Economía y Mercados en Marcha

Chile: un país atrapado en la desigualdad estructural

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América Latina y el Caribe, ALC, compite con mucha fuerza con el África subsahariana en cuanto a cuál es la región más desigual del mundo. Chile, a su vez, compite dentro de ALC para ver cuál es el país más desigual dentro de esta región altamente desigual.

Para medir la distribución del ingreso dentro de un país se usa frecuentemente el índice Gini el cual muestra que, a mayor nivel de ese índice, peor es la distribución del ingreso. En ese campo Chile tiene un índice Gini de 0.43, mejor que países como Colombia – con índice Gini de 0.61- o de Brasil, con índice Gini de 0.49. Tiene el mismo índice Gini que Perú, que es de 0.43. Tiene, en todo caso, un índice peor que el de Uruguay, que solo alcanza a 0.39 %.

Otros datos importantes sobre esta materia es que Chile es el país con la peor distribución del ingreso entre los países de la OCDE, que tienen un promedio Gini que se encuentra en un rango entre 0.32 y 0.34. Los países con menos desiguadad en el mundo son los países nórdicos, que tienen un promedio Gini en un rango de 0.25 a 028.

Otra forma de medir la desigualdad es mostrar que en Chile el 20 % más pobre de la población solo tienen acceso al 5.9 % del ingreso, mientras que el 20 % más rico alcanza al 49,9 % del ingreso.




Pero quizás lo más interesante de estas cuantificaciones de la desigualdad es observar que estas mediciones del índice Gini son después de los impuestos o transferencias propias de la gestión fiscal.  Se trata del ingreso neto de los individuos. El mismo índice Gini medido antes de la intervención del Estado, alcanza a 0.48. Estas cifras indican, por lo tanto, que la intervención del Estado mejora la distribución del ingreso. Pero esa función positiva en el campo de la redistribución de los ingresos  – quitarles a los ricos para darles a los pobres – viene dada no tanto por la forma en que el Estado capta impuestos, pues en ese campo una parte sustantiva de los ingresos provienen del IVA, que no es un impuesto progresivo. La tarea redistributiva del Estado viene dada fundamentalmente por la forma como gasta ese ingreso que recibe.

El impuesto más importante que pagan las empresas más ricas – y consiguientemente los individuos más ricos –  alcanza hoy en día al 27 % que corresponde al impuesto corporativo.  Si esa cifra se redujera a un 23 % o a alguna cifrar de ese orden, eso significaría que los ingresos de las empresas aumentarían automáticamente, prácticamente de un día para otro, en un 4 %, lo cual tendría como consecuencia inescapable, que se reducirían los ingresos fiscales, y consiguientemente, el gasto estatal y se bloquearía la capacidad del Estado de llevar adelante un gasto social que vaya por la senda de la redistribución del ingreso. En otras palabras, un impuesto de ese tipo incrementaría la mala distribución del ingreso en el país y haría que los pobres sean más pobres y los ricos más ricos.

 

Sergio Arancibia

 

 

 

 

 

 

 

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Sergio Arancibia

Economista

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