
Estados Unidos incauta petrolero frente a Venezuela y escala la tensión militar en el Caribe
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La incautación de un petrolero frente a las costas venezolanas marcó este miércoles un nuevo punto de inflexión en la escalada de tensión entre Estados Unidos y Venezuela, profundizando la militarización del Mar Caribe y encendiendo nuevas alertas en la región. La operación fue confirmada públicamente por la fiscal general estadounidense, Pam Bondi, quien difundió imágenes del operativo en la red social X, mostrando helicópteros, tropas armadas y el abordaje directo de la embarcación.
Según la versión oficial de Washington, la acción responde a una orden de incautación por transportar petróleo sancionado de Venezuela e Irán, en el marco del endurecimiento de las sanciones y la ofensiva económico-militar contra ambos países. La operación habría sido ejecutada por un amplio despliegue de agencias federales: el Buró Federal de Investigaciones (FBI), la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), la Guardia Costera y el propio Departamento de Guerra de EE.UU.
El video difundido por Bondi, de 45 segundos de duración, muestra un procedimiento de alta intensidad: helicópteros sobrevolando el petrolero, comandos descendiendo por cuerdas, uniformados ingresando a los compartimentos internos con armas en ristre. La escena no solo confirma el carácter militar de la operación, sino que también transmite un mensaje político explícito: Estados Unidos está dispuesto a usar fuerza directa para imponer su régimen de sanciones.
Trump: “Nos lo quedamos”
Horas después, fue el propio presidente Donald Trump quien confirmó públicamente la incautación. Con su estilo característico, declaró ante la prensa:
“Acabamos de incautar un petrolero en la costa venezolana. Un petrolero grande, muy grande. El más grande que se haya visto nunca”.
Consultado sobre el destino del crudo, fue aún más directo:
“Bueno, nos lo quedamos, supongo”.
Las declaraciones, lejos de matizar el hecho, refuerzan la señal de dominio y control militar en aguas cercanas a América del Sur, una zona que históricamente ha sido considerada por Washington como espacio estratégico bajo su influencia.
Caracas responde: “No nos asustan”
Desde Venezuela, la reacción no se hizo esperar. La vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez afirmó que su país “no se asusta” frente al despliegue militar estadounidense en el Caribe. Durante la Asamblea de los Pueblos por la Soberanía y la Paz de Nuestra América, denunció que Washington utiliza “la violencia militar y las agresiones económicas” como herramientas de control regional.
Rodríguez sostuvo que esta ofensiva responde a un intento de reimponer la Doctrina Monroe, una política históricamente incompatible —dijo— con los principios del bolivarianismo y la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos. En su intervención, advirtió que lo que ocurre en el Caribe no es un episodio aislado, sino parte de una arquitectura permanente de presión militar, económica y diplomática.
El Caribe, nuevamente zona de guerra
La incautación del petrolero se suma a una larga lista de denuncias realizadas por países de la región respecto de la militarización progresiva del Caribe. En los últimos meses, Washington ha incrementado operaciones navales, vuelos de vigilancia, despliegue de bases y ejercicios militares conjuntos bajo distintos pretextos: narcotráfico, control migratorio, sanciones económicas y seguridad regional.
Sin embargo, para muchos gobiernos latinoamericanos, estos movimientos configuran una estrategia de presión directa sobre Venezuela que desborda cualquier justificación técnica. La captura de un buque en aguas cercanas a otro Estado, con fuerzas de intervención armadas, es interpretada como un acto de fuerza con consecuencias políticas mayores.
La denuncia de los organismos de derechos humanos
El episodio no solo ha generado reacciones políticas, sino también jurídicas. Importantes organizaciones de derechos civiles de Estados Unidos, como el Centro para los Derechos Constitucionales y la ACLU (Unión Americana por las Libertades Civiles), presentaron demandas contra el gobierno de Trump por la “justificación legal” de los ataques en el Caribe.
Según estos organismos, desde septiembre de 2025 las operaciones militares estadounidenses en la zona han dejado 87 personas asesinadas, una cifra que pone en cuestión la legalidad, proporcionalidad y transparencia de estas acciones. Las organizaciones sostienen que Washington ha ampliado peligrosamente su margen de intervención sin supervisión judicial clara ni mandato internacional.
Doctrina Monroe en versión siglo XXI
Lo ocurrido con el petrolero es leído por analistas regionales como una actualización práctica de la vieja Doctrina Monroe: control de rutas estratégicas, castigo directo a países considerados “enemigos” y uso abierto de la fuerza como instrumento de política exterior.
Esta lógica no solo afecta a Venezuela. También proyecta señales hacia Irán, Rusia y China, países que han incrementado su presencia económica y energética en América Latina. La intersección entre geopolítica global, energía y control marítimo convierte al Caribe nuevamente en un tablero de disputa internacional.
Un riesgo de escalamiento mayor
Aunque por ahora el conflicto se mantiene en el terreno de las operaciones de incautación y despliegue militar, expertos advierten que el riesgo de un escalamiento directo no puede descartarse. Las afirmaciones de Trump sobre “otras cosas que se verán más tarde” abren interrogantes sobre futuras acciones, mientras Caracas insiste en su derecho a defender su soberanía.
La incautación del petrolero no es solo un hecho puntual de carácter energético o judicial. Es un acto de poder, una señal de fuerza en una región históricamente atravesada por intervenciones externas. En ese tablero, Venezuela vuelve a ser el epicentro de una disputa que ya no es solo regional, sino abiertamente global.
Fuente: Telesur, AP, Reuters y Redacción






Antonio Pizarro says:
Y el silencio vergonzante de Brasil
Presidencia de Lula por cierto