“Fueguinas” e “Imaginario Corporal: dos expresiones conceptuales
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Durante este fin de semana recién pasado se estrenaron en el GAM dos coreografías distintas entre sí, que aluden distintos contextos, supongo que sin un interés meditado de paralelismo, ambas muestras de la presencia de la danza en la escena cultural chilena. Además con un elemento común que es concepto que busca instalar una crítica que nos permita reflexionar en torno a la relación entre el arte y lo político.
Por décadas el arte contemporáneo viene siendo un reflejo que se cuestiona los límites aceptados en cada disciplina, este es un movimiento que viene cuestionando el lugar del arte, rompiendo ciertas concepciones estéticas estandarizadas, algunas incluso vaciando a las obras de su apelación a lo bello o sublime, otras socavando las definiciones propias de sus formas de hacer. Es en este tipo de escenificaciones donde el concepto es interpelado como manifestación lícita a incomodarnos, sacarnos de esa expectativa de que el arte sólo expresa lo grato que deseamos, como si este fuera parte de una terapia social o cultural.
“Fueguinas” es una obra interdisciplinaria que reúne en la escena a la danza, al teatro, al canto, a la música y la proyección de conceptos acompañados de un relato que en este caso revela una historia que no conocemos, y que por lo tanto, parece imposible que la imaginemos. Sin embargo, refleja el dolor, la crueldad, el sufrimiento y el desplazamiento provocado por eso que viene en llamarse el necropoder en esos pueblos arrasados y que son parte de nuestra memoria territorial. Una obra que se cuestiona con la pregunta sobre si lo representado es danza con la presencia de un cuerpo de bailarinas en escena compartida, principalmente con el canto y la musicalización. Un proyecto creado por la bailaora Natalia García Huidobro, el coreógrafo Pablo Zamorano y la dramaturga Isidora Stevenson, acompañadas de un equipo que integra en escena a Elisa Avendaño Curaqueo (Premio Nacional de Música) junto a Marcela Millie, Noelia Cuñoenao, Gabriela Arancibia y Ely Ocaña.
“Imaginario Corporal: efecto migratorio” también es una obra que exhibe la violencia ligada a los desplazamientos forzados, en este caso interpelando el tiempo presente desde la movilización forzada de los sujetos y de comunidades. Dos cuerpos en escena sobre una tela con movimientos lentos, caminando y siguiendo sonoridades rítmicas de canciones folclóricas o poperas. Los sujetos/cuerpos se expresan por sí mismos, uniéndose en momentos. Palabras proyectadas operando como aguijones para la reflexión del espectador. Representación realizada por la española Carlota Berzal y el chileno Cristóbal Santa María Cea, con coreografía de la brasileña Poliana Lima y del dramaturgo mexicano Ricardo Mena Rosado.
Tenemos en estas obras dos representaciones que aluden al relato histórico, en donde la danza escapa a la exclusividad del movimiento a partir de un relato lineal en la escena que va signando conceptos que interpelan políticamente al espectador, una apuesta estética de esas que trastocan los límites de las disciplinas.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra
