformarse por sufragar por el “mal menor”. Mientras que en la derecha las opciones son las tres más conocidas y posiblemente otras dos que soslayan su posición.

Especialmente en los debates televisivos se impuso ampliamente el discurso de una oposición que ya ha volcado a su favor el descontento social sobre la inseguridad, las amenazas del crimen organizado y el narcotráfico, cuyo combate efectivo se ha convertido en la principal aspiración de la sociedad chilena.

Para mayor abundamiento, lo que se comprueba también en las encuestas es la ventaja que estaría obteniendo la derecha en el próximo Parlamento. Lo cual podría favorecer el programa de pleno afianzamiento del modelo neoliberal y las políticas conservadoras en lo que se refiere a los temas valóricos. Especialmente cuando los sectores de izquierda se han mostrado imprudentes o impacientes en promover las leyes de aborto y eutanasia, temas que muy poco tienen que ver con las preocupaciones populares relativas a la seguridad, las bajas remuneraciones y los graves déficits en materia de salud, educación y empleo.

Obviamente, en el recuento final de votos donde se conocen los vencedores y perdedores. Sin embargo, las certezas que reiteran algunas encuestadoras es probable que explique la gran apatía social que se manifiesta respecto de este nuevo proceso electoral. En que el marketing político se ha sobrepuesto a la competencia ideológica, como programática, y se sabe de sondeos manipulados por las distintas campañas. Recién en relación a las elecciones bolivianas hubo pronósticos que resultaron muy erróneos y, en Chile, también se recuerda el fiasco de algunas predicciones. Además, nada está totalmente escrito sobre lo que pasará políticamente después de la primera vuelta electoral.

Mucho dependerá de que la derecha logre enfrentar unida la segunda ronda. Lo que por ahora no está exento de dudas.

 

Juan Pablo Cárdenas S.



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Juan Pablo Cárdenas

Periodista. Premio Nacional de Periodismo
  1. Patricio Serendero says:

    Tengo la sospecha que el gobierno ha dejado caer a Jara. Un gobierno de extrema Derecha ahora sería el interregno ideal para que Boric se presente de aquí a cuatro años más. La Derecha y la Izquierda unidas jamás serán vencidas dijo el poeta.

  2. Los resultados electorales muestran grandes inconsistencias: en Argentina , el 62 % de la población rechaza a Trump ( según el conservador Pew institute de EEUU) ; y en apenas 5 semanas, (desastrosas para Milei ), Buenos Aires pasó de 14 % a favor de la oposición a una ventaja del 1 % del mileísmo . Inexplicable ? : Steve Bannon , trumpista, ya intervino el 2015 en la elección de Macri ( cf. Escándalo de Cambridge Analytica,Wikipedia) . Nadie lo menciona siquiera.Inexplicable .

  3. Felipe Portales says:

    Una observación: El partido que se ubica hoy en el extremo derecho del espectro político no es el Partido Republicano (de Kast), sino el Partido Nacional Libertario (de Kaiser). Y el punto no es menor, ya que desde que se formaron los partidos políticos propiamente tales (en la década del 50 del siglo XIX) NUNCA se ha elegido un presidente de Chile del partido más de derecha. La vez que estuvo más cerca fue en el caso de Lavín (de la UDI) contra Lagos en 1999.

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