
Ecuador sorprendió al continente: el referéndum de Noboa se derrumba y el país reafirma su soberanía
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El resultado fue tan contundente como inesperado. Con más del 90 % de las actas escrutadas, Ecuador rechazó las cuatro preguntas del referéndum y consulta popular impulsadas por el presidente Daniel Noboa, un revés político de proporciones que descoloca al gobierno, contradice todas las encuestas y vuelve a colocar en el centro del debate la vigencia de la Constitución de Montecristi y la defensa de la soberanía nacional.
La votación de este 16 de noviembre, que superó el 80 % de participación, se transformó en un hito político cuyo impacto trasciende las fronteras del país. Las preguntas —que incluían permitir bases militares extranjeras, convocar a una Asamblea Constituyente, eliminar el financiamiento público a los partidos y reducir el número de legisladores— parecían, según los sondeos, tener opciones reales de ser aprobadas.
Pero el país decidió lo contrario: No en las cuatro papeletas, No a la agenda de Noboa y No al giro autoritario que denunciaban movimientos sociales y organizaciones indígenas.
Una derrota que ni el Gobierno ni los analistas anticiparon
El golpe político para Noboa resulta particularmente duro porque las encuestas no anticipaban este escenario. Apenas una semana antes, el mandatario había recibido a Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, para recorrer instalaciones estratégicas en la costa ecuatoriana, una visita interpretada como un espaldarazo al proyecto de instalar bases extranjeras para enfrentar al crimen organizado.
Nada de eso pesó. El país dijo No, de manera tajante, a un punto considerado sensible para la historia política ecuatoriana: la presencia militar extranjera en su territorio.
La propuesta de una nueva Constitución —un gesto que buscaba reordenar el campo institucional y ampliar el poder presidencial— cayó igualmente derrotada. Al rechazo se sumaron las medidas sobre partidos políticos y número de legisladores, que a pesar del profundo desprestigio del sistema político, generaron desconfianza entre los votantes.
Correa: “La Constitución ha sido ratificada dos veces por el pueblo”
El expresidente Rafael Correa celebró el resultado como un triunfo histórico.
Recordó que la Constitución de Montecristi, aprobada en 2008, ya había sido votada mayoritariamente cuando fue promulgada, y ahora nuevamente validada 17 años después:
“Por primera vez en la historia de Ecuador una Constitución ha sido votada mayoritariamente por los ciudadanos dos veces.”
Correa enmarcó el resultado como un hito democrático y una señal clara de que el país no está dispuesto a aceptar modificaciones constitucionales impulsadas desde arriba ni alianzas militares contrarias al espíritu soberano que marcó su década de gobierno.
La socióloga Irene León, de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, coincidió en que el pueblo se pronunció a favor de “una de las mejores constituciones del mundo, con soberanía y sin bases militares extranjeras”.
Las voces de la oposición: “Ganó la Patria”
Desde Revolución Ciudadana, la expresidenta del movimiento y excandidata presidencial Luisa González sintetizó el ánimo general del campo opositor:
“¡Ganó la Patria! No es un triunfo de partidos, sino de los ecuatorianos que vencieron el odio que confronta a un pueblo hermano.”
El mensaje apunta directamente al estilo confrontacional con el que Noboa buscó instalar sus reformas, en un país golpeado por la violencia, el desempleo y la crisis política.
Movimientos indígenas: “Un triunfo social del pueblo movilizado”
La Conaie, histórica organización indígena y uno de los actores políticos más consistentes del país, celebró el resultado como un triunfo colectivo.
Recordó que el reciente paro nacional reveló los intentos del Ejecutivo por imponer una agenda contraria a los intereses del pueblo:
“Este triunfo pertenece al pueblo movilizado, a las comunidades, a los jóvenes, a las mujeres.”
La organización exigió al gobierno frenar el autoritarismo y advirtió que la dignidad popular constituye un límite infranqueable.
“Un plebiscito contra Noboa”
Desde Unidad Popular, Natasha Rojas fue categórica:
“Ecuador le dijo No al autoritarismo, no a la prepotencia. Era claro que el fondo de la consulta era quitar derechos, eliminar la soberanía y abrir paso a la privatización.”
La lectura, compartida por organizaciones sociales y sindicales, sostiene que el referéndum se transformó en un plebiscito sobre la administración de Noboa, más que un debate sobre las preguntas específicas.
El presidente de la Unión Nacional de Educadores, Andrés Quishpe, lo expresó sin rodeos:
“Si el Gobierno insiste en reformas que afecten derechos, estará provocando a los pueblos.”
Quishpe denunció que la campaña oficialista se realizó “bajo demagogia, miedo y el uso de recursos estatales”.
Una ciudadanía que no confía en su gobierno
La experta en comunicación política Caroline Ávila ofreció una interpretación que ayuda a explicar el giro electoral:
“La gente votó No porque no confía, no entiende a esta administración y no ve resultados.”
Según Ávila, fue un voto emocional, pero profundamente racional: una ciudadanía que percibe desconexión, improvisación y ausencia de respuestas ante la crisis del país decidió frenar las ambiciones de su presidente.
En ese sentido, el referéndum no solo derrota las propuestas específicas, sino que deja en evidencia un quiebre de confianza entre el Ejecutivo y la población.
Un presidente replegado
Noboa siguió los resultados desde su residencia en Olón. No apareció en público como estaba previsto y solo reaccionó a través de un breve mensaje en X donde reconoció la derrota y aseguró que respetará la voluntad popular.
Las calles, sin embargo, tuvieron su propia respuesta:
en Quito y otras ciudades, decenas de personas celebraron con música y gritos de “¡Fuera Noboa, fuera!”.
¿Qué se abre ahora en Ecuador?
Lo ocurrido este 16 de noviembre transforma el escenario político ecuatoriano.
Tres elementos resultan clave:
Se reafirma la Constitución de Montecristi como un texto legitimado en las urnas y con fuerte respaldo popular.
Se frena el intento del gobierno de ampliar su poder y reordenar las reglas institucionales en un momento de fragilidad democrática.
Se fortalece la oposición política y social, especialmente el movimiento indígena y la Revolución Ciudadana, que leen el resultado como una victoria estratégica.
Para Noboa, el desafío es enorme. Su consulta se convirtió en un boomerang político. Y la derrota abre una pregunta central:
¿podrá un gobierno debilitado, con un Congreso adverso y con baja confianza ciudadana encarar las reformas que dice necesitar para enfrentar la crisis de seguridad y económica?
Por ahora, la ciudadanía ha hablado con claridad: no a las bases militares, no a una nueva Constitución, no a la reducción de derechos, no al uso político del miedo.
Ecuador, nuevamente, sorprende al continente. Y la política regional toma nota: la soberanía sigue siendo una línea roja para los pueblos, incluso en tiempos de crisis.
Fuente: Prensa latina y Redacción






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